La historia de la aviación en México comenzó a principios del siglo XIX, en vísperas del estallido de la Revolución Mexicana. El estado de guerra no impidió que los primeros aviones llegaran al país e incluso que un presidente mexicano se convirtiera en el primer jefe de Estado en viajar en un vehículo aéreo.
Las bases para el primer viaje aéreo presidencial quedaron sentadas en enero de 1910, cuando el aristócrata mexicano Alberto Braniff Ricard realizó el primer vuelo en el país y se convirtió en uno de los impulsores de la expansión de la entonces desconocida tecnología.
De hecho, tan solo un año después, la compañía Moisant International Aviators emprendió una gira alrededor de varias ciudades del país, en la que un grupo de pilotos hicieron exhibiciones. Además, la empresa logró un convenio con el gobierno porfirista, pese a lo cual Porfirio Díaz no fue el primer presidente en subir a un avión. Pues las negociaciones quedaron suspendidas cuando el dictador renunció ante la presión del conflicto armado.
Sin embargo, la situación no detuvo a Alfred Moisant, dueño de la compañía antes mencionada. El empresario organizó nuevas exhibiciones en los Llanos de Balbuena de la Ciudad de México, para la cual llegaron a territorio mexicano pilotos estadounidenses y británicos, que se presentaron ante el presidente de la nación, Francisco I. Madero.
El primer acercamiento del mandatario con los aviones ocurrió el 26 de noviembre de 1911, cuando asistió a uno de los eventos organizados por Moisant en la capital del país. Aunque aquel día no hubo ningún vuelo debido a las condiciones climatológicas, el líder fue recibido en los hangares, donde los expertos le mostraron las unidades áreas y le explicaron su funcionamiento.
Madero logró ver por primera vez un avión en funcionamiento el 30 de noviembre del mismo año. En esa ocasión el aviador George M. Dyott terminó su presentación en el aire y tras ello se dirigió al área de la tribuna donde se encontraban los invitados especiales y saludó al presidente, pero no terminó su interacción con él en ese momento sino que lo invitó a sobrevolar la ciudad.
Así, Francisco I. Madero se convirtió en el primer presidente a nivel mundial en viajar en avión. Su vuelo fue a bordo de un Deperdussin, un avión biplaza en el que hizo un breve recorrido de aproximadamente doce minutos. Según un artículo del portal especializado Mexican Aviation History:
“El pueblo aplaudió entusiasmado a su Presidente, ya de por sí muy querido, pero algunos censuraron el acto, calificándolo de temerario. Puede que no fuera para menos ya que Francisco I. Madero se había convertido en el Primer Jefe de Estado en pleno ejercicio de sus funciones, que voló en un avión, en todo el mundo”.
Cabe señalar que la fascinación del iniciador del movimiento revolucionario fue tal que en 1912 envió a un grupo de mexicanos a estudiar a una escuela para aviadores en Long Island, Estados Unidos. Los enviados fueron Alberto Salinas Carranza, Gustavo Salinas Camiña, Juan Pablo y Eduardo Aldasoro Suárez , así como Horacio Ruiz Gaviño que pasaron a la historia como “los primeros cinco” y sentaron las bases de la Aviación Militar Mexicana.
Tras el asesinato de Madero en 1912, hubo algunos intentos de utilizar los aviones en la Revolución Mexicana. Victoriano Huerta y Pancho Villa fueron dos de los revolucionarios que adquirieron vehículos aéreos, los que pertenecían a este último eran conocidos popularmente como “los dorados”.
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