El Cártel de Sinaloa ha considerado la Ciudad de México como una plaza estratégica en las últimas dos décadas, pero sus operaciones fueron detectadas con mayor interés en el último año y medio, lo que ha dejado megadecomisos millonarios de cocaína, así como arresto de operadores relevantes.
A principios de junio de este 2022, la Secretaría de Seguridad Ciudadana reveló que sumaban 20 cateos relacionados con el Cártel de Sinaloa en la capital del país. Pero informes posteriores ya aseguran que el grupo del crimen transnacional opera en Tlalpan, Xochimilco, Coyocán y Tláhuac, además de la alcaldía Gustavo A. Madero.
Según un recuento de Infobae México, las autoridades capitalinas han decomisado al menos 4 mil 776 kilogramos de cocaína desde enero de 2021 y hasta el 26 de julio de 2022, cuyos aseguramientos fueron a diversas facciones del Cártel de Sinaloa y en acciones coordinadas con dependencias militares.
Durante ese periodo también han caído emisarios, así como lugartenientes y coordinadores locales, pues la organización delictiva ya apostó por asentarse en un mercado potencial de narcomenudeo, que además es codiciado por su conexión neurálgica con otros estados. Incluso, sus operadores se han enfrentado a balazos contra la policía en clara disputa abierta por incursiones territoriales.
Cártel de Sinaloa en la CDMX en 2021
Dos eventos de relevancia que marcaron el asedio de megadecomisos ocurrieron el 4 y 5 de febrero de 2021. En esas fechas, el Ejército y oficiales de la Ciudad de México dieron con dos narcobodegas en Tlalpan y Nezahualcóyotl, Estado de México. En ambos depósitos sumaron 1,633 kilos de cocaína valuados en 601 millones 384 mil pesos.
En Tlalpan fueron detenidos Gerardo C. de 34 años y Carlos C. de 57, quienes se hospedaban en el lujoso departamento de la calle Portillo, Fraccionamiento Coapa Súper 4. Ambos son originarios de Sinaloa y están bajo proceso por su nexo con el cártel asentado en esta última entidad. Se les aseguraron 11 armas largas de diversos calibres, cuatro armas cortas, equipos de telefonía celular, documentación diversa y tres vehículos, al menos dos de lujo.
En seguimiento a la misma investigación, la Secretaría de la Defensa Nacional encabezó otro cateo 20 kilómetros al norte, en Ciudad Nezahualcóyotl. Ahí dieron con un almacén localizado en el número 386 de la calle Basílica de Guadalupe, esquina con Glorieta de Colón, colonia Evolución. En este sitio decomisaron 830 kilogramos de la misma droga con un precio de 300 millones 584 mil pesos. También aseguraron cinco vehículos, alrededor de mil 500 dólares y seis mil pesos en efectivo.
Casi un mes antes, el 13 de enero, la policía de la Ciudad de México ya había detenido a Rodolfo Moreno y Marco Munguía, mientras circulaban en un BMW blanco, armados y con cinco paquetes de cocaína, por avenida Presidente Mazaryk de la exclusiva colonia Polanco. Una de las dos armas cortas que portaban estaba bañada en oro.
Ante su arresto dijeron que eran colaboradores de Ismael Zambada García, el Mayo. Los dos hombres de 21 y 27 años son de Sinaloa y Sonora y el parte policial aceptó que estaban vinculados con la organización criminal asentada en el norte del país. El mayor de ellos era requerido en el extranjero.
Pasaron 12 días de esa detención y fueron localizados 475 paquetes de cocaína con peso de 557 kilos. La droga fue recuperada de una camioneta volcada sobre la avenida Río San Juan Joaquín y Tercer Anillo de Circunvalación, en la colonia Lomas de Sotelo, alcaldía Miguel Hidalgo. Supuestamente, el cargamento pertenecía a Rafael Caro Quintero. Aquella vez, algunas estimaciones apuntaron a que el costo del narcótico en el mercado negro ascendería a los 40 millones de dólares. El vehículo que transportaba la mercancía salió de Naucalpan, Estado de México, y viajaba a gran velocidad, posible razón del percance.
Omar García Harfuch, jefe de la policía capitalina, aseguró en una conferencia de junio pasado que a mediados de 2021 también se incautaron 546 kilos de cocaína vinculados con el Cártel de Sinaloa. Pero el último reporte que se tuvo ese año fue el aseguramiento de 62 kilogramos de la droga en departamento de la colonia Narvarte, alcaldía Benito Juárez.
Fue el 6 de febrero, luego de los hallazgos en Tlalpan y Nezahualcóyotl. Las intervenciones se realizaron en un edificio de avenida Xola 1610, entre Monte Albán y José María Vértiz. El detenido de ese registro fue Miguel Ángel Pulido Guerrero, oriundo de Sinaloa y quien estaba al cuidado del cargamento.
Tres meses después, el 15 de mayo, fue detenido Gilberto Pérez Camacho, el Mex, integrante y enlace con el Cártel de Sinaloa. Este sujeto cayó en un conjunto habitacional Club de Golf de la colonia Lomas de Vista Hermosa, alcaldía Cuajimalpa. Su captura fue en seguimiento al arresto de dos mexicanos y tres extranjeros que transportaban la droga vía aérea. Así fue como dieron con su almacén para resguardar el narcótico.
El Mex contrataba pilotos y copilotos, algunos de ellos extranjeros, para que, en aviones y avionetas que aterrizaban en pistas contratadas en el estado de Puebla, realizaran el traslado de la droga desde Sudamérica. Ese día igual fueron detenidos Jacqueline “N”, de 38 años, originaria de Sinaloa; Gilberto “N”, de 18; Zenaida “N”, de 47; y María Teresa “N”, de 40 años de edad. Igual se les aseguraron dosis de cocaína, marihuana, tres armas de fuego y una computadora.
Para diciembre fue arrestado en Iztapalapa Jorge Cruz Camacho, el Lagarto y/o el Oaxaco. Este sujeto operaba en el Ajusco, alcaldía de Tlalpan. Era colaborador de Agustín López Robles, Don Agus, capturado el 6 de febrero del año pasado. Era un capo escurridizo, pues se establecía por corto tiempo en casas de familiares y procuraba estar cerca del bosque para darse a la fuga.
“Al parecer opera para un grupo delictivo asentado en el estado de Sinaloa, mientras que en la Ciudad de México es colaborador de un sujeto que fue detenido en febrero de 2021″, se aseguró en un comunicado.
Las incursiones de Chapitos en 2022
Apenas terminaba el primer mes de 2022, cuando la policía de la Ciudad de México dio con la ubicación de Matías Alberto Álvarez Delgado, el Viejón. Este sujeto de 40 años cayó el 28 de enero y según datos obtenidos por Infobae México, se le vincula con la célula liderada por el Águila, otro integrante del Cártel de Sinaloa. Presuntamente, coordinaba el trasiego de cocaína que desembarcaba en las costas de Guerrero por cargamentos que habían viajado desde Colombia y Ecuador.
El Viejón era encargado de supervisar el traslado del narcótico a estados de Hidalgo, Tamaulipas y la Ciudad de México. Su centro de operaciones lo mantenía en un domicilio de la calle Cienfuegos, colonia Lindavista, alcaldía Gustavo A. Madero. Le aseguraron 41.29 kilos de cocaína, dos armas de fuego cortas, 20 cartuchos, numerario, dos teléfonos celulares, una máquina contadora de billetes, dos básculas grameras y tres vehículos.
Mientras que el 1 de febrero, la policía capitalina detuvo a Irminger Moreno, habitante de Culiacán de 33 años. Él se identificó como enviado por Ovidio Guzmán López, el Ratón, uno de los hijos de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, buscado por las autoridades estadounidenses por narcotráfico en el Cártel de Sinaloa. Fue localizado en la alcaldía Venustiano Carranza e intentó darse a la fuga al verse rodeado por los uniformados, pero finalmente quedó asegurado en la colonia Popular Rastro.
Supuestamente, viajó a la Ciudad de México para concertar pactos con grupos criminales asentados en esta entidad. Portaba una gorra con las iniciales JGL al momento de su arresto abordo de un vehículo gris Mercedes Benz con placas del Estado de México. No tenía el cinturón de seguridad y conducía de forma inusual en la zona de incidencia delictiva.
Una semana más tarde, el 6 de febrero, fue detenido Josué Ramón “M”, también conocido como el Pollo. La detención fue encabezada por la Secretaría de Marina Armada de México en la colonia Morelos de la alcaldía Cuauhtémoc, en pleno barrio bravo de Tepito. Quedó asegurado con dos hombres y tres mujeres, una de ellas menor de edad. Supuestamente, todos almacenaban y distribuían distintos tipos de droga. Este presunto cabecilla criminal había sido arrestado en junio de 2021 en un rancho de Zumpango, junto con 14 supuestos operadores de los Chapitos. Pero fue liberado y volvió al negocio.
Para el 13 de mayo fue detenida Sonia Eunice “N”, la Chamaca y/o Soni, identificada como narcomenudista al servicio del Cártel de Sinaloa, quien conformaba la disputa con el Cártel de Tláhuac. Agentes de investigación lograron recapturarla en un cateo ejecutado en la colonia Ampliación Selene, donde también cayeron dos personas más. Ella había sido detenida poe la Guardia Nacional en febrero de 2021. Aunque estaba en posesión de narcóticos y armamento, fue puesta en libertad dos meses después.
En su nuevo arresto le aseguraron un arma larga, dosis y empaques de marihuana, cocaína y metanfetamina junto con Paula “N” y Hashem “N”. La mujer participaba en la pugna territorial por la venta de drogas en el mercado negro donde siguen vigentes remanentes de la célula que fundara Felipe de Jesús Pérez Luna, el Ojos, abatido por la Marina en 2017. Igual se disputaba el control por cobro de extorsiones en la zona oriente de la Ciudad de México.
Un mes después, el 8 de junio, fueron cateados 10 domicilios que llevaron al decomiso de más de 300 kilogramos de diversas drogas y 31 vehículos, así como la detención de seis integrantes de una célula del Cártel de Sinaloa. Mediante trabajos de inteligencia, se logró conocer el modus operandi de la facción delictiva, el cual consistía en traficar drogas desde Sudamérica hasta el estado de Chiapas, donde escondían los narcóticos en vehículos para posteriormente transportarlos a la capital del país.
Los automóviles en los cuales se trasladaban las drogas posteriormente eran ofrecidos en lotes de autos usados, mismos lugares que eran utilizados como bodegas para almacenar los cargamentos de drogas. En total se decomisaron 28 automotores y un camión con doble fondo, tras revisiones en las alcaldías Tlalpan, Coyoacán, Xochimilco y Gustavo A. Madero, por medio de los cuales también se aseguraron dos armas largas y tres cortas con sus respectivos cargadores y cartuchos útiles.
La balacera en Topilejo de las Fuerzas Especiales Ratón
El presunto líder de la organización criminal, Juan Manuel “N”, el Juanito, fue detenido con un arma larga en la colonia Pedregal de Santa Úrsula. Este cabecilla fue reconocido como socio mayoritario de la célula que respondía a las órdenes de Los Chapitos. El se encargaba de distribuir la droga entre líderes de otras células, con quienes acordó la venta en la Ciudad de México, Coahuila y Nuevo León.
El 13 de julio quedó marcado como un capítulo más claro de las incursiones de los hijos del Chapo Guzmán. Ese día, una célula de los Chapitos se reveló al enfrentarse contra la policía en un restaurante abandonado del kilómetro 28 en la carretera México-Cuernavaca, en la zona de Topilejo. Los 10 presuntos delincuentes habían pasado semanas secuestrando a rivales para reclutarlos en sus filas de narcomenudistas.
Supuestamente, fingían ser policías, pero la única identificación que probablemente portaban eran las placas de las Fuerzas Especiales Ratón, célula atribuida a la escolta personal de Ovidio Guzmán López. Se ha indicado que ellos arribaron a la Ciudad de México y el Estado de México al menos desde 2020. Sus incursiones en Huitzilac, en los límites de Morelos, fueron ubicadas en 2021. Viajaban constantemente a Culiacán y pretendían conformar su empresa inicial con quienes ya conocían el terreno. Una de las habitaciones de su casa de seguridad fue usada para embalar pequeñas dosis de narcóticos que luego serían vendidas.
Un policía quedó herido de gravedad y tres más fueron heridos. García Harfuch reconoció que eran del Cártel de Sinaloa con poder de fuego para hacer frente a cualquier fuerza pública, pues les aseguraron vehículos, cascos tácticos, troqueles, equipos de radiocomunicación; así como 10 armas de fuego tipo carabinas, pistolas, una ametralladora Browning M1919, metralleta de fabricación artesanal, fusil Barret, granadas, 70 cargadores y cartuchos útiles. Una semana antes habían perdido 32 kilos de cocaína en una camioneta abandonada en avenida Río Mixcoac en la colonia Actipan.
Para el 24 de julio fue detenido Arturo Zerecero Velo, conocido como el Apá o el Ronco, quien, además de ser líder de una célula del Cártel de Sinaloa en la Ciudad de México, se le acusa de haber ordenado el asesinato de un elemento de la Guardia Nacional ocurrido en Iztapalapa en 2021. Fue arrestado en Atizapán. Luego de cometer el crimen contra el agente federal huyó a Celaya, desde donde siguió operando.
El originario de Sinaloa es ubicado como responsable de coordinar el transporte de cargamentos de droga desde el sur del país hasta la frontera con Estados Unidos. Había sido arrestado en la colonia Narvarte en 2013, pero quedó libre. Sin embargo, cuenta con antecedentes penales por delitos contra la salud, fraude y portación de armas de fuego, por lo que fue recluido en Jalisco, Guanajuato, Sinaloa y Nayarit.
Según García Harfuch, en diciembre de 2021 hubo cuatro arrestos vinculados con el Cártel de Sinaloa y un mes más tarde dos aseguramientos de vehículos con droga. Sin embargo, ha destacado el megadecomiso de 1,600 kilos de cocaína y arresto de cuatro sujetos este 26 de julio, cuyo cargamento fue ocultado en el fondo de dos tractocamiones interceptados en el Circuito Exterior Mexiquense, a la altura de la avenida Río de los Remedios, alcaldía Gustavo A. Madero.
De acuerdo con los reportes oficiales, la droga provino de Colombia vía marítima y llegó hasta Puerto Escondido, Oaxaca. Los detenidos de Durango eran encargados de distribuir el narcótico en Tepito, el Estado de México y después iría hacia la costa Oeste de Estados Unidos. Supuestamente, los cientos de paquetes de droga tendrían un valor en la Ciudad de México de 400 millones de pesos, mientras que en su destino final podrían valer el doble: 800 millones de pesos mexicanos.
Todos esos indicios muestran el alcance y poder de armas, así como capacidad operativa del Cártel de Sinaloa para dominar en la Ciudad de México. Las autoridades capitalinas han asegurado que este grupo criminal no tiene intereses para mantener su hegemonía, pero el asedio es continuo tras el desplazamiento de grupos como la Unión Tepito.
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