El Segundo Imperio de México estuvo marcado por momentos de injusticias, traición y desencuentros. Este periodo de la historia del país, inició luego de que se declarara la moratoria de la deuda externa en el gobierno del presidente Benito Juárez, algo que no le agradó a España, Inglaterra y Francia, tres países que se verían afectados con la medida.
Por ello enviaron tropas a Veracruz, amenazando con atacar. Al ver esto, Juárez decide retractarse y llegar a un acuerdo con las naciones europeas, algo que aceptan España e Inglaterra, mas no así Francia, quien ve una oportunidad de tener dominado un territorio en América.
Es por eso que inicia la segunda intervención francesa, que desembocaría en el Segundo Imperio del país, al mando de Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota de Bélgica. Cuando legaron a México los emperadores europeos encontraron muchas cosas que les gustaron, entre estas, había una canción que, se dice, era su favorita.
Y es que la canción más interpretada en los escenarios durante el imperio de Maximiliano fue La Paloma, canción compuesta por José Iradier. La nostalgia de su letra y la cadencia de su ritmo rindieron por completo a Carlota. Concha Méndez la popularizó a petición de la emperatriz y muy pronto se ganó el gusto del público.
Meses antes de la caída definitiva del Segundo Imperio de México, los republicanos habían desvirtuado por completo la letra de La Paloma, a sabiendas de que era del agrado de Carlota. La letra modificada decía ”Si a tu ventana llega un burro flaco;/ trátalo con desprecio que es un austriaco;/ ni siquiera lo mires por tu ventana,/ porque no quiere gringos la mexicana”.
Cuando cayó el imperio, el público le pidió a Concha Méndez que interpretara la canción con la letra modificada, sin embargo, no accedió por lealtad a los emperadores.
Apenas seis días después de la entrada triunfal de Juárez a la capital, el Teatro Nacional, que recuperó su nombre tras el fusilamiento de Maximiliano, abrió sus puertas para presentar el drama del escritor Juan A. Mateos, llamado La muerte de Lincoln, que agradó poco, junto con otros números musicales, en los que participaba Concha Méndez.
El público, enardecido por algunos versos libertarios de la obra, se comportó irrespetuoso y comenzó a gritar para que Concha Méndez cantara la canción Adiós mamá Carlota, una canción burlesca escrita por Vicente Riva Palacio, que los republicanos convirtieron en su himno durante los últimos meses de la campaña contra el imperio. Los asistentes no se conformaron con la primera petición, sino que también pidieron Los cangrejos, para burlarse de los conservadores derrotados, y La paloma liberal, para arremeter contra la memoria de los emperadores. Las tres canciones las querían escuchar, desde luego, de la voz de de la cantante que había sido la favorita de Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota.
”La paloma iba a ser cantada por la señorita Méndez, pero fue varias veces interrumpida al comenzar, la artista llena de aflicción se retiró llorando y finalizó la cosa en semitragedia”, señaló el medio de aquel tiempo El Siglo. Sin embargo, la verdad es que Concha Méndez se negó a cantar cualquier canción, por el respeto y cariño que le tenía a la emperatriz, a pesar de la desgracia en que había caído.
Fuera del escándalo, de los gritos y sombrerazos, el asunto no pasó a mayores. Uno de los actores de la compañía salió al escenario mientras se retiraba Méndez, para expresar que la cantante desconocía la letra de la canción Mamá Carlota por lo cual no cantaría. La prensa aprovechó el pretexto para hacer escarnio de la artista.
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