El 14 de marzo pasado los servicios de inteligencia de la Secretaría de Marina detuvieron en una colonia Centinela de Zapopan, Jalisco, a Aldrin Miguel Jarquín Jarquín, alias “El Chaparrito”, identificado como líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Colima.
Fuentes federales consultadas por Infobae México confirmaron del arresto del objetivo prioritario y generador de violencia en Colima, quien coordinaba las operaciones de tráfico de estupefacientes, efectivo y armas desde el puerto de Manzanillo, Colima; el hombre de 45 años también era buscado por autoridades estadounidenses.
Quince días después de su aprehensión, la cual fue anunciada por las autoridades con bombo y platillo, Jarquín había obtenido un amparo contra su detención. Sus abogados acusaron “ilegal retención” y señalaron “el acuerdo de duplicidad del término constitucional de retención sin fundar ni motivar”.
De pronto, entre una audiencia y otra, misteriosamente, el jefe de plaza del CJNG en Colima desapareció del mapa. No se sabe qué ocurrió, pero es posible que el cabecilla criminal esté de vuelta en Colima dirigiendo su célula del narcotráfico.
En noviembre del año pasado la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, de conformidad con la Ley Kipling, había incluido a “El Chaparrito” en su lista de cabecillas extranjeros del narcotráfico que “ayudan materialmente o que proporcionan apoyo financiero o tecnológico o servicios en apoyo del Cártel Jalisco Nueva Generación”.
La lista también incluía a su hermano José Jesús Jarquín Jarquín, alias “El R3″. De acuerdo con la OFAC, ambos sujetos estarían vinculados con Julio Alberto Castillo Rodríguez, yerno del líder máximo del CJNG, Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, y coordinaban sus operaciones a través de Andrés Rivera, alias “La Firma”, uno de los autores intelectuales del atentado contra el secretario de Seguridad de la Ciudad de México, Omar García Harfuch.
También tienen vínculos con Francisco Javier Gudiño Haro, alias “La Gallina”, y Gonzalo Mendoza Gaytán, “El Sapo”, identificado como uno de los jefes de alto perfil del cártel de las cuatro letras. Según la OFAC, todos ellos operan el tráfico de drogas sintéticas, como metanfetamina y fentanilo, a través del puerto de Manzanillo y “mantienen contacto con las fuentes de suministro de cocaína en Colombia”.
La inclusión de los hermanos Jarquín en la lista de grandes capos del CJNG llevó al congelamiento de sus activos y la prohibición “a toda entidad o ciudadano estadunidense” de “tener cualquier relación personal o empresarial con los señalados”, a riesgo de ser sancionados con hasta USD 10 millones de multa y sentencias de hasta 30 años de cárcel.
Un mes antes de su captura, al interior de la facción del CJNG en Colima se desató una guerra entre Aldrin Miguel Jarquín y José Bernabé Brizuela Meraz, alias “La Bestia” o “La Vaca”, quien más tarde crearía el Cártel Independiente de Colima.
Las rencillas entre el CJNG y el Cártel Independiente de Colima, previamente conocido como Los Mezcales, habrían provocado la riña al interior del Cereso estatal a finales de enero de este año, lugar en el cual 9 reos fueron asesinados y 7 más resultaron con lesiones derivadas a los hechos violentos.
Tras su detención en Jalisco fue trasladado de manera inmediata a la Ciudad de México, en donde fue puesto a disposición de la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada; permanece fuertemente custodiado por personal de la Secretaría de Marina (Semar).
Colima se colocó en la primera posición a nivel nacional en homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, con 47. 31 casos registrados en los primeros seis meses del presente año, de acuerdo con los datos presentados por el Observatorio Nacional Ciudadano de Seguridad, Justicia y Legalidad (ONC) en su último informe.
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