La Noche Triste: por dónde escaparon los españoles tras ser derrotados por los mexicas

Un día como hoy, 30 de junio, pero de 1520, se dio el evento conocido como La Noche Triste, en donde los españoles tuvieron su mayor derrota contra los mexicas

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Se dice que, tras ver las severas pérdidas que tuvo su ejército al enfrentarse contra los mexicas, Cortés se puso a llorar bajo un ahuehuete.
Se dice que, tras ver las severas pérdidas que tuvo su ejército al enfrentarse contra los mexicas, Cortés se puso a llorar bajo un ahuehuete.

Este jueves 30 de junio se conmemora un año más de uno de los episodios que más han marcado la historia de México, la conocida como Noche Triste. Y es que, fue justamente la noche del 30 de junio de 1520 que se dio este suceso.

El conflicto comenzó en mayo, un mes antes, cuando Hernán Cortés tuvo que ir a enfrentar a Pánfilo de Narváez, quien había sido enviado desde Cuba por Diego de Velásquez, gobernador de la Isla Caribeña, luego de que Cortés desobedeciera sus órdenes de no abandonar la isla para llegar al territorio de lo que ahora se conoce como México.

En su ausencia, Cortés dejó encargado a Pedro de Alvarado. Con Alvarado al frente, los mexicas se dirigieron a él para pedirle permiso de celebrar la Fiesta de Tóxcatl, a lo que el español accedió. Sin embargo, en plena celebración, Alvarado y sus hombres atacaron y asesinaron a varias de las personas que se encontraban en la fiesta. Esto se conoció como la matanza del Templo Mayor, y provocó que los mexicas enfurecieran.

Al regreso de Cortés a Tenochtitlan, se encontró con esa escena, por lo que él y sus hombres se tuvieron que sitiar en el Palacio de Axayácatl, donde se habían hospedado a su llegada. Este edificio se ubicaba al poniente del recinto sagrado, en el área que hoy ocupa el Nacional Monte de Piedad, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Hernán Cortés fue el español que estuvo al frente de la Conquista. Foto: INAH
Hernán Cortés fue el español que estuvo al frente de la Conquista. Foto: INAH

El emperador Moctezuma acababa de morir, y su hermano Cuitláhuac asumió el mando del ejército mexica unos días antes, convirtiéndose así, en el nuevo tlatoani de Tenochtitlna.

Tras estar cinco días sitiados en el Palacio de Axayácatl, sin comida ni agua, Cortés y sus hombres decidieron huir durante la media noche del 30 de junio de 1520. Fueron varias las circunstancias que obligaron a Cortés a tomar esta decisión, una de ella fue el asedio por parte de los mexicas era cada vez más intenso. Además, tenían sed y hambre, pues no contaban con alimentos ni agua.

Ese día, los españoles y sus aliados indígenas habían logrado controlar los primeros cuatro puentes, también llamadas cortaduras, de la calzada de Tlacopan, actualmente conocida como calle de Tacuba, por donde huyeron los españoles. Los mexicas habían inutilizado los pasos en las demás calzadas que conectaban con tierra firme a Tenochtitlan, por lo que si conseguían hacer lo mismo en la de Tacuba, morirían todos, como lo escribió Cortés.

Finalmente, ya eran muchos los heridos e inutilizados para pelear, y crecía la presión de los oficiales de Cortés, quienes le exigían emprender la huida. Cortés ordenó la elaboración de un puente portátil de madera, con el fin de pasar por turnos las dos o tres cortaduras de la calzada que mediaban entre las que tenían controladas los españoles y la tierra firme, el cuál sería cargado por 40 hombres.

Los españoles huyeron por la calzada de Tlacopan, ahora conocida como Tacuba. (Foto: Twitter@Cuauhtemoc_1521)
Los españoles huyeron por la calzada de Tlacopan, ahora conocida como Tacuba. (Foto: Twitter@Cuauhtemoc_1521)

Procedió a resguardar el oro que habían podido acumular hasta esa fecha. Buena parte del cual ya había sido fundido y convertido en barras o tejos. Todo ese botín, o casi todo, se perdería en la batalla que estaba por ocurrir.

El contingente salió hacia la media noche, en medio de la lluvia dividido en tres secciones, la vanguardia, comandada por Gonzalo de Sandoval, la media, encabezada por el propio Cortés, y la retaguardia, bajo el mando de Pedro de Alvarado. Lograron pasar sin contratiempos, las primeras cuatro cortaduras. En la quinta utilizaron el puente portátil, con poco trabajo, como lo escribió Cortés. Sin embargo, antes de llegar a la siguiente, la de la famosa acequia, llamada Canal de los Toltecas, donde hoy se encuentra la Iglesia de San Hipólito, comenzó el ataque de los mexicas.

Fueron alertados, siguiendo a Cortés, por unos vigías apostados en la primera cortadura donde los españoles tuvieron que tender el puente. Las crónicas indígenas atribuyen la alarma a una mujer que habría salido a colectar agua o recoger una red.

La mayor parte de las bajas españolas y tlaxcaltecas, que fueron de 150 y más de 2 mil, respectivamente, según Cortés, ocurrieron en ese lugar. Por eso fue que, tras la caída de Tenochtitlan, se estableció la Iglesia de San Hipólito, en cuyo día se consumó la Conquista. Los sobrevivientes lograron llegar a Popotla, primer poblado en tierra firma, en donde se dice, Cortés lloró bajo un árbol de ahuehuete tras notar las severas pérdidas de su ejército; luego a Tlacopan o Tacuba, y finalmente, a un lugar de Naucalpan llamado Otoncalpolco, antiguo santuario otomí, donde lograron refugiarse varias horas, aunque aún bajo el acoso de los mexicas. Ahí, sería erigido tiempo después, el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios.

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