La traegedia ocurrida en San Antonio, Texas, dejó un saldo de al menos 51 personas migrantes fallecidas por asfixia al estar expuestas a condiciones de hacinamiento y altas temperaturas al interior de la caja de un trailer abandonado.
De acuerdo con los reportes más recientes, entre las víctimas se encontraban 27 personas originarias de México, siete de Guatemala y dos de Honduras. En este sentido, las autoridades confirmaron que 13 personas se encuentran hospitalizadas con un estado de salud crítico derivado, pues presentan fallas neurológicas, renales, hepáticas y hemorragias internas.
Este lamentable hallazgo, ocurrido la noche del pasado 27 de junio, ocasionó gran indignación y conmoción tanto en la ciudadanía como en las figuras del ámbito político de Estados Unidos, México y Latinoamérica.
Greg Abbott, gobernador del estado de Texas, responsabilizó al presidente estadounidense Joe Biden de la muerte de los migrantes en San Antonio. “Estas muertes recaen en él. Son el resultado de sus letales políticas de fronteras abiertas. Muestran las consecuencias mortales de su negativa a hacer cumplir la ley”, escribió el mandatario en su cuenta personal de Twitter luego de dar a conocer la noticia.
Por otro lado, el presidente de Guatemala Alejandro Giammattei hizo un llamado urgente para que el coyotaje sea combatido con medidas más estrictas: “¡Es imperdonable que se sigan perdiendo vidas inocentes por el tráfico de migrantes! Mis condolencias a las familias de los fallecidos en Texas. Es imperativo que se encuentren mecanismos para el endurecimiento de penas y que el coyotaje sea un delito con fines de extradición”, expresó vía Twitter.
En el caso de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que se le brindará el apoyo necesario a las familias de las víctimas para el traslado de los cuerpos y la realización de las investigaciones correspondientes.
En su conferencia mañanera del 28 de junio, López Obrador comentó que “estos hechos lamentables tienen que ver con la situación de pobreza, de desesperación de hermanos centroamericanos, de mexicanos” y, agregó, “suceden porque también hay tráfico de personas y falta de controles, en este caso, en la frontera de México con Estados Unidos y al interior de Estados Unidos”.
Bajo este contexto, durante un foro celebrado en el Senado de la República, la presidenta de la Mesa Directiva, Olga Sánchez Cordero, calificó al modelo de control fronterizo en el mundo como “ineficiente, inhumano, incongruente y cruel” pues ha causado la muerte de muchas personas que buscaban tener acceso a mejores condiciones de vida.
La legisladora de Morena, además, consideró que es necesario adecuar y fortalecer el reconocimiento de la nacionalidad mexicana para “fortalecer los lazos de identidad, así como llevar la cultura mexicana a través de los consulados a la población nacida en el extranjero”.
En este sentido, apuntó, el Congreso de la Unión juega un papel estratégico en el diseño de herramientas de lo que llamó “una nueva nación mexicana”, haciendo referencia a la consolidación de México como una nación transterritorial, luego de la aprobación de una reforma al artículo 30 constitucional, la cual estableció el principio de la nacionalidad mexicana por la herencia de sangre.
Dicha extensión del reconocimiento de la nacionalidad es, de acuerdo con Sánchez Cordero, “un acto de justicia con la descendencia mexicana de sangre, de cultura, identidad y valores, que había permanecido en un escenario de desconocimiento”.
La tragedia ocurrida en San Antonio, Texas, se posiciona como una de las peores ocurridas en la historia reciente de Estados Unidos.
De acuerdo con información de la Organización Internacional de las Migraciones consultada por Infobae México, desde 2014 han fallecido o desaparecido alrededor de seis mil 430 migrantes en su trayecto hacia Estados Unidos. De esta cifra, mil 248 casos ocurrieron tan solo en 2021.
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