La administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se encuentra en medio de polémicas tras la consulta que Estados Unidos (EEUU) interpuso a México por incumplir al Tratado comercial entre México, EEUU y Canadá (T-MEC).
Según lo dicho por la nación vecina, la política energética mexicana impide dar paso a la implementación de energías limpias, al mismo tiempo que discrimina a las compañías estadunidenses para priorizar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex).
Pese a no mostrar preocupación al respecto, López Obrador aseguró que “no se quedarán con los brazos cruzados” y demostrarán que no incurren en ningún violación al Tratado. Misión la cual Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores (SRE), informó que ya se inició.
“Preparando la defensa de los intereses de México. (...) Saldremos adelante”, escribió en su cuenta de Twitter, acompañado de un clip con una vista panorámica del norte de la Ciudad de México (CDMX) - donde se ubica la dependencia.
En el breve clip, de a penas 40 segundos, el canciller mexicano informó que el Gobierno de México ha comenzado a organizar el equipo responsable de atender y analizar el reclamo estadunidense; esto, en conjunto con la Secretaría de Economía (SE).
“Vamos a estar preparados y vamos a defender nuestros argumentos”.
La recepción de la queja fue confirmada por la propia SE, el pasado 20 de julio; marcando el inicio del periodo de 75 días en el cual los países involucrados (EEUU y México) deberán solucionar la controversia. En caso de no llegar a un acuerdo, el asunto pasaría a organismos internacionales.
Pero ese mismo día, Canadá anunció que se anexaría a la controversia del gobierno encabezado por Joe Biden, aunque aclaró que enviará sus propias consultas: “Estamos de acuerdo en que estas políticas son inconsistentes con las obligaciones de México en el T-MEC”, expresó la portavoz de la ministra de Comercio Internacional.
Cabe señalar que la inclusión canadiense tampoco generó angustia en Andrés Manuel. Por el contrario, volvió a rechazar que el recurso sea de carácter “extraordinario” - como lo señalan las críticas - y recordó que el mecanismo ya se ha interpuesto en ocasiones anteriores por los tres países.
Bajo ese tenor, minimizó de nueva cuenta la medida al señalarla como un asunto sin argumentos. Para comprobarlo, volvió a recurrir a la reunión que sostuvo con empresarios de EEUU y Canadá, quienes, durante su gira por Washington, no expresaron inquietud alguna respecto al tema.
“Les diría que no son las empresas que tienen la inconformidad. Por eso intuyo que es un asunto político”, reafirmó en la mañanera de este 21 de julio.
Aún con su confianza, el tabasqueño aseveró que su Gobierno dejará en claro que las relaciones comerciales trilaterales pueden establecerse, pero sin incidir en las políticas nacionales. E incluso, advirtió que la parte de México responderá si las resoluciones acordadas (ya sea por los tres participantes o por un organismo internacional) implicaran una sanción política hacia su administración.
“Tenemos elementos para responder y si se trata de una sanción de tipo política, pues también nos vamos a defender. Pero si no hay razón, nosotros nos vamos a quedar con los brazos cruzados. México es un país independiente”, aseveró en su conferencia matutina.
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