En días recientes se informó, a través de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México y Mota Engil, México/Thor Urbana Capital, sobre los avances y trabajos realizados en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, como parte de la creación del parque de diversiones Aztlán, que sustituirá a la extinta Feria de Chapultepec.
Luego de un largo proceso, se informó que finalmente se retiró por completo la estructura de la antigua e histórica Montaña Rusa, así como otras atracciones, edificaciones, pisos y pavimento que se encontraban en el predio se la segunda sección del Bosque.
Las autoridades informaron que se procederá con la remoción de todos los residuos generados por los trabajos de demolición y desmantelamiento, para dar paso a la preparación del predio en materia de nivelación y limpieza, con el fin de prepararlo para las nuevas áreas verdes y la colocación de las atracciones que le darán vida a Aztlán Parque Urbano.
La icónica Feria de Chapultepec fue inaugurada el 24 de octubre de 1964 por el entonces presidente Adolfo López Mateos, por lo que varias generaciones tuvieron la oportunidad de conocerla y divertirse en sus juegos mecánicos, por lo que el anuncio de su cierre definitivo provocó que muchos capitalinos, e incluso personas de otros estados, sintieran nostalgia.
Sin embargo, este no fue el primer parque de diversiones que existió en Chapultepec, pues anteriormente, en la época del Porfiriato, existió La Luna, considerado el primer parque de diversiones en México, en donde se instaló, también, la primer montaña rusa del país. Dicho parque de diversiones se encontraba en la colonia Juárez, exactamente en donde hoy se encuentran importantes edificaciones y monumentos, como La Estela de Luz, que se construyó durante el sexenio del expresidente Felipe Calderón Hinojosa; además del paradero de autobuses de Chapultepec, a unos pasos de la entrada del metro del mismo nombre, y la manzana en donde actualmente se encuentra el edificio de la Secretaría de Salud.
El parque de diversiones fue pionero en la llegada de la montaña rusa a México, y abrió sus puertas al público en pleno Porfiriato, en 1906. El lugar para divertirse era visitado por la clase más acaudalada que había en ese tiempo, la entrada costaba un peso y durante la época era anunciado como el parque de diversiones más grande del país, e incluso, del mundo. Cabe destacar que el lugar también era visitado por el mismo presidente Porfirio Díaz y su familia.
En 1907, un año después de su inauguración, el lugar ya contaba con fama internacional. En su interior había 32 atracciones, algunas itinerantes y otras permanentes. Entre las temporales, o itinerantes, se encontraban shows de magia, baile y freaks.
Uno de los actos más aplaudidos y esperados por el público, era el de Fregoli Vargas, que era conocido como “el rey de los prestigiadores”, quien cada domingo presentaba un show diferente. Otro de los shows itinerantes más importantes y famosos del parque, fue el de un acróbata ciclista que era conocido como Babcock, quien con su bicicleta daba giros en el aire, saltaba por rampas y tubos frente a la audiencia.
A pocos años de su inauguración, La Luna comenzó a ser criticado en los periódicos de la época, pues se decía que la gente que lo conoció, no volvía a visitarlo, pues no encontraban novedades. Además, quienes no lo conocían, no se animaban a ir al lugar, ya que estaba muy retirado. Hay que recordar que en esa época, esa zona era considerada la periferia de la ciudad, y aunque el tranvía de Chapultepec dejaba a la gente en el parque de diversiones, la colonia Juárez apenas llegaba a Amberes. La urbanización de la ciudad casi terminaba en esa zona, y el parque estaba rodeado de terrenos baldíos, por lo que no había mucho que hacer en un lugar tan lejano y desolado.
Estas circunstancias, aunadas al estallido de la Revolución Mexicana, provocaron que La Luna cerrara definitivamente sus puertas. Además, con el inicio del movimiento armado, en 1910, las personas acaudaladas del país, que eran quienes visitaban el lugar, se vieron severamente afectadas en su economía, y tuvieron que abandonar el país. Por esto, los juegos se oxidaron por falta de uso y mantenimiento.
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