La madrugada de este viernes 15 de julio, en la localidad de San Marcos, Guerrero, aparecieron dos cuerpos colgados desde un puente vehicular ubicado cerca de la cabecera municipal.
Los muertos eran dos hombres que estaban atados de pies y manos. Sus cabezas estaban cubiertas. En otro punto del puente, conocido como “Las Quintas”, fue localizada una manta con un mensaje firmado por la delincuencia organizada.
La práctica de exhibir asesinados de esa forma es habitual entre los cárteles mexicanos, pero desde principios de año, cuando la violencia golpeó con fuerza a Zacatecas, lo reflectores no apuntaban a un hecho de esta naturaleza.
El 9 de enero, en un puente peatonal ubicado en el Parque Cuarto Centenario, a la altura de la colonia Industrial y Esparza, en el municipio de Fresnillo, Zacatecas, la policía localizó un cuerpo maniatado y con señales de tortura que pendía de una cuerda.
Posteriormente, el 26 de ese mismo mes, dos cuerpos fueron colgados en un puente vehicular de la vía federal número 45. Los cuerpos estaban semidesnudos, atados de pies, manos, sogas en el cuello y signos de tortura.
En febrero, aparecieron los cuerpos de otros seis hombres colgados desde el barandal de una bodega en Pánfilo Natera. Tenían pegada la cartulina atribuida al brazo armado del Cártel de Sinaloa, la llamada “Operativa MZ”, que disputa el territorio al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en Zacatecas.
Sin embargo, el hecho más macabro se registró tres meses antes, cuando nueve cadáveres aparecieron colgados desde el puente del Orito en el municipio de Cuauhtémoc, Zacatecas. “Parecía sacado de una película. No era posible que estuviera pasando en la realidad”, llegó a decir uno de los trabajadores que desde muy temprano habían salido de sus casas.
Algunos de los cuerpos estaban semidesnudos. La mayoría colgaba de cuerdas azules y amarillas en el puente de la carretera federal 45, en el municipio limítrofe con el estado de Aguascalientes. Algunos se hallaban atados por los pies. A todos los balanceaba el viento. Un décimo cuerpo se había vencido por su propio peso y yacía tendido sobre el asfalto. Todos eran “masculinos que oscilaban entre los 21 y 42 años”, según el reporte policial.
Cinco eran originarios de Ciudad Cuauhtémoc, tres del municipio de Zacatecas, uno de Guadalupe y otro de Ojocaliente.
Desde las primeras apariciones de cuerpos colgados como táctica de los cárteles en 2008, este método violento pasó de ser una aberración sin precedentes a un suceso de cada semana en México. “Hacer publica una ejecución es una señal de una enorme impunidad y de que no le tienes miedo a las consecuencias”, señaló el analista de seguridad, Alejandro Hope, en una entrevista para Univisión.
En la Ciudad de México, el primer registró que se tiene de una víctima colgada desde un puente es del 20 de octubre de 2015, cuando en el puente de la Concordia, en la alcaldía Iztapalapa, en los límites con el Estado de México, apareció el cadáver de un hombre que estaba amarrado con una soga y presentaba dos disparos en la cabeza.
En el 2013, en la ciudad de Nuevo Laredo, Tamaulipas, aparecieron nueve cadáveres ahorcados. Y en otros estados como Guerrero, Sinaloa o Coahuila, también se reportaron cuerpos ahorcados con mensajes de organizaciones criminales.
Los primeros mensajes de este tipo entre bandas del crimen organizado se dieron entre julio y agosto del 2010, cuando varios cuerpos fueron colgados en diferentes puentes de Cuernavaca, Morelos, en medio de la guerra descarnada de los grupos que, tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva, en diciembre del 2009, se disputaron el vacío de poder.
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