En el marco de la escalada de violencia que azotó a México y que involucró directamente al sector religioso en el país, el obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, invitó durante la misa dominical a los criminales a redimirse y a pensar en su familia; a recordar que tienen madre y hermanos.
El religioso, quien en días pasados se reunió con Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, aseveró al cierre de la jornada nacional de oración por la paz que el dolor que los criminales causan a miles de familias por el hecho de tener dinero, “los puede matar el día de mañana”.
Así lo expresó durante la misa al cierre de la jornada de oración que inició el pasado 10 de julio y previo a la caminata Pasos por la paz de los jóvenes en Cuernavaca, luego de que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) la convocó en memoria de los sacerdotes y personas religiosas que han sido asesinadas, así como con el propósito de pedir por el buen gobierno.
“Oraremos, pues, para que la sangre derramada en México, sea la de Jesús que riegue nuestra tierra y la haga fértil para poder emprender un verdadero camino que nos enfile hacia la paz”, informó la editorial dominical Desde la Fe al inicio de la jornada.
En ese tenor, Ramón Castro, también el secretario general de la CEM, finalizó la oración pidiendo por la conversión de los criminales, al tiempo que aseguró que serán juzgados por Dios, pues él es justicia.
Por su parte, el obispo de La Paz, Miguel Ángel Alba, aprovechó la jornada para afirmar que las autoridades de todos los niveles de Gobierno en México no han sabido velar por la seguridad del país, pues no procuran la justicia social al ser “ignorantes, ineptos e ineficaces”. También, aprovechó para llamar corruptas a las autoridades además de que señaló que “supieron ganarse al pueblo, pero no cómo gobernar”.
En tanto, el obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García, suplicó que los delincuentes y personas que se equivocaron de camino se tornen a ser buenas personas y mejores seres humanos; así finalizó la jornada de oración que comenzó luego de que el sacerdote Mateo Calvillo Paz fue golpeado brutalmente en la entidad de Michoacán el pasado 3 de julio cuando iba a bordo de su vehículo particular y fue bloqueado por otro automóvil para que ser perpetrada la agresión.
Y es que el atentado en contra del religioso se dio tras el asesinato de dos sacerdotes jesuitas en Cerocahui, Chihuahua, el pasado 20 de junio a manos de un criminal ligado al Cártel de Sinaloa: José Noriel Portillo, alias El Chueco; hecho que causó conmoción a nivel nacional e internacional, motivando incluso los comentarios de la máxima autoridad de la iglesia católica en el mundo, el papa Francisco.
A partir de ese momento se evidenció la violencia generalizada en México que no ha exceptuado a las personas religiosas, por lo que la Conferencia del Episcopado Mexicano convocó a una serie de misas y oraciones comunitarias en lugares significativos que han sido vulnerados por situaciones de violencia.
Fue en dicha convocatoria que se estableció que en las eucaristías del 31 de julio se realizaría una plegaria para que los victimarios puedan lograr una conversión. “Ellos también son nuestros hermanos y necesitan de nuestra oración. No más violencia en nuestro país”.
Por su parte, Ramón Castro declaró a principios de julio que la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de “abrazos, no balazos” estaba equivocada, pues no garantizaba resultados en materia de seguridad.
“Ahora como nunca, el dolor de la cruz se vuelve más intenso por tanta sangre inocente derramada a lo largo y a lo ancho del país. Los índices de violencia y sus estructuras de muerte, se han desbordado e instalado en nuestras comunidades, desfigurando a la persona humana y destruyendo la cultura de paz”, expresó.
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