Quienes fueron niños en México a inicios de este siglo y las generaciones que vienen después han crecido normalizando la violencia que se vive en el país desde hace más de dos décadas. Lo anterior se convirtió en un caldo de cultivo para la gestación de nuevos perfiles criminales que representan un nuevo reto para las autoridades en el país.
Así lo señaló Mónica Ramírez Cano, perfiladora criminológica, quien mencionó que cada vez son más comunes los casos de personas que cometen crímenes con rasgos psicopáticos y sin sentir mayor remordimiento.
En entrevista con Infobae México, la autora del libro Las puertas del infierno (Editorial Porrúa, 2022) “Un paseo por los siniestros y oscuros rincones de la mente criminal”, señaló que es momento de que los ciudadanos aceptemos que estamos ante un “problema grave, real. Como sociedad tenemos que aceptar lo que sucede y asumir que somos corresponsables de lo que estamos viviendo y eso tiene prácticamente sus bases en la indiferencia, hemos empezado a normalizar la violencia desde hace muchos años. Incluso lo podemos ver al interior de los sistemas familiares, pero aún hay mucha gente que se queda callada, la cifra oscura de México es casi del 85 por ciento, estos nos dice que de 10 delitos, sólo dos son reportados de manera oficial”.
Ramírez Cano consideró que el mexicano ha estado expuesto a un proceso de desensibilización de la violencia desde los años 2000, principalmente a partir de 2006, cuando inició la llamada guerra con el narcotráfico, con la que empezó la exposición pública de actos sumamente violentos entre grupos antagónicos, entre estos, no sólo el asesinato de sus rivales sino la desaparición de los cuerpos, quemándolos en ácido o partiéndolos en pedazos que abandonaban en distintas zonas, sin mencionar los niveles de tortura nunca antes vistos.
“Yo sitúo el origen de lo que estamos viviendo hoy en esa década de los 2000, todo lo que empezó a ser visible de alguna manera para los que eran niños y la manera en cómo le afectó esa violencia nos está llevando a enfrentarnos a perfiles desensibilizados completamente”, señaló la criminóloga, quien ha realizado perfiles de personajes complejos como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Dámaso López “El Licenciado”, ambos del Cártel de Sinaloa; y Juana Barraza “La Mataviejitas”, entre otros.
Brutalidad sin límites
De acuerdo con la criminóloga, los nuevos perfiles criminales que ya se venían gestando desde principios de siglo se agudizaron con los dos años de confinamiento a raíz de la pandemia por COVID-19, ya que el aislamiento, la individualización y la falta de convivencia potencializaron los pensamientos de algunas mentes criminales, favoreciendo la aparición de rasgos psicopáticos, que se caracterizan por el narcisismo, la impulsividad y las conductas de control y manipulación.
“La narcocultura nos ha dejado que de repente te encuentres a los niños en las calles jugando a ser sicarios… las condiciones de encierro que enfrentamos con la pandemia que han obligado a las personas a estar encerradas pongo un ejemplo: no es lo mismo estar encerrado por elección a tener que estar encerrados porque tenemos que aislarnos los unos de los otros, desde ahí parte la primera situación conflictiva”, señaló Ramírez Cano, una de las criminólogas más importantes de América Latina.
A estos perfiles se agregan las nuevas formas de interactuar del ser humano, quien ha dejado atrás la cercanía para privilegiar la virtualidad, en la que muchas veces se desconoce quién es el compañero de juegos o la persona con la que se busca entablar algún tipo de relación. “La empatía se desarrolla desde el ver y tocar el dolor de los demás. Ahora no hay esas condiciones, estamos en una individualización terrible”.
De testigos a víctimas
Otro elemento que se debe de sumar es que cuando una persona es testigo de un acto de violencia, lo asume como si le hubiera pasado a ella misma, como si hubiera sido la víctima del acto de violencia, lo que a su vez genera problemas que distorsionan los procesos de socialización del ser humano.
Mencionó el surgimiento de pedófilos que utilizan y aprovechan la necesidad del ser humano que al estar aislado busca refugio en las redes sociales, otros delincuentes como los que cometen fraudes o robos a través de criptomonedas, o la saña y frecuencia con la que mujeres son víctimas de asesinatos en México.
“Tenemos perfiles de delincuentes que empiezan a cometer delitos de maneras que antes no se veían”, advirtió.
Subrayó que tanto en su labor cotidiana, como en su libro, no pretende justificar ningún acto de violencia o etiquetar personas sino contribuir a identificar rasgos significativos que ayuden a prevenir estas conductas y a tratar personas que muestren algún tipo de conducta potencialmente riesgoso.
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