La iniciativa presidencial para terminar con el horario de verano llegó, por fin, al Congreso de la Unión para ser sometida al proceso legislativo. A diferencia de lo que anunció durante su conferencia matutina, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) entregó un documento en el que señala los beneficios a la salud humana y energéticos por los cuales terminar con la costumbre de adelantar el reloj una hora.
Este miércoles 6 de julio, el oficio del ejecutivo federal arribó a la Comisión Permanente, organismo del legislativo que entra en funciones durante los recesos de las cámaras de Diputados y Senadores, por lo que la iniciativa no podrá ser votada; sin embargo, sí se puede iniciar el proceso de revisión.
La agenda de la Cuarta transformación (4T) ya había anunciado que buscaría eliminar el horario; sin embargo, en los actos públicos que se tocaba el tema, tanto López Obrador como sus allegados llegaron a decir que el horario de verano transgrede el “horario de Dios”, por lo que sus detractores condenaron este tipo de conductas.
Sin embargo, en cuanto a materia de Estado de derecho, en la exposición de motivos se mostraron datos informativos que respaldan esta decisión, por lo que los temas de salud humana y consumo energético fueron fundamentales para argumentar la extinción del horario de verano.
“Después de más de tres décadas de horario de verano, en todo el mundo se ha tenido que aceptar que sí produce afectaciones a la salud de las personas. De acuerdo con fuentes científicas citadas por la Secretaría de Salud del Gobierno Federal, la implementación periódica de horarios estacionales afecta la salud pública a corto, mediano y largo plazo”
El texto rescató los señalamientos realizados por diferentes instituciones sanitarias, donde se puntualizó que la población juvenil padece trastornos de sueño a partir de las numerosas implementaciones de este horario. Además, esto puede generar afectaciones cardiovasculares, desequilibrios en el reloj biológico, el cual atiende al reloj solar.
Otros cambios en el organismo se pueden manifestar como somnolencia, irritabilidad, y dificultad en la atención, concentración y memoria.
Además, la iniciativa destacó que no existe un verdadero ahorro de energía derivado de la aplicación del horario de verano: “Se trata de un ahorro relativo de decrecimiento, particularmente, a partir de 2013, por la aceleración de la eficiencia energética que implica el retiro de lámparas incandescentes, la aparición de avances tecnológicos, entre otros”.
En México, este horario se implementó por primera vez en 1996 y se ha demostrado que contribuye con menos del 1% de ahorro de energía anual. En ese sentido, Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía (Sener), dijo que esta iniciativa también busca establecer de forma excepcional un horario estacional en los municipios de la frontera norte.
Agregó que hay un rechazo popular e inconformidad permanente de la sociedad desde 1996, año en que se estableció el horario de verano. Recordó que existe 71 por ciento de rechazo al horario de verano y sólo 29 por ciento de aceptación en la encuesta nacional que realizó el mes pasado la Secretaría de Gobernación (Segob).
“De 2020, 2019, las emisiones equivalen solamente a un ahorro de 0.06% de las emisiones totales de CO2 en el país; y en 2019 fue 0.07% de las emisiones”, sostuvo Nahle García, con lo cual se puede asegurar que esto no impacta positivamente en el gasto familiar, pues es inapreciable.
Por su cuenta, Jorge Alcocer, titular de la Secretaría de Salud (SSa), detalló que el cambio de hora altera el tiempo de exposición al sol y desequilibra el reloj biológico humano, por lo que diversas asociaciones internacionales del sueño recomiendan mantener el horario de invierno de manera permanente, debido a que promueve un ritmo biológico más estable, mejora el rendimiento intelectual y contribuye a disminuir enfermedades del corazón, obesidad, insomnio y depresión.
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