En un texto de Eréndira Sánchez Cruz se reveló una tradición oral de mediados del siglo XX sobre cómo eran los partos en la zona de Cañada, en Oaxaca. En el escrito se detallan una serie de consejos, menjurjes y pasos a seguir durante el embarazo, en el parto y después de éste.
Las tradiciones orales pueden ser desde proverbios, cuentos, canciones hasta leyendas, mitos, plegarias y más. Sirven para transmitir conocimientos, valores y mantener vivas las culturas, además, algunas de ellas son utilizadas por comunidades enteras.
El escritor y pintor Damián Pérez González en el libro Las huellas de la culebra. Historia, mito y ritualidad en el proceso fundacional de Santiago Xanica, Oaxaca, expresó que la tradición oral estuvo presente en la fundación de muchas comunidades del sur de Oaxaca.
En la primera parte de la tradición oral de parto, se aconsejaba a la mujer ingerir ciertos alimentos por la mañana, como atole de maíz y aguamiel, ambas bebidas sin alcohol y tradicionales de México, la segunda se extrae del maguey.
“Mujer, durante tu embarazo tienes que tomar agua miel por las mañanas y mucho atole blanco de maíz. Eso ayudará a tu salud, a tu fuerza y tus pechos se llenarán de leche buena...”
Asimismo, se le recomendaba a la embarazada hacer caminatas y bañarse dos veces al día, así como tomar un temazcal con hierbas para tener un parto sin complicaciones.
“Te bañarás dos veces al día después de tus caminatas para que el bebé no se pegue, si el bebé se pega irás a que te sobe la partera, tomarás temazcal con buenas hierbas para que tu cuerpo prepare un parto de agua y no de sangre.”
En otro de los versos de la tradición oral, se menciona el uso de fajas, para que la embarazada no tenga molestias, el texto resaltaba que debían ser de color rojo y utilizarse durante el día.
“Usarás bien tu ceñidor y fajas rojas, éstas sean de algodón y en ellas bordarás los ojos de Dios, así podrás caminar y hacer tus deberes sin molestia alguna.”
Un remedio natural que se menciona para el dolor de pies y mejorar la circulación de la sangre y el rendimiento de los riñones, era una especie de té con muicle, una planta medicinal mexicana utilizada en épocas prehispánicas; pasto de limón, una hierba que crece en América, Asia y África; y chile.
“Cuando sientas que tus pies estén cansados, tomarás tu muicle,pasto de limón y con chile para que tu sangre corra bonito y tus riñones descansen...”
Para los momentos antes y durante el parto, la tradición recomendaba tomar chocolate caliente con epazote, no acostarse boca arriba para evitar riesgos. El texto mencionaba que lo mejor es hincarse para que el bebé nazca rápido, fácil y sin peligro.
“Mujer, cuando se lleguen los dolores y tu fuente se haya roto, no haya partera cerca, toma tu chocolate caliente amargo, con epazote. Nunca te acuestes pa’ parir pues te puedes ahogar en el parto (...) Íncate y tu mismo cuerpo al sentir que estás de rodillas te ayudará, así tu bebé saldrá más fácil con todo y placenta... Si eres primeriza agárrate de un árbol para dar a luz de manera sentada (...) No temas, la mujer está diseñada para parir”.
El escrito decía que, una vez que la mujer tuviera el parto se debía cortar el cordón del bebé con un objeto esterilizado en fuego y guardarlo, para después tomar un baño con hierbas con el recién nacido y hacer una especie de rezo para que el bebé sea bendecido.
“Ahora que te has aliviado corta el cordón de tu bebé con algo muy limpio y calentado al fuego, amarra con algodón puro, agua salada y después alcohol, amarra con ixte limpio. Te bañaras con tu bebé con agua tibia de cardo santo, hierba de chincuale y ruda, pero antes de eso persignarás a tu bebé dando gracias a Dios por todo, lo bañas con la cabeza hacia donde nace el sol, así será bendecido por los antepasados...”
Después del nacimiento, se aconsejaba que la mujer siguiera tomando chocolate con epazote y que alimentará a su bebé estando cubierto con mantas de algodón.
“Mujer, sigue tomando más chocolate con epazote para retomar tus fuerzas. Envuelve al bebé en finas mantas de algodón pero que su pechito sienta el calor de la piel de su madre, ellos siempre naciendo quieren comer, dale tus pechos que han de estar grandes y chulos, llenos de buena leche abrázalo, cántale...”
Finalemte, la tradición oral recomendaba que no se tirará el cordón umbilical cuando se le cae por completo, sino que se debe guardar por si se enfermara el bebé, dárselo. La placenta se debía colgar en árboles con cuerdas rojas para que los animales se la coman y den sabiduría a la madre.
“El ombliguito no se tira, se pone a secar y se guarda en un trapito, pues es medicina y la vida del bebé, si él llega a enfermar grave de cualquier cosa cuando sea grande, su ombligo lo curará. La placenta se amarra a cuerdas rojas y se cuelga en la punta de los árboles secos, allí comerán las águilas, los cacalotes, los zopilotes, así tu bebé y tú nunca perderán el respeto a la naturaleza porque eres parte de ella, a cambio los animales te dan su sabiduría, su poder, alimentas tu be’ nagú.
SEGUIR LEYENDO: