Miles de personas vieron a Karla Jacinto durante varios años con desagrado, odio o sólo para ser un objeto sexual, entre ellos sólo uno la vio como persona, ella agarró valor para poder huir de esa vida de explotación que comenzó siendo una niña desde los 12 años, pero de la que pocas logran salir.
La historia de Karla es de lucha por sobrevivir, ella fue víctima de trata de personas en su modalidad de explotación sexual, jamás imaginó que el hombre que parecía ser su príncipe azul y que le prometió casarse con ella sólo la reclutaba para prostituirla, como a decenas más.
Todo comenzó en la secundaria. Karla provenía de un hogar de bajos recursos, sus padres trabajaban en lo que podían y nunca estaban en casa, por lo que ella comenzó a juntarse con amigos de todo tipo. Con ellos se sentía aceptada y valorada, lo que en su casa no tenía, ya que eran sólo reproches y gritos.
Desde los cinco años fue abusada sexualmente por alguien muy cercano a la familia y para huir, ella se refugiaba con sus amigos o en la calle, pero pronto descubriría que esa no era la mejor opción.
Un día que no llegaron sus amigos, ella se encontraba en una zona comercial de la Ciudad de México, Pino Suárez, cuando un niño le mandó un dulce regalado por un desconocido se trataba de un hombre de 22 años que la comenzóa a conquistar educada y tómidamente. En ese momento ella no imaginaba que ese sujeto era un proxeneta, a pesar de esa zona abunda la prostitución.
Le habló bonito y poco a poco la convenció de que quería una relación seria con ella, la llevó a Puebla a conocer a su familia, al regresar de madrugada la corrió de la casa y ella aceptó a vivir con este sujeto de 22 años cuando ella sólo tenía 12.
La llevó a vivir a Tlaxcala y con el pretexto de que era comeciante de carros viajaba mucho. Ella se quedó a vivir con su familia pero se dio cuenta que sus primos llevaban a jóvenes diferentes cada semana hasta que le dijo la verdad que las prostituían pero que a ella no porque a ella sí la quería.
Sin embargo a los tres meses le exigió trabajar, ella aceptó ingenuamente pensó que vendiendo algo, trabajando en una cocina o hasta de limpieza, pero su novio ya sabía su destino.
“Poco después me empezaron a decir todo lo que tenía que hacer (para ejercer la prostitución). Me decía las posturas, cuánto debería cobrar, las cosas que tenía que hacer con el cliente y durante cuánto tiempo, cómo debía tratarlos y cómo tenía que hablarles para que me dieran más dinero”, recordó.
Fue precisamente el inicio de una dramática historia que duró cuatro tortuosos años, en la que fue explotada por proxenetas que pasaron a dirigir su vida hasta el más mínimo detalle incluso cuándo podía ir al baño o cuántos clientes tener, siempre entre 20 y 30 por día, en temporadas hasta los 7 días a la semana.
Al principio fue llevada a un hotel de Puebla pero como aún no se desarrollaba y parecía una niña, no la dejaron trabajar, al día siguiente le sacaron fotografías y falsificaron una credencial de elector señalando que tenía 18 años.
La llevaron a Guadalajara y ahí a pear de que era una niñ, lloraba e imploraba, los clientes “hasta se reían de mí”.
<b>¿Y la policía? también la violó y extorsionó</b>
Además relató que sufrió abusos de parte de la policía, que las extorsionó con grabarlas exhibirlas con su familia si no les ofrecían a ellos también servicios sexuales.
Recibió golpes y quemaduras por parte de su captor, y a los 15 años quedó embarazada. Tuvo una hija, pero se la quitaron al nacer, y solo volvió a verla un año después. Con ella la extorsionaban para que no se escapara, que la matarían si lo intentaba.
A los 16 años fue alentada para que huyera y pudiera cambiar de vida por un cliente a quien ella consideró su verdadero amigo ya que sólo le pedía platicar en lugar de tener relaciones.
Para hacerlo tuvo que ganarse la confianza de sus captores, que incluía reclutar a una joven también para prostituirla, pero que por fortuna logró escapar. Un día cuando le llevaron a su hija aprovechó con la ayuda de su cliente-amigo, su casera que escuchaba los golpes que le daban, pudo llegar a la termonal de autobuses para nunca volver a esa vida de esclava.
Actualmente Karla Jacinto es activista, terminó sus estudios de secundaria y bachillerato, ha dado varias conferencias en todo el mundo, incluso el Papa Francisco escuchó su historia, la cual también relató al Congreso de Estados Unidos.
Hoy es una mamá orgullosa de su vida y pese a ser abusada más de 43,000 veces, pide a los padres poner mucha atención, dedicación y amor a sdus hijos para que no huyan de casa, así como alertar a los adolescentes a los peligro que corren con las redes sociales y videojuegos en línea.
Con el objetivo de concientizar a la población sobre la situación de víctimas de trata de personas así como de promocionar y proteger sus derechos, Asamblea General de la ONU proclamó el 30 de julio como Día Mundial contra la Trata de Personas.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala que a nivel mundial todos los países son afectados tras ser territorios de origen, tránsito o destino de víctimas. Datos publicados en el Informe Mundial sobre la Trata de Personas, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, señalan que actualmente más de 12 millones de personas son víctimas de trata a nivel mundial, de las cuales, aproximadamente un 70 % son mujeres y niñas.
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