Ahora que están libres los hijos de Ismael Zambada García, el Mayo, y de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, se ha extendido la duda por saber qué clan familiar se impondrá en el Cártel de Sinaloa, organización del narcotráfico internacional que ha permanecido durante décadas en México.
Diversos analistas consultados por Infobae han señalado que, actualmente, las estirpes Zambada y Guzmán tienen el reconocimiento criminal, recursos, así como conexiones para asumir la dirigencia central, aunque existan otras facciones estructuradas y complementarias a nivel regional.
El cártel de cárteles es influenciado de manera determinante por el Mayo Zambada desde la década de 1990. Además, en los últimos años tuvo la última palabra sobre estrategias a seguir. Aunque su descendencia o socios relevantes cayeron tras las rejas y otros fueron asesinados en disputas, él se mantiene prófugo, sin ser molestado.
Los especialistas consideran que ha sabido manejar las desestabilizaciones y arrestos de su círculo cercano. Al interior del Cártel de Sinaloa es visto con autoridad por el imperio consolidado. Incluso entre los enemigos más acérrimos, pues apuesta a la diplomacia y recurre al combate cuando no hay otra salida.
Sin embargo, el capo se encuentra en la fase final de su trayectoria delictiva. Según datos del gobierno estadounidense, Zambada García tiene alrededor de 74 años y también está enfermo de diabetes. Es probable que nunca sea arrestado y tampoco le pronostican un futuro más prolongado, pero aún está a tiempo de consolidar su legado en el cambio generacional.
Ante ese panorama, queda por ver si los hijos del Chapo Guzmán se mantienen como otros dirigentes periféricos y aceptan sucesiones por encima de ellos. Desde 2016, cuando asumieron las riendas dejadas por su padre, los Chapitos han demostrado que su interés es quedar al frente, sin importar si eso conlleva batallas internas y sin respetar compromisos previos que, en todo caso, deben evaluar para mantenerlos bajo sus condiciones.
Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar, Ovidio Guzmán López y Joaquín Guzmán López recuperaron y mantuvieron el narcoimperio heredado, pero su impulsividad de nueva camada como narcojuniors ha generado tensiones con el Mayo Zambada.
Sus operadores se caracterizan por el uso de la violencia desproporcionada y esa facción no es bien vista entre socios y pobladores que respaldan al Cártel de Sinaloa, quienes estaban acostumbrados al trato del Chapo Guzmán. Por eso ha intervenido el Mayo. Él tiene la experiencia suficiente para saber que las diferencias llevan al desgaste y eso no conviene a la empresa.
Mike Vigil, exdirector de Operaciones de la Administración del Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), prevé que los Menores y/o la Chapiza están más cerca ascender como dueños absolutos en el Cártel de Sinaloa, porque ya conocen todo el funcionamiento operativo y de logística criminal.
A estas alturas han aprendido, porque se iniciaron aún antes de que el Chapo Guzmán fuera recapturado de manera definitiva. Incluso si sus madres no estaban de acuerdo. Supuestamente, operaban bajo la sombra de su papá desde antes de 2010 en niveles y alcances reducidos, pero llevan seis años al mando del emporio conformado durante dos décadas.
Josué Ángel González Torres, exfuncionario del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), dijo a este medio que, mientras el Mayo Zambada no deje una estructura sólida que siga su negocio criminal, los Chapitos podrían ganar terreno. Pero entonces los liderazgos serán codiciados a base de sangre y fuego, como ya se vio cuando los Dámaso quisieron dominar la facción del Chapo Guzmán.
“Cuando quede el vacío de la figura del Mayo, ahí sí que nos agarren a todos persignados”, apuntó el académico, pues se verán desplegados intereses de líderes regionales que también responden al resto de más dirigencias.
Miguel Ángel Vega, periodista de Sinaloa, recordó que ante cualquier ausencia de los máximos líderes criminales, la historia del narco en México ha demostrado que vienen reacomodos violentos, pero pasan muchos meses para que los bandos en disputa ya no quieran sostener una guerra. Al punto de mantener batallas durante años.
“Sería absurdo pensar que no ocurriría ningún problema”, añadió quien ha recogido historias de la base del grupo criminal. El sinaloense también repara en que los enfrentamientos internos conllevan gastos en recursos económicos por el pago a pistoleros, compra de armamento, alimentación, limitar operaciones y asedio de las autoridades en zonas disputadas, así como un mal funcionamiento del negocio criminal.
Por ahora no se prevé que Zambada García ceda el dominio total de un día para otro. Además, la lealtad que ha cosechado tendrá que recomponerse si prescinde de algún sustituto. Esas confianzas ya no son evaluadas por pactos de honor y solo él puede designar a un posible heredero. Pero incluso con presentar a un elegido, nada garantiza que sus deseos se sigan cumpliendo cuando ya no esté.
Vigil considera que el único que pudo seguir el legado más sólido es Vicente Zambada Niebla, el Vicentillo. Es el primogénito iniciado para eso, pero acordó entregarse en 2009, fue extraditado a EEUU, se declaró culpable en 2013 y testificó para hundir al Chapo Guzmán en la corte de Nueva York en 2019.
“Él ya está fuera de esto”, afirmó el exfuncionario de la DEA. Pues el Vicentillo está bajo el programa de testigos protegidos. Presuntamente vive en Estados Unidos con su esposa y tres hijos. Aunque quedaría libre en 2024, no es posible rastrearlo bajo custodia de la Agencia Federal de Prisiones. Quiso alejarse del negocio maldito y su padre lo autorizó.
Otro en la línea sucesoria sería Serafín Zambada Ortiz, el Sera, quien también está en libertad desde 2018, luego de haberse declarado culpable en 2014 y tras su arresto un año antes. Él pidió una segunda oportunidad para estudiar Agronomía, lo que le fue concedido tras rechazar la vida lujosa que le era atribuida y él mismo presumía en redes sociales.
En la corte de California contó que la narcoguerra de su padre contra los Arellano Félix del Cártel de Tijuana le afectó desde los dos años, cuando estalló una bomba a donde celebraba su cumpleaños. Por ello calificó su situación como una jaula de oro, condenado al ambiente criminal en que creció. El gobierno norteamericano justificó que el joven mantuvo buena conducta y tenía poca experiencia de lo que hacía.
Previamente había cedido 250 mil dólares que derivaron del narcotráfico y así obtuvo una pena menor que no cumplió. Hasta donde se sabe, habría quedado gravemente herido después de un accidente de auto en Sonora a finales de abril pasado. En el choque falleció una mujer que supuestamente era su pareja. No se encontraron armas ni drogas en el vehículo que manejaba, pero nada descarta que pudo volver a los malos pasos, pues ya estaba más cerca del bastión criminal que controla su padre. Su defensa asegura que él se gana la vida cultivando maíz.
Apenas este 21 de julio reciente, las autoridades de Estados Unidos dejaron en libertad anticipada a Ismael Zambada Imperial, el Mayito Gordo, quien fue condenado el mes pasado a nueve años tras las rejas. Su pena contempló tiempo cumplido desde noviembre de 2014, cuando cayó en Culiacán, por lo cual le restaban 16 meses. Pero recibió una indulgencia del juez, tras declararse culpable y ver que estaba arrepentido.
Es el último de los herederos del Mayo Zambada que estaba tras las rejas. Pues en abril de 2021 aceptó su responsabilidad en dos cargos por introducir drogas a Estados Unidos como miembro del Cártel de Sinaloa que dirige su padre. También reconoció el uso de violencia, tráfico de armas y haber corrompido a funcionarios.
Además de cooperar con las autoridades norteamericanas, el Mayito Gordo pagó 5 millones de dólares de multa. Ahora le restan tres años de libertad supervisada, pero si se le concede regresar a México o es deportado, esa vigilancia ya no será problema. Entre las 17 pautas que debe cumplir están que no podrá comunicarse con alguien involucrado en actividades ilícitas, por ejemplo el Mayo Zambada u otros familiares e integrantes del Cártel de Sinaloa.
Por otro lado se encuentra Jesús Reynaldo Zambada García, el Rey, hermano del Mayo Zambada que también testificó contra el Chapo Guzmán y obtuvo beneficios para quedar fuera de las rejas. Se sabe que debe colaborar con el gobierno de Estados Unidos, pero igual es considerado heredero en el grupo del crimen transnacional.
Sus cuentas bancarias fueron descongeladas y los bienes a su nombre ya no están decomisados por el Departamento del Tesoro, como tampoco está impedido en hacer negocios en el país norteamericano, al igual que su sobrino, el Vicentillo.
De todos ellos, el más actualizado en funciones directas de la Mayiza es Ismael Zambada Sicairos, conocido como el Mayito Flaco y/o Caballero. El es el único hijo del líder del grupo criminal que nunca ha caído en prisión, al igual que su padre. Está implicado en investigaciones que involucran al Mayo Zambada y sus hermanos en el mismo tribunal del Distrito Sur de California desde 2013.
Actualmente tendría 37 años y ya es objetivo de la DEA a partir de febrero pasado. De acuerdo con la acusación consultada por Infobae México, el supuesto narcotraficante coordinó el transporte de varias cantidades de kilogramos de metanfetaminas desde Asia a México.
Y una vez en este país, logró cruzar la droga por estados fronterizos hasta lo ancho de Estados Unidos. También se le acusa de recolectar las ganancias derivadas hasta su distribución entre cómplices. Entre los 100 implicados igual figura Iván Archivaldo Guzmán, el Chapito y/o Luis.
Del Mayito Flaco no han trascendido reportes en México. Se desconocen sus alcances dentro de la organización que dirige el Mayo, pero es el único perfilado para sucederlo, mientras se mantenga prófugo. En meses pasados sí se han difundido videos en redes de supuestos sicarios a sus órdenes.
El negocio criminal de las drogas en Sinaloa se ha establecido durante años que permanecerá asediado. Es una actividad ilícita codiciada y tan arraigada que genera ganancias millonarias. Con ello pueden comprar armas, equipar a sus Ejércitos, corromper a políticos y sostener una disputa territorial hasta controlarla.
Actualmente, los núcleos familiares de jerarquías agrupadas pueden unirse contra enemigos en común, asociarse para sobornar a funcionarios o coordinarse por las rutas de paso de drogas, pero cada dirigencia cuenta con sus compradores y proveedores en el mundo del narcotráfico. Igual tienen a sus propios pistoleros, casas de seguridad y plazas.
Ninguno de los hijos del Mayo Zambada ha destacado como candidato para quedar en su lugar. Los analistas consideran que cuando muera o sea capturado podría verse disminuida la presencia a nivel internacional del Cártel de Sinaloa. Pero mientras se acerca el retiro del capo, estaríamos asistiendo a una etapa final del narco en México.
Mike Vigil explicó que los más asentados en la dinámica criminal son los hijos del Chapo Guzmán. Apenas se registre la ausencia de Zambada García, consideró el exagente de la DEA, comenzará una etapa más violenta. Eso ya distingue a los Chapitos.
“Una vez que ellos tengan el control total vamos a ver a México pasar de la época de los cárteles violentos a la de los cárteles ultraviolentos, porque van a querer tomar el control del tráfico a como dé lugar y eso va a hacer más violenta la guerra contra Jalisco (Cártel Jalisco Nueva Generación) que de por sí es ultraviolento”, dijo en entrevista con este medio.
Los Chapitos sometieron al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador en 2019, cuando lograron que les fuera devuelto Ovidio Guzmán López. En el llamado culiacanazo amenazaron con atentar contra familias de militares y desataron un caos con cientos de sicarios, como muestra del poder que tiene su brazo armado.
Desde mediados de 2020 pelean la plaza por rutas de trasiego de drogas en Sonora contra el Cártel de Caborca asociado a Rafael Caro Quintero, el Narco de narcos, detenido la semana pasada. A mitad de 2021 enfocaron una batalla de meses en ese mismo estado contra células afines al Mayo Zambada en Magdalena de Kino, donde controla Sergio Valenzuela Valenzuela y/o Felipe de Jesús Sosa Canisales, el Gigio y/o Yiyo.
También se ha detectado que extendieron sus intereses en Nuevo León y en los últimos meses tendrían intenciones de acercarse a Tamaulipas. Pero sus incursiones igual se reconocieron en la Ciudad de México hace dos semanas, luego de un fuerte enfrentamiento de sus emisarios contra la policía en Topilejo, donde cayeron 10 sicarios que habían iniciado operaciones para asentarse en el narcomenudeo en Tlalpan.
A diferencia de la Mayiza, la Chapiza ha destacado por querer extender sus intereses cada año. El operador de mayor confianza del Mayo Zambada que hace frente a los Menores en Baja California es Jesús Alexander/Alejandro Sánchez Félix y/o Miguel Ángel Gaxiola, el Ruso. Pero este lugarteniente no podría enfrentarse a una dirigencia completa, a menos que después quede al servicio del Mayito Flaco.
En todo caso, los Chapitos pueden garantizar la continuidad de su padre con apoyo de sus tíos, Aureliano y Miguel Ángel Guzmán Loera, el Guano y el Mudo, respectivamente. Este es el otro clan visible y ubicado por autoridades de Estados Unidos desde 2021 como objetivos prioritarios por el tráfico de drogas sintéticas como el fentanilo. La dinastía Guzmán está más reconocida como estructura criminal operativa y actualizada que la familia Zambada.
Pero mientras el Mayo Zambada siga con vida en el umbral de su carrera delictiva y sus hijos ya están fuera de prisión, nada está escrito. Los liderazgos en los Cárteles de Sinaloa pueden llegar a su fin, fragmentarse y desatar una guerra incesante. Por ahora queda por ver quienes se imponen y qué costos están dispuestos a pagar, así como el nivel de asesinatos, traiciones o los acuerdos.
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