Las horas transcurren y los rescatistas redoblan esfuerzos para conseguir el rescate de la decena de trabajadores que continúa en los túneles de la mina Concha Norte, en el municipio de Sabinas, Coahuila. Entre las personas al interior de la instalación se encuentra Jaime Montelongo Pérez, de 61 años, quien ya se había puesto a salvo pero quedó atrapado cuando intentó ayudar a salir al resto de sus compañeros.
María Elena Chávez, esposa de Jaime, permanece en las inmediaciones de la mina a la espera de los informes que brindan las autoridades sobre los avances en el rescate. Durante una entrevista con el medio N+, contó que su cónyuge ya había finalizado sus labores en las instalaciones y se encontraba en la plataforma, aunque se negó a abandonar a sus compañeros cuando escuchó el estruendo al interior.
“No me quito de la cabeza que él ya iba de salida, pero no quiso dejar a sus compañeros y se regresó por ellos. Mi esposo ya estaba en la plancha para salir cuando él vio el agua. Ahorita lo tuviéramos aquí en vida, pero él decía: ‘A mí no me gusta dejar a mis compañeros de trabajo’, porque él era palero y siempre andaba con ellos”, declaró ante los medios de comunicación.
Jaime y sus compañeros laboraban en la mina extrayendo carbón, un producto por el cual recibían un pago de hasta MXN 200 por cada tonelada extraída. De acuerdo con el testimonio de María Elena, Montelongo Pérez continuaba trabajando a pesar de que ya se encontraba pensionado, pues el pago que recibía no era suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
El oficio de minero cuenta con amplia tradición entre los pobladores de Sabinas. De hecho, su padre fue el encargado de heredar los conocimientos sobre la ocupación que ejerce desde los 14 años. A lo largo de su vida ha detentado el rol de palero y malacatero, es decir, la persona encargada de extraer cubetas llenas de carbón, que sus compañeros llenan en el interior, desde la superficie de la instalación.
La mujer continuó contando la historia del oficio de la minería entre su familia, aunque celebró que a uno de sus dos hijos le hayan negado el trabajo en los instantes previos a la tragedia. Epigmenio Montelongo Chávez, de 32 años, acudió un día antes a buscar al encargado para pedirle una oportunidad, pero no logró encontrarlo. La escena se repitió al día siguiente, pero el escenario fue el mismo. Quince minutos después de que abandonó el lugar ocurrió el derrumbe.
“Sólo Dios sabe por qué no le dieron el trabajo un día antes a mi hijo. Si no se hubieran quedado mi hijo y mi esposo”, recordó María Elena.
María Elena no es la única persona a la espera de noticias sobre Montelongo Pérez. Jaime Rico Montelongo, uno de los primos del minero también se encuentra a la expectativa. De acuerdo con el periódico Excélsior, el hombre vivió la misma experiencia en la mina Pasta de Conchos en 2006, cuando su hermano Gil Rico quedó atrapado en el subsuelo junto con 65 mineros más que laboraban en el lugar.
Qué pasó en la mina Concha Norte
Aunque las autoridades señalaron al suceso como un accidente, el colectivo Pasta de Conchos refirió que fue producto de la negligencia y la precariedad laboral. Y es que cuando los trabajadores se encontraban trabajando en uno de los tres túneles de la instalación, se toparon con un área contigua llena de agua que se derrumbó y anegó los alrededores.
De acuerdo con el colectivo, las condiciones estructurales no fueron adaptadas con el material necesario para evitar el incidente y hubo deficiencias en la exploración de los muros para encontrar zonas con posible acumulación de agua o gas.
Cabe mencionar que, de acuerdo con María Elena, dos días antes del derrumbe Jaime le contó a uno de sus cuñados que las paredes de la mina se encontraban húmedas. Fue cuando, sin haber estado dentro de la mina, su familiar le advirtió que en caso de no actuar de forma oportuna y responsable podría ocurrir un derrumbe por las condiciones que le describió.
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