Quién fue Joseph Goebbels y por qué AMLO lo comparó con Carlos Alazraki

Goebbels fue considerado un peligroso agitador de multitudes durante la Alemania nazi

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Foto: Interart/Werner Reib Produktion/Kobal/Shutterstock
Foto: Interart/Werner Reib Produktion/Kobal/Shutterstock

Desde el pasado 29 de junio el presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido objeto de múltiples críticas por parte de analistas, políticos, periodistas y ciudadanos, pues durante su conferencia de prensa llamó “hitleriano” al publicista Carlos Alazraki, quien es parte de la comunidad judía.

Posteriormente, el jueves 30 de junio, el titular del Ejecutivo Federal compartió un fragmento de una conversación de 2021 entre Alazraki y el ex gobernador de Tabasco, Roberto Madrazo, en la que el publicista comentó “esta campaña no se gana con publicidad, se gana con propaganda y mientras más mentiras des contra Morena mejor te va”.

Al respecto, AMLO aseguró que Alazraki es seguidor del pensamiento de Hitler y lo comparó con Joseph Goebbels, uno de los hombres más temidos durante el régimen de la Alemania nazi impuesto por Adolf Hitler.

“¿Qué decía Goebbels? Decía que una mentira que se repetía muchas veces podría convertirse en verdad. Bueno, esa es la esencia de la estrategia del publicista o propagandista Alazraki”, comentó López Obrador.

AMLO llamó 'hitleriano' a Carlos Alazraki (Foto: Cuartoscuro)
AMLO llamó 'hitleriano' a Carlos Alazraki (Foto: Cuartoscuro)

Pero ¿quién fue este personaje y qué hizo para ser percibido como un peligroso demagogo y agitador de multitudes?

Joseph Goebbels nació el 29 de octubre de 1897 en Rheydt, una localidad de la ciudad alemana de Mönchengladbach. Su niñez y adolescencia estuvieron marcadas por profundos complejos causados por la poliomelitis que sufrió durante su infancia, misma que le impidió combatir en la Primera Guerra Mundial.

Desde joven se caracterizó por ser una persona sumamente letrada y con un amplio dominio de la oratoria. Graduado en Letras, vivía con frustración por no ser un escritor ni un poeta reconocido.

En 1924 se afilió al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (el partido nazi), en 1925 conoció personalmente a Adolf Hitler y en 1926 se convirtió en líder del partido en Berlín. “¿Quién es este hombre? Mitad plebeyo, mitad Dios. ¿El Cristo verdadero o sólo San Juan? Este hombre lo tiene todo para ser rey. El Tribuno de la plebe nato. El futuro dictador”, escribió Goebbels en su diario luego de escuchar a Hitler en el Congreso Nazi de 1925.

 Joseph Goebbels (AP)
Joseph Goebbels (AP)

Una vez que este último llegó al poder, Goebbels fue nombrado Ministro de Propaganda e Ilustración Pública del Tercer Reich, puesto en el que se encargó de expresar su profundo antisemitismo. Era el encargado de la comunicación, de los actos multitudinarios y las consignas. Desde el primer momento comprendió la importancia de medios como la prensa gráfica y mantuvo el total control de la radio y el cine.

Algunos de los aspectos fundamentales de su política propagandística fueron la simplificación, la creación de un enemigo único (el pueblo judío), la exageración y la constante renovación de consignas, así como la simplificación de los mensajes para hacerlos populares. Lo más importante, desde su perspectiva, siempre fue convencer a la mayor cantidad de personas de lo que el régimen pronunciaba.

La noche de los cuchillos largos

Uno de los ejemplos más claros de sus capacidades de manipulación ocurrió durante la Operación Colibrí, también conocida como ‘La noche de los cuchillos largos’, una purga política impulsada por Adolf Hitler entre el 30 de junio y el 1 de julio de 1934.

Todo surgió por un supuesto golpe de Estado contra Hitler que, en realidad, nunca existió. En un contexto en el que Hitler aspiraba a tener el control total de las fuerzas armadas alemanas, Ernst Röhm, líder del grupo paramilitar SA, también conocido como “los camisas pardas”, había propuesto fusionar al Ejército con las SA, acción que le otorgaría un gran poder y control sobre la milicia.

Ernst Rohm en su casa. (Foto: Hulton-Deutsch Collection/CORBIS/Corbis vía Getty Images)
Ernst Rohm en su casa. (Foto: Hulton-Deutsch Collection/CORBIS/Corbis vía Getty Images)

Como era de esperarse, esto resultó amenazante para Hitler, quien se reunió con Röhm para obligarlo a aceptar la subordinación de las SA respecto al Ejército alemán. Sin embargo, el Führer no tuvo éxito y Röhm aseguró que seguiría impulsando su propuesta.

Así inició la Operación Colibrí, con la que Hitler le ordenó a Reinhard Heydrich (jefe de la SD, el servicio de inteligencia del régimen) que recopilara información que pudiera exponer a Röhm. De este modo, falsificaron un expediente para afirmar que el líder de las “camisas pardas” había recibido 12 millones de marcos para derrocar a Hitler.

Tras esta maniobra, Hitler y sus colaboradores se reunieron en Múnich con varios líderes e integrantes de las SA, quienes fueron arrestados y, posteriormente, asesinados, incluido el mismo Ernst Röhm. Adicionalmente, Goebbels puso en marcha la siguiente fase de la operación al ordenar a los escuadrones de ejecución que salieran en busca de sus víctimas localizadas en la ciudad de Berlín. En total, fueron asesinadas más de 85 personas vinculadas al régimen nazi.

Foto: CORBIS/Corbis vía Getty Images
Foto: CORBIS/Corbis vía Getty Images

“Di la orden de disparar a los cabecillas de esta traición y además di orden de cauterizar la carne cruda de las úlceras de los pozos envenenados de nuestra vida doméstica para permitir a la nación conocer que su existencia, la cual depende de su orden interno y su seguridad, no puede ser amenazada con impunidad por nadie”, fueron las palabras pronunciadas por Hitler el 13 de julio del mismo año para justificar las ejecuciones políticas.

Al final de dicho mensaje, el Führer advirtió que “en el tiempo venidero, si alguien levanta su mano para golpear al Estado, la muerte será su premio”. Tal comunicado estaba dirigido, originalmente, sólo al Ejército. Sin embargo, Joseph Goebbels decidió retransmitirlo a todo el país para que las familias alemanas entendieran por qué, desde el punto de vista del régimen, había sido válido asesinar a casi un centenar de personas.

La noche de los cristales rotos

Sumado a ello, Goebbels fue el encargado de orquestar uno de los episodios más violentos régimen nazi en Alemania: la llamada ‘Noche de los cristales rotos’.

El 7 de noviembre de 1938 Ernst Vom Rath, un diplomático de bajo rango de la embajada alemana en París, fue asesinado por Herschel Grynszpan, un joven judío polaco-alemán de 17 años, luego de que los padres de este último fueran expulsados de Alemania a Polonia.

Dos días después, el 9 de noviembre, los líderes del partido nazi de toda Alemania se reunieron en la ciudad de Múnich. En dicho encuentro se enteraron de la muerte de Vom Rath, ante lo cual Joseph Goebbels pronunció un discurso antisemita que enardeció a los nazis que lo acompañaban.

(Foto: AP)
(Foto: AP)

Posteriormente, con el permiso expreso de Adolf Hitler, Goebbels convocó un ataque masivo contra las comunidades judías en Alemania, el cual fue comunicado por todos los funcionarios nazis a cada uno de sus respectivos distritos.

Los líderes del régimen le ordenaron a los grupos paramilitares del partido nazi (como las SS, las SA y las Juventudes Hitlerianas) que atacaran las comunidades judías, mientras que a la policía y a las brigadas de bomberos se les dio la instrucción de ignorar las agresiones.

Cientos de personas judías murieron esa noche. Los grupos organizados de nazis incendiaron decenas de sinagogas, destrozaron miles de negocios de judíos y causaron daños en cementerios y casas de esta comunidad. El nombre de la ‘Noche de los cristales rotos’ se debió a los destrozos en los aparadores que provocaron los nazis durante aquella jornada de violencia.

Foto: Hulton-Deutsch Collection/CORBIS/Corbis vía Getty Images
Foto: Hulton-Deutsch Collection/CORBIS/Corbis vía Getty Images

A la mañana siguiente, el régimen le ordenó a la policía que arrestara a cerca de 30 mil judíos alemanes, simplemente por ser judíos, quienes fueron enviados a campos de concentración como el de Dachau y el de Buchenwald.

En 1943, después de la Batalla de Stalingrado que significó una fulminante derrota para los nazis, Goebbels pronunció un discurso para tratar de convencer al pueblo de Alemania de que la victoria era posible.

En él, convocó a la población a una guerra total: reclutamiento de mujeres, jóvenes y niños, de personas mayores excluidas y el cierre de todos los comercios no esenciales fueron los aspectos fundamentales de su discurso. Cada recurso material, económico y humano debía ponerse a disposición de una guerra que ya estaba perdida.

El compromiso de Goebbels con Adolf Hitler y con el partido nazi fue incondicional hasta el final. Un día después de que el Führer se suicidara, el 30 de abril de 1945, Goebbels y su esposa, luego de rechazar la propuesta de escapar, tomaron la decisión de envenenar a sus seis hijos para, después, afrontar la muerte ante una Alemania derrotada. Sus cuerpos fueron incinerados en el patio exterior del búnker donde se habían refugiado con Hitler.

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