El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), aseguró que no realizará un cambio de estrategia en materia de seguridad, a pesar del problema que representa la situación del narcotráfico en el estado de Jalisco.
En conferencia matutina desde Puerto Vallarta, el mandatario afirmó que además de los cuerpos policiales, la Guarda Nacional (GN) y las fuerzas armadas tienen mucha presencia en el estado tapatío, lo cual basta para frenar los niveles de inseguridad a través de la coordinación entre los niveles de gobierno municipales estatales y federales.
De esta forma se negó rotundamente a la posibilidad de realizar un cambio en la estrategia.
“Si no funcionara la estrategia nosotros seríamos los primeros por honestidad intelectual y porque es nuestra responsabilidad, en decir ‘hay que cambiar la estrategia porque no funciona’, pero no”, comentó.
Tras expresar sus condolencias a la gente que ha perdido a familiares debido a la violencia provocada por el narcotráfico en el estado, López Obrador presumió que ningún presidente mexicano “había atendido tanto como ahora las problemáticas relacionadas con la inseguridad”.
De igual forma, volvió a lanzar críticas en contra de sus opositores por querer solucionar los problemas de esta índole con medidas coercitivas sin atender “las causas”:
“Como si la violencia pudiera enfrentarse con la violencia; el mal no se puede enfrentar con el mal, el mal hay que enfrentarlo haciendo el bien”, planteó.
Como lema del llamado plan de pacificación, el presidente escogió la frase abrazos no balazos, en ánimos de preferir el bienestar o la concordia, más allá de la disputa abierta, como se impuso desde finales de 2006 en el país con el entonces presidente, Felipe Calderón.
Pero la insistencia de su gobierno en esta política, le ha costado innumerables y fuertes críticas por parte de la sociedad civil, sobre todo en el último mes, en el que líderes de la iglesia católica han enfocado parte de su crítica contra la política del presidente López Obrador, que se ha interpretado como dejar tranquilos a los líderes criminales.
Esto a raíz de los asesinatos cometidos en contra de dos sacerdotes jesuitas el pasado 21 de junio en el municipio de Urique, Chihuahua.
Otros órganos como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), también han desatado sus críticas en contra de la medida obradorista y han considerado imprescindible que haya un replanteamiento de la estrategia de seguridad pública por parte del gobierno federal.
La patronal nacional ha señalado que, aunque no todo se trata del uso de la fuerza, tampoco es permisible el debilitamiento institucional de las fuerzas de seguridad, por lo que, ha advertido, es impostergable un cambio en la estrategia.
Ante estas quejas, el pasado 5 de julio la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado de la República, a cargo de Ricardo Monreal, inició el proceso de revisión a la Estrategia Nacional de Seguridad del gobierno federal para profundizar en el fenómeno de violencia que se vive en México y poder coadyuvar a reducirlo.
No obstante en dicha reunión el liderazgo de Monreal connotó una relación franca con el el jefe del ejecutivo federal para evitar confrontaciones entre senadores y AMLO: “No le conviene al país separarse, no le conviene al país confrontarse, no le conviene al país polarizarse”, dijo.
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