La Secretaría de Marina Armada de México (Semar) ha continuado con el procesamiento de un campo de cultivo en Sinaloa, donde se desplomó el helicóptero que dejó a 14 agentes sin vida y a un oficial lesionado de gravedad, luego de que participaran en la recaptura de Rafael Caro Quintero, el Narco de narcos.
De acuerdo con reportes locales, ya fueron identificados al menos siete de los integrantes de la Unidad de Operaciones Especiales (UNOPES) y están a la espera de ser entregados a sus familiares para que sean despedidos, luego de perder la vida en cumplimiento de su deber.
Los estudios a los cuerpos son realizados en una funeraria privada, debido a que el poblado de los Mochis no cuenta con servicio médico forense cercano. Las identidades pueden ser reservadas por razones de seguridad que eviten presuntas represalias a seres queridos de aquellos que colaboraron en la detención del Narco de narcos.
Durante el transcurso de este 16 de julio, agentes de la Semar han arribado y recogido los fragmentos de la aeronave tipo Black Hawk que sufrió el percance. El presidente Andrés Manuel López Obrador instruyó para que las investigaciones determinen la causa que llevó a este fatal accidente.
Fuentes ministeriales señalan que el manejo de las inspecciones y el resto de los análisis es encabezado por las autoridades federales. Aunque la Fiscalía de Sinaloa colabora en la autopsia. Mientras algunos agentes resguardan el campo, cerca de la terminal aérea, otros vigilan la funeraria.
En un inicio, las versiones asociaron la detención de Caro Quintero con la caída del helicóptero, pues presumieron que había sido derribado por sicarios al mando del capo. Sin embargo, esta unidad no se incendió y se estima que tampoco sufrió agresiones desde tierra.
López Obrador lamentó la tragedia y envió su pésame y un abrazo a familiares, compañeros, además de amigos de los marinos que perdieron la vida luego de cumplir su deber. También mostró su apoyo para que el agente lesionado pueda recuperarse.
Mientras que el almirante José Rafael Ojeda Durán, titular de la Semar, también expresó sus condolencias. Él ordenó las investigaciones para saber por qué se desplomó el vehículo aéreo este 15 de julio.
Hombres ejemplares con un alto sentido de honor, que dejan un vacío irreparable con su partida y a quienes honraremos día a día, cumpliendo con lealtad nuestra misión
Solo uno de los integrantes de la UNOPES logró sobrevivir con heridas severas. El agente fue trasladado a una clínica privada, donde quedó intervenido en el quirófano. Al igual que sus compañeros, participó en el resguardo perimetral y estaban por aterrizar.
El Departamento de Justicia, así como la Administración del Control de Drogas (DEA), y una suma de funcionarios mexicanos, entre ellos gobernadores y gobernadoras, también lamentaron la pérdida. Otros políticos exigieron que se esclarezcan las causas.
Informes preliminares sospechaban de que ese helicóptero transportara a Caro Quintero, pero eso fue descartado de inmediato, pues el detenido ya estaba en camino a la Ciudad de México, cuando ocurrió el suceso en la Zona Industrial Topolobampo, cerca de la carretera Los Mochis-Topolobampo con dirección al puerto.
La detención del Narco de narcos fue concretada a dos horas y media del sitio del desplome, en el poblado de San Simón, en el municipio de Choix. La Semar encabezó el operativo, pues de acuerdo con la Fiscalía General de la República, el arresto del capo fue por una orden de detención provisional con fines de extradición a Estados Unidos.
Tras la detención, Caro Quintero arribó a la capital del país y fue ingresado por la noche en el penal de máxima seguridad del Altiplano, donde pasó su primera noche. Ahí espera que sea notificado y después sea enviado para que responda en la corte de Nueva York por sus delitos como narcotraficante, pero especialmente, por el asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar, ejecutado en 1985.
En 2013 quedó libre por interpretación de un tribunal de Guadalajara en supuestas fallas a su proceso. Y había sido condenado a 40 años tras las rejas y aquella vez, abandonó la prisión en 97 minutos, desde que las autoridades carcelarias fueron notificadas. Pasaron casi nueve años para que Max, una sabueso de la Marina, diera con él entre matorrales.
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