Es conocido que la Ciudad de México tiene joyas ocultas en las que se puede disfrutar de un rato agradable, algunos de estos lugares son las cafeterías y en cuanto a postres, las heladerías son de los sitios favoritos por los ciudadanos, especialmente en temporada de calor. A pesar de que varios de estos establecimientos ya son considerados antiguos se pueden seguir disfrutando de ellos como el primer día.
Tal es el caso de una de las heladerías más antiguas de la Ciudad de México: La Especial de París por su creador Domingo Lozada Torres, ubicada en Insurgentes Centro número 117, esquina con Antonio Caso en la colonia San Rafael, la cual tiene más de 100 años de antigüedad. Fue en 1921 cuando La Especial de París comenzó como un carrito con apenas dos sabores de helado: vainilla y limón.
Si embargo, poco a poco fue tomando popularidad entre aquellos que señalaban que el helado de vainilla era único y que nunca habían probado nada igual. El carrito recorría la colonia San Rafael y para 1929 se instaló fijamente en un puesto de madera en la calle de París y amplió sus sabores a seis.
Se dice que su creador aprendió a realizar helados de la mano con un pareja de italianos y cuando ambos regresaron a Italia, Domingo decidió realizar sus propios helados.
Sus helados fueron tan bien recibidos que el cronista y poeta mexicano Salvador Novo la catalogó como uno de los mejores sitios para saborear un buen helado en su libro La nueva grandeza mexicana. Por lo que actores de teatro, de televisión y personajes importantes de la época visitaron el sitio.
Fue 10 años después, en 1939, cuando los helados pudieron establecerse en un local, el cual hoy en día persiste y a diario recibe decenas de visitantes que buscan complacer a sus paladares. Actualmente se encuentra en las manos de los nietos de Domingo Lozada, Miguel Ángel Lozada y Vicente Lozada.
El helado más popular es el de vainilla, pues es totalmente natural y de ingredientes cien por ciento mexicanos como es el caso de las vainas que se reciben directamente de Papantla, Veracruz. Sin embargo, se pueden encontrar más de 50 sabores como: nuez, fresa, chocolate, capuchino, te chai, fresa con albahaca, yerbabuena con limón, jengibre, entre otros.
Además de heladería funciona también como cafetería y se pueden encontrar alimentos como malteadas, crepas, fresas con crema, entre otros. Hay quienes consideran que esta heladería forma parte del patrimonio de la Ciudad de México por la nostalgia de algunas personas que siguen visitándola.
Otra de las heladerías más antiguas de la Ciudad fue La Bella Italia, inaugurada en 1922 por un grupo de migrantes italianos y que al final fue adquirida por mexicanos, incluso se mencionó en Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco. Llegó a ser emblemática de la colonia Roma; sin embargo, en el 2020 anunció su cierre. Era reconocida por su decoración vintage y la gran variedad de sabores de helado como elote, fresa, avellana, café, plátano, ron con pasas, entre otros.
Después vinieron otras heladerías como la Chiandoni que abrió sus puertas en 1939 por Pietro Chiandoni, un italiano que trabajaba en la heladería en los días y de boxeador en las noches. El primer local se estableció en la colonia Roma; sin embargo, hay otras tres sucursales más en el centro comercial Santa Fe, Perisur e Insurgentes sur.
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