Los vínculos criminales de Rafael Caro Quintero, el Narco de narcos, no se detuvieron mientras descendió del liderazgo que ocupaba en el Cártel de Guadalajara y aunque su familia directa administró el imperio, otros miembros de su clan mantuvieron el tráfico de drogas.
De acuerdo con diversos registros, seguimientos, expedientes, así como reportes obtenidos por Infobae México, los nexos de Caro Quintero permitieron que operara con bajo perfil, luego de librar la prisión en 2013, pero aún durante su periodo tras las rejas, desde 1985.
Ya sea por intervenciones directas o a través de familiares, las supuestas actividades delictivas del Narco de narcos se extienden desde 1980 y hasta junio de 2018, según acusaciones de las autoridades de Estados Unidos. Aunque en México destacó en ilícitos implicados desde 1975 en el cultivo, producción y envío de marihuana.
Lo cierto es que Caro Quintero volvió o se mantuvo en el negocio, pese a que fue detenido en abril de 1985 y resultó juzgado por el asesinato de Enrique Camarena Salazar, Kiki, agente encubierto de la Administración del Control de Drogas (DEA), y del piloto mexicano, Alfredo Zavala Avelar.
Eso apuntan los documentos judiciales consultados por este medio, así como otros informes sobre detenciones y operaciones de grupos criminales después de 2013, cuando el originario de la Noria, Badiraguato, quedó libre por interpretación de un tribunal de Guadalajara en supuestas fallas a su proceso.
Aparentemente, no actuaba como un cabecilla que hubiese querido recuperar lo que creyó bajo su dominio, ni imponerse a quienes lideran actualmente en el mapa criminal. Pero sí operó bajo el paraguas de aquellos establecidos desde el Triángulo dorado del narco. En 2016, él mismo descartó disputas con Ismael Zambada García, el Mayo, y Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, líderes del Cártel de Sinaloa.
Sin embargo, la recomposición de los intereses pronto obligó a sus huestes a entrar en combates abiertos por las rutas de trasiego de drogas en Sonora. Así fue que el resurgimiento de Caro Quintero se mostró a mediados de 2020 con el renombrado Cártel de Caborca, compuesto por sus sobrinos, los Páez Quintero, otros familiares, así como lugartenientes locales.
Cuatro meses más tarde, la guerra fue más visible entre el grupo del Narco de Narcos y los hijos del Chapo Guzmán, los Chapitos. Las huestes de los Menores mostraban armas largas de grueso calibre e implicaban en sus intimidaciones al Darío, el Yuca, el 04, y el Tiko. Ellos referían que no dejarían Caborca hasta exterminar a rivales.
Pero la disputa se mantiene, porque fue desplegado el brazo armado de la Barredora 24/7, dirigido por el R, Rodrigo Páez Quintero, sobrino del Narco de Narcos, y Jesús Darío Murrieta Navarro, alias Cara de cochi. En esa facción fueron asociados Ramón Quintero Páez, el Tiko, y José Gil Caro Quintero.
Los Chapitos designaron en la batalla territorial de Caborca a José Bibiano Cabrera Cabrera, el Durango, pero fue reportada la detención de este sujeto en abril de 2021. Luego ascendió Jesús Humberto Limón López, el Noveno y/o el Cazador, quien cayó dos meses después, tras una balacera contra agentes federales.
Actualmente siguen pugnas con células comandadas por los Cazadores, el Grupo Delta y Gente Nueva. Lo mismo sostienen enfrentamientos en Altar, Pitiquito o San Luis Río Colorado, en aras de dominar la plaza que perteneció a los Caro Quintero desde mediados de 1980 y la década de 1990 con el Cártel de Sonora.
Pero la narcoguerra que implicó nexos con Rafael Caro Quintero no solo se concentra en el desierto, pues en la costa de la entidad dominan sicarios al mando de su primo, Juan Pablo Quintero Navidad, quien tiene como lugarteniente a Francisco Javier Espinoza Camacho, el Fino y/o el Picipi.
Ellos sostienen la disputa contra el clan de los Salazar del Cártel de Sinaloa, dirigidos a su vez por Crispín Salazar Zamorano, hermano del fundador de la célula, Adán Salazar Zamorano, conocido como Don Adán, detenido en 2011 y extraditado a Estados Unidos.
De esa manera es como azotan con una ola de violencia en los límites del Valle del Yaqui que incluye el municipio de Guaymas y Empalme contra la célula local conocida como la Plaza. Se trata de un grupo ligado a Sajid Emilio Quintero Navidad, primo del Narco de narcos y quien era jefe de plaza de los Beltrán Leyva al sur de Sonora hasta que fue detenido en 2017 y se declaró culpable en el Tribunal de Distrito de San Diego, California.
Desde que los sinaloenses se enemistaron con sus socios dirigidos por Arturo Beltrán Leyva, a finales de la década pasada, el norte de la entidad ha sido territorio en disputa que defendieron Quintero Navidad y Fausto Isidro Flores Meza, el Chapo Isidro. Esa región es la misma que colinda con Guaymas y Empalme.
Sin embargo, el nexo de la Plaza con el Narco de narcos no significó un mando directo de quien fuera líder en el Cártel de Guadalajara. Aunque puede entenderse como un derivado de su imperio familiar, pues quien realmente siguió con la herencia directa fue Miguel Ángel Caro Quintero.
El hermano del capo fue detenido en 2001, acusado de continuar con la empresa criminal desde 1985 y transportar toneladas de marihuana a Colorado, en el estado de Arizona. El nacido en Caborca también fue vinculado en el envío de heroína, cocaína y la síntesis de metanfetamina, según el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Miguel Ángel Caro Quintero se declaró culpable en 2009 y fue sentenciado a 17 años de cárcel en 2010. Las investigaciones señalan que llegó a traficar más de 100 toneladas de marihuana, tan solo entre 1985 y 1988, cuya ganancia representó más de 100 millones de dólares.
Volvió a México hace tres años, cuando cruzó por Tijuana. Él argumentó que estaba reformado y a sus 55 años se haría cargo de su madre que rondaba los 87 de edad. Pero no se descartó la posibilidad de reencontrar al Narco de narcos e involucrarse con el renovado Cártel de Caborca.
Otro de los intereses de Rafael Caro Quintero fue revelado en el juicio a uno de los supuestos miembros de la Línea que participó en la masacre de Bavispe, Sonora, donde fueron acribilladas tres adultas y seis menores de edad de las familias LeBarón, Miller, Johnson y Langford en noviembre de 2019.
En su audiencia de noviembre de 2020, el sujeto apodado Coma Lara reveló que el Narco de narcos pactó una alianza con el brazo armado del Nuevo Cártel de Juárez, tras reunirse en Buenaventura para planear un golpe coordinado desde Caborca hasta el noreste de Chihuahua.
Eso tendría el fin de calentar la plaza y bloquear el paso de drogas a otros cárteles que trafican hacia Estados Unidos. Por esa razón se explicó la masacre. Pues la estrategia del narco se manifiesta con ataques constantes o de relevancia para atraer la atención de las autoridades.
Así, el lugar es vigilado con mayor fuerza o se destinan operativos para disminuir el foco de violencia. Para ello se valen de secuestros, desapariciones y asesinatos publicitados que la población denuncia ante el hartazgo por incluir a víctimas inocentes. Los rivales afectados por el caso de Bavispe serían los Salazar.
De esa manera, se ha indicado, Rafael Caro Quintero quiso impulsar sus intereses al aprovechar una batalla entre los operadores del Cártel de Sinaloa contra la Línea. En particular, esta célula disputa la zona desde Chihuahua contra los Jaguares, quienes operan en Aguaprieta para extenderse hasta Casas Grandes, respaldados por los Paredes.
La influencia del Narco de narcos también fue identificada a través de José Gil Caro Quintero, conocido como Don José, Jogil, o el Pelo Chino, lugarteniente del Cártel de Sinaloa. Las autoridades federales señalan que este sujeto opera en Oaxaca, así como en la Costa Chica y Acapulco, Guerrero.
Para ello mantiene a la célula de los Rusos, quienes actuaban bajo el cobijo de Jesús Calleja Clemente, Comandante Calleja y/o el Chucho, líder de la policía comunitaria de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG).
El área dominada por el familiar de Caro Quintero también se ha indicado en Quintana Roo, desde donde operaría el traslado de cargamentos de drogas que llegan vía aérea. Lo mismo se incluyeron sus intereses en Chiapas, Yucatán, Campeche y parte de Tabasco.
Este sobrino del Narco de Narcos estuvo detenido durante 11 años, de 2005 a 2016. Luego de ser liberado se volvió lugarteniente de relevancia de su tío, hasta asumir dominio en el Pacífico. De acuerdo con las investigaciones, el Pelo Chino y/o Chino Quintero tiene a su disposición lanchas rápidas, así como aeronaves para transportar cocaína proveniente de Sudamérica.
Además de esos nexos, la Fiscalía General de la República informó en junio pasado del arresto de Martín Rojas Sosa, el Chino, supuesto integrante del Cártel de Caborca implicado en el tráfico de armas y quien fue detenido tras operativos en Quintana Roo.
Cayó con cinco armas de fuego cortas, tres largas, una réplica de fusil, cinco cargadores abastecidos, cartuchos de diferentes calibres, numerario; así como una computadora portátil, dos teléfonos celulares, un CPU, siete motocicletas, nueve vehículos, ocho tracto camiones, 10 cajas de camión, dos pipas y diversa documentación.
Este sujeto fue identificado como parte de la organización criminal que introduce fusiles de uso reservado a las Fuerzas Armadas a través de la frontera norte del país. Junto con más cómplices, el armamento era distribuido entre sicarios del Cártel de Caborca y otras eran puestas a la venta, por lo que las resguardaban en diversas casas de seguridad.
Otro implicado en los mismos ilícitos fue condenado, también el mes pasado. Se trata de César Enrique Caro Escobar, sobrino de Rafael Caro Quintero, quien traficaba armamento para el Cártel Jalisco Nueva Generación desde Estados Unidos.
Caro Escobar fue detenido en agosto de 2020 en la Ciudad de México y tras un procedimiento abreviado, se le impuso la sentencia de seis años ocho meses de prisión. Ahora está recluido en el Reclusorio Preventivo Varonil Sur junto con sus cómplices, Vicente González Beltrán y Carlos Enrique García Méndez, quienes deberán pagar la misma pena.
Juan Pablo Quintero Martínez, otro sobrino del Narco de narcos, fue arrestado en marzo de 2021 en el municipio de Atizapán de Zaragoza, Estado de México, acusado de homicidio calificado en la alcaldía Azcapotzalco. Se movía por Atizapán, Tlalnepantla y Naucalpan, donde supuestamente cometía delitos del orden federal.
Sin embargo, el familiar con quien el fundador del Cártel de Guadalajara está asociado directamente es Ismael Quintero Arellanes, el Fierro, acusado de cuatro cargos con su tío desde 2017, reemplazado en 2020, en la Corte del Distrito Este de Nueva York. Más nombres aparecen sellados, pero las acusaciones fueron reveladas en 2018.
Ambos fueron implicados por participar en una conspiración internacional, así como fabricar y distribuir heroína, cocaína, metanfetamina, además de marihuana, incluido el uso uso ilegal de armas de fuego como parte de su facción: la célula de Caro Quintero.
Según el documento, esas operaciones ilícitas comenzaron desde o alrededor de enero de 1980 hasta junio de 2018, bajo el cobijo del sindicato criminal del Cártel de Sinaloa. Quintero Arellanes fue detenido en Culiacán el 29 de enero de 2020 y el gobierno estadounidense tiene la intención de extraditarlo.
Tanto el Fierro como el Narco de narcos fueron implicados en envíos masivos de drogas de forma continúa, luego de que el capo dejara la cárcel. Supuestamente, sus incursiones en el negocio criminal comenzaron desde febrero de 2015, lo mismo que en marzo, octubre y diciembre, para después abarcar junio, julio, octubre y diciembre de 2016.
Otra organización alineada a Rafael Caro Quintero es aquella asociada a Fausto Isidro Meza Flores, el Chapo Isidro, líder de los Mazatlecos que derivaron de los Beltrán Leyva. De acuerdo con reportes de la DEA, ambos capos son beneficiados por la célula de Jesús González Peñuelas, el Chuy, identificado como cabecilla que opera en Sinaloa y Sonora.
El Chuy González comanda a un grupo destacado en Batamote, Guasave. Opera con su hermano, Ignacio González Peñuelas, Nacho. Este capo fue detenido casi por casualidad en diciembre de 2013, mientras los agentes patrullaban en Guasave. En 2008 se había reportado su muerte, tras un enfrentamiento de 45 minutos en Culiacán.
Informes del Departamento del Tesoro indican que los hermanos trabajan con Rafael Caro Quintero. Actualmente, los González Peñuelas juegan un papel clave en el trasiego de opio crudo, heroína y fentanilo, que se distribuyen en varios puertos de entrada en Estados Unidos, como California, Texas, Colorado, Washington, Utah y Nevada.
Los operadores de su facción delictiva son Wilfrido González Peñuelas, encargado de operar las tiendas de ventas de droga en Sinaloa; Efraín Mendívil Figueroa, acusado de tráfico de heroína, metanfetamina y fentanilo; Adelmo Núñez Molina, fuente de suministro de goma de opio y Raúl y Juana Payán Meraz, responsables de supervisar la producción de amapola.
Además de ese largo clan de asociados, las autoridades norteamericanas identificaron en 2016 a la esposa de Caro Quintero, Diana Espinoza Aguilar y/o Altagracia Espinoza Aguilar, como quien puso propiedades a su nombre, derivadas de ganancias del narcotráfico.
Incluso, el hijo de ella, Bryant Espinoza Aguilar, fue acusado en julio de 2020 en la corte de Brooklyn por violar el programa de sanciones económicas contra capos de la droga del Departamento del Tesoro. En el documento se alega que actuó como testaferro para que le fuera transferido un inmueble que después fue vendido para triangular ganancias y así blanquear su fuente ilícita original.
Lucio Rodríguez Serrano, amigo de toda la vida de Rafael Caro Quintero, es un implicado más como operador del Narco de narcos. En los últimos años lo ayudó a escapar y se involucró en transacciones inmobiliarias bajo la dirección y en beneficio del capo.
Pese a todas esas acusaciones, el gobierno norteamericano borró de su lista negra y desbloqueó las cuentas de 30 empresas, así como aquellas vinculadas con los hijos y esposa de Caro Quintero, el 23 de abril de 2021.
Entre junio y octubre de 2013, las autoridades norteamericanas incluyeron a 18 personas y 30 entidades en la lista de Designaciones Especiales de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, con lo cual fueron congeladas sus cuentas en Estados Unidos. Pero desde hace un año, esas sanciones fueron levantadas.
Esos indicios, nexos y acusaciones también suman al hallazgo de 475 paquetes de cocaína el 18 de enero de 2021 en la Ciudad de México. La droga con peso de mil 200 kilos cayó de una camioneta volcada sobre la avenida Río San Juan Joaquín y Tercer Anillo de Circunvalación, en la colonia Lomas de Sotelo, alcaldía Miguel Hidalgo.
Supuestamente, el cargamento pertenecía a Rafael Caro Quintero. Aquella vez, algunas estimaciones apuntaron a que el costo del narcótico en el mercado negro ascendería a los 40 millones de dólares. El vehículo que transportaba la mercancía salió de Naucalpan, Estado de México, y viajaba a gran velocidad, posible razón del percance.
Todos esos cargos e identificaciones directas o indirectas podrían ser retomadas durante el proceso que enfrente el Narco de narcos. Por ahora le queda esperar su futuro desde el penal del Altiplano y una posible extradición a Estados Unidos, tras su captura en Choix este 15 de julio, casi nueve años después de que lo dejaron en libertad.
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