La agencia Standard and Poor’s (S&P) ratificó la calificación de la deuda soberana de largo plazo de México en moneda extranjera y local en BBB y BBB+, respectivamente, y además mejoró la perspectiva de negativa a estable, lo cual fue destacado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
La Secretaría de Hacienda señaló que la calificadora espera que México continúe con un buen manejo fiscal y monetario en lo que resta de la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Luego de darse a conocer la decisión de S&P, el presidente Andrés Manuel López Obrador publicó un mensaje en sus redes sociales donde destacó que las calificadoras están “reconociendo la estabilidad y la prudencia fiscal y monetaria que ha promovido esta administración”.
La calificadora hizo mención a los equilibrios macroeconómicos para ratificar la calificación BBB y señaló como positivo el bajo déficit en cuenta corriente, el tipo de libre flotación que facilita el acceso a los mercados financieros, y una política monetaria, a cargo de Banxico, creíble.
El subsecretario de Hacienda, Gabriel Yorio, informó al Ejecutivo federal que lo mejor del anuncio de S&P fue el cambio sobre la perspectiva, que pasó de negativa a estable, lo cual brinda mayor certidumbre a los inversionistas de que no habrá una baja de la calificación en los siguientes 12 meses, a menos de que suceda algún evento extraordinario
El gobierno de López Obrador ha impuesto una política de austeridad en el gasto público desde que inició en diciembre de 2018, aunque también ha destinado importantes recursos para atajar la millonaria deuda de la petrolera estatal Pemex, en medio de un contexto económico internacional complejo.
S&P advirtió de posibles riesgos para México
Sin embargo, la calificadora advirtió que retrocesos inesperados en la gestión macroeconómica o en el diálogo entre los socios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) sobre la cadena de suministro y los vínculos transfronterizos, podrían debilitar la inversión y la confianza en nuestro país, lo que podría llevar a una rebaja en la calificación en los próximos dos años
Además, resaltó que considerando la etapa en que se encuentra el ciclo político y la polarización en el Congreso mexicano, no espera que se aprueben iniciativas constitucionales que presionen el entorno de negocios.
Sobre la perspectiva estable, S&P incorporó los complejos desafíos fiscales en Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), la menor incertidumbre sobre la política energética (luego del rechazo a la reforma eléctrica de AMLO en abril pasado) y los avances en la inversión del sector privado relacionada con el comercio.
Expuso que de presentarse iniciativas para impulsar la flexibilidad presupuestal, creación de espacios fiscales, y medidas que amplíen la base tributaria no petrolera para mitigar los potenciales pasivos contingentes provenientes de las empresas propiedad del gobierno en el sector de energía (CFE y Pemex), podrían mejorar la calidad crediticia.
Respecto a los choques internacionales sobre la economía mexicana, la calificadora reconoció el manejo prudente de la macroeconomía a pesar de los potenciales riesgos, como las presiones inflacionarias y el fin del ciclo acomodaticio en la política monetaria de Estados Unidos.
Además, enfatizó que los niveles de inversión necesitan elevarse y otros factores que podrían incrementar la calificación del país.
A fines de marzo, Moody’s informó que veía poco probable una mejora de la nota crediticia de México en un futuro cercano y advirtió que la necesidad de apoyo recurrente y sustancial a Pemex está erosionando la fortaleza fiscal del país.
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