Luego de los jesuitas asesinados a sangre fría en Chihuahua, el obispo de Zacatecas, Sigifredo Noriega, denunció que durante la gira que hizo el viernes pasado en Jalisco fue interceptado por civiles armados que controlaban el paso de los vehículos por la carretera.
El religioso señaló que había acudido a visitar comunidades pertenecientes a su diócesis, cuando en el camino varios sujetos con armas de fuego le hicieron detenerse para revisarlo. Una vez que se identificó se pudo retirar sin ser víctima de ninguna amonestación.
“Allá en el estado de Jalisco, íbamos de Huejuquilla a Tenzompa, pero lo que me llamó la atención es que no era ni Guardia Nacional ni Ejército, eran personas de… uno de los grupos delictivos, ellos estaban haciendo lo suyo, pues, no dejando pasar a otros grupos; me llamó la atención porque es la primera vez que me toca en vivo un suceso como ese”, señaló para Milenio.
En ese sentido, exhortó a los demás sacerdotes de su diócesis a tener más cuidado en sus traslados para que no ocurra alguna tragedia, pues aseguró que él “no quiere mártires”.
“Está el miedo presente, tomamos las medidas que todo el mundo toma, no hay ninguna protección en especial, pues solamente les digo, es cuando más te necesita la gente que estés cerca, pero también pon tus medidas adecuadas para que puedas servir mejor, yo no quiero mártires”, puntualizó.
Por lo anterior, Juan Mendoza, diputado local por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), se solidarizó a través de un mensaje, el cual lo envío a nombre del Poder Legislativo.
“Como integrante de un poder en el estado de Zacatecas, lamentamos estos hechos (…) y desde luego que manifestamos nuestra solidaridad al Obispo, en este hecho lamentable”.
Jesuitas asesinados
El pasado 20 de junio dos sacerdotes jesuitas fueron asesinados en la comunidad de Cerocahui del estado de Chihuahua.
Según testigos que presenciaron los hechos, el guía de turistas Javier Mora ingresó alrededor de las 12 horas del pasado lunes 20 a un templo jesuita ubicado en el poblado de la Sierra Tarahumara chihuahuense, pues era perseguido por “El Chueco”.
En el interior del templo, los sacerdotes trataron de proteger al sujeto agredido, contra quien el agresor ya había disparado en diversas ocasiones, pues los religiosos intentaron tranquilizarlo y convencerlo de abandonar sus intenciones.
A pesar de las peticiones de los sacerdotes, “El Chueco” ejecutó al guía de turistas, y posteriormente abrió fuego en contra de los dos jesuitas, quienes también perdieron la vida a causa de las heridas de bala provocadas por el fuego del líder criminal.
Tras lo ocurrido, la comunidad jesuita enviaron un respetuoso mensaje al presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien pidieron de forma clara revisar su estrategia de seguridad porque “los abrazos ya nos alcanzan para cubrir los balazos” ya que es un clamor popular.
“Nuestro tono es pacífico, pero alto y claro. Invitando a que las acciones de gobierno finalmente acaben con las acciones de impunidad imperantes en nuestra sociedad”, expresaron en la ceremonia religiosa.
En la ciudad de Chihuahua se dieron cita los seguidores católicos para dar el último adiós a estas dos víctimas de la violencia que azota a la entidad, cuyos cuerpos emprenderán un viaje de alrededor de 400 kilómetros hasta la comunidad de Cerocahui, donde sus restos descansarán en el atrio de la iglesia San Francisco Javier.
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