La caída de “El Ojos”: el día que la CDMX conoció los narcobloqueos

Hace cinco años, Felipe de Jesús Pérez Luna, líder del Cártel de Tláhuac, fue abatido por efectivos de la Marina

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Felipe de Jesús Pérez Luna,
Felipe de Jesús Pérez Luna, "El Ojos" (Foto: Infobae)

La mañana del jueves 20 de julio de 2017 las calles de la colonia Conchita Zapotitlán, en la alcaldía Tláhuac, Ciudad de México, amanecieron como cualquier otro día.

Solo un puñado de vecinos detectó a los 80 efectivos de inteligencia de la Secretaría de Marina (Semar) y tres unidades militares que llegaron a la calle Simón Álvarez. Eran las 11:30 de la mañana cuando apenas se empezaba a esparcir el rumor de la presencia militar, pero justo en ese momento se asestó un golpe certero.

Primero fue una secuencia de disparos, después gritos y luego silencio. Todo duró cinco minutos. Así como llegaron, los marinos encargados del operativo se retiraron a toda velocidad. El saldo: ocho integrantes del Cártel de Tláhuac asesinados, entre ellos el líder máximo de la organización, Felipe de Jesús Pérez Luna, también llamado “El Ojos”.

El cadáver de quien fuera uno de los narcotraficantes más poderosos en la capital del país quedó adentro de una camioneta Caravan verde, y en el asiento del copiloto estaba el cuerpo de otro joven. Aparentemente había intentado escapar. La pared y el portón de la casa tenían impactos de bala por todas partes.

Imágenes del operativo donde fue
Imágenes del operativo donde fue asesinado “El Ojos”

Al interior de la vivienda había cuerpos tirados en medio de charcos de sangre, fusiles R-15, papeles de oficina, cajones de roperos desordenados y rastros de droga, principalmente de marihuana. Uno de los abatidos vestía camisa blanca, pantalón de mezclilla, botas vaqueras y empuñaba un rifle de asalto AK-47.

Al fondo había tres cuerpos. Dos estaban debajo de una mesa. Por la posición en que estaban todo parecía indicar que trataron de esconderse. Al lado de una barra estaba un joven vestido de negro. En otra esquina yacía uno de los sicarios de “El Ojos” junto a una bicicleta y dos bolsas negras de plástico. Debajo de él había un R-15.

Solo cuatro cuerpos no fueron reclamados en las instalaciones del Servicio Médico Forense de forma inmediata. Uno era el de Felipe de Jesús Pérez Luna; el otro de su abogado defensor, Delfino López Álvarez, un penalista egresado de la UNAM; así como los de dos presuntos sicarios, uno proveniente de Chiapas y el otro de Tamaulipas.

El entonces jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, dijo en conferencia de prensa que el operativo se había planeado con siete meses de antelación. Primero se identificó la ubicación de los principales operadores del Cártel de Tláhuac que presuntamente se dedicaban al narcotráfico, extorsión y secuestro en las alcaldías Tláhuac, Milpa Alta, Xochimilco e Iztapalapa.

Imágenes del operativo donde fue
Imágenes del operativo donde fue asesinado “El Ojos”

A pesar de que el golpe de la Semar se realizó en cinco minutos, las consecuencias marcaron un hecho histórico en la capital mexicana. En cuestión de minutos la columna vertebral de la organización, sin la cual el Cártel de Tláhuac no hubiera podido funcionar, quedó de manifiesto: los mototaxistas que trabajaban para Felipe de Jesús reaccionaron tras su muerte. A través de radios y mensajes de WhatsApp se emitió una alerta que rápidamente llegó a cada uno de los 10 mil mototaxistas apadrinados por el cártel: “El Patrón cayó”.

A continuación, algo nunca antes visto en Ciudad de México: una turba de mototaxistas llegó hasta las avenidas principales de la alcaldía —entre ellas Avenida Tláhuac, la arteria más importante de la región— y al puro estilo de los narcobloqueos, que hasta entonces solo se habían visto en el norte del país, quemaron tres microbuses y un camión de volteo para impedir que la policía llegara a otras “casas de seguridad” de Felipe de Jesús.

El caos duró unas 36 horas. Al menos 16 personas fueron detenidas por los disturbios, pero ninguna pasó mucho tiempo en las oficinas del Ministerio Público, al poco tiempo fueron liberadas. En algunos camiones del transporte público también se podían leer pancartas con los siguientes mensajes: “El sr no es un delincuente. Aliviana a su gente. No roba ni secuestra. No extorsiona. Da trabajo”, “La gente lo quiere y lo respeta”, “Estamos con usted, siempre fieles”.

Felipe de Jesús Pérez Luna utilizó la máscara de líder de mototaxistas para tapar las verdaderas fuentes de sus negocios: venta de droga, extorsiones, homicidios por encargo, robo de autos y venta de piratería. Investigaciones de autoridades federales establecieron que en 2016 Pérez Luna tenía el control de más de 3 mil puntos de venta droga al menudeo en Iztapalapa, Milpa Alta, Tlalpan, Coyoacán, Xochimilco, Tláhuac, Chalco, Valle de Chalco, Texcoco y Amecameca.

Imágenes del operativo donde fue
Imágenes del operativo donde fue asesinado “El Ojos”

Para nutrir esa compleja red, Felipe “apadrinó” a más de 10 mil familias de Tláhuac que supuestamente no encontraban oportunidades de empleo dignas, ofreciéndoles trabajo como choferes de mototaxis. En 2016, la Secretaría de Movilidad (Semovi) tenía identificados 30 mil mototaxis, agrupados en 52 organizaciones, de los cuales al menos 10 mil trabajaban para el Cártel de Tláhuac. Cabe mencionar que dicho medio de transporte nunca ha gozado de legitimidad, pues se le considera peligroso para los pasajeros.

Los mototaxistas afiliados a Felipe de Jesús tenían la consigna de ser los “ojos” del cártel: informaban sobre todo lo que ocurría en las calles, incluidos los operativos de la policía; y, por supuesto, movían la “mercancía” —marihuana, cocaína, metanfetamina— que llegaba desde Valle de Chalco hasta Xochimilco y Coyoacán, pasando también por Ciudad Universitaria e Iztapalapa.

Eran los encargados de recoger desde primera hora de la mañana los pedidos de droga que llegaban desde el sur del país, para posteriormente distribuirla a cada una de las narcotienditas, así como los narcomenudistas que más tarde se encargaban de esparcirla por el resto de la metrópoli.

Los que estaban en el eslabón más bajo de la organización, es decir, que solo se encargaban de distribuir la mercancía, más no venderla, podían llegar percibir hasta 4 mil pesos (USD 230) a la semana por llevar y traer los paquetes de droga de Felipe de Jesús Pérez Luna.

A mediados del siglo XX Tláhuac dejó de ser un territorio netamente rural y empezó a experimentar un proceso de urbanización que se hizo más visible a partir de los años 80. Actualmente la alcaldía cuenta con 83 kilómetros cuadrados de territorio. Está ubicada al sureste de la Ciudad de México y es considerada un punto estratégico por su cercanía con el Estado de México y Morelos.

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