La historia de la aviación en México comenzó durante el Porfiriato y pese al estallido de la Revolución Mexicana en 1910, su curso no se detuvo. De hecho, los aviones fueron utilizados con fines militares por revolucionarios como Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa.
Poco después de que Francisco I. Madero se convirtiera en el primer presidente del mundo en subir a un avión, el iniciador del movimiento armado fue asesinado. Tras su fallecimiento, comenzó la etapa más cruenta del conflicto y los vehículos aéreos fueron utilizados por dos facciones adversarias: la huertista y la villista.
La cantidad exacta de aviones adquiridos por El Centauro del Norte es desconocida. Sin embargo se tiene registro oficial de al menos seis “dorados”, nombre con que se conocen popularmente a las unidades aéreas de Pancho Villa, según el sitio especializado Mexican Aviation History.
Respecto a las características de los aviones, en el portal se menciona que si bien algunos eran viejos y obsoletos, los revolucionarios también adquirieron vehículos que habían sido producidos recientemente. Aunque se trataba de modelos que habían sido rechazados por el gobierno de Estados Unidos, razón por la cual fueron vendidos a un menor costo.
Se sabe que una de las primeras aeronaves adquiridas por Pancho Villa era un bimotor de dos plazas, que compró en una fábrica dirigida por Glenn H. Curtiss en California, Estados Unidos. El encargo de la negociación fue el piloto estadounidense, Edwin Charles Parsons, quien fue contratado por la facción villista y que incluso intentó instruir a algunos hombres del ejército.
Lo que sabe sobre la visión que Villa tenía sobre la aviación es conocida por la investigación de Lawrence Douglas Taylor Hansen. En uno de sus artículos expuso que el jefe de la División del Norte, al ser un jinete experto, tenía plena confianza en la caballería pero que a pesar de eso se atrevió a experimentar con la entonces poco conocida tecnología aérea.
En el mismo documento, Douglas expuso que la falta de conocimiento del revolucionario en el tema llevó a situaciones en las que sus pilotos no pudieron seguir sus órdenes debido a las limitaciones de los aviones. En el artículo El cuerpo de aviadores de Pancho Villa se puede leer:
“En una ocasión, sus pilotos le informaron que no podrían volar sobre la sierra chihuahuense por la poca visibilidad a causa de la neblina. Villa estuvo en desacuerdo con ellos, insistiendo en que si él podía ver lo suficiente como para cruzar las montañas sobre un caballo, ellos deberían poder hacer lo mismo montados en sus aeroplanos.”
Sin embargo, El Centauro del Norte no desistió de sus experimentos militares, principalmente por el entusiasmo de su hermano Hipólito Arango. Fue este último quien en 1915 negoció la compra de tres aviones Wright Modelo B, así como un un Wright con fuselaje, un Wright SS y un Christofferson.
La flotilla aérea tuvo participación en algunas batallas, aunque principalmente en misiones de reconocimiento. Entre los combates en que los villistas hicieron uso de su fuerza aérea están la batalla El Ébano en 1915, donde tuvo papel preponderante como medio de comunicación.
En en el mismo año los aviones también fueron utilizados para bombardeo en las batallas de Trinidad y León, aunque con resultados deficientes debido a la poca experiencia de los pilotos en los ataques aéreos. Durante dichos enfrentamientos la flotilla sufrió bajas debido a diversos incidentes arreos.
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