La sorprendente dieta mexica se inclinaba a lo vegetariano, basándose en el consumo de quelites, quintolines, totoloches, capulines, insectos que eran considerados una fuente de vitaminas.
Tiempo antes de que los españoles se adentraran en Mesoamérica, las civilizaciones en el territorio ya contaban con organización social, económica, política y cultural definida. Sin embargo, se tienen más datos registrados sobre la vida cotidiana de los habitantes de México-Tenochtitlan.
Entre las especies que consumían se encuentran los chapulines y los chinches, los cuales en la actualidad se siguen comiendo, pues son recetas que perduran desde antes de que Hernán Cortés pisara tierras mexicanas por primera vez en 1519. Dando como resultado lo que se conoce como cocina prehispánica, después de la conquista española, se hizo una mescolanza de ingredientes y algunas recetas se modificaron.
En Mesoamérica los naturales acostumbraban comer el excauhuitli, que son huevecillos de la mosca, escamoles, huevecillos de hormigas y hormigas llamadas chicatanas, chinches acuáticas llamadas axayácatl, de las cuales consumían los huevecillos que tenían un sabor parecido al caviar y los famosos ahuahutles.
Entre los bichos que eran famosos en ese entonces y que algunos de ellos aún en la actualidad se comen, podemos encontrar los chapulines, gusanos blancos (meocuili), tecaoli, chilamuiles, jumiles y los acociles.
Los huevecillos del axayácatl, también llamados ahuahutle, se comían en tortas. Platillo que españoles acostumbraron a comerlo en los días viernes en México, cuando las carnes rojas no estaban permitidas. A su dieta de las libélulas, moscas, mosquitos, hormigas y gusanos, agregaron mariposas, orugas, pulgones y piojos.
Algunas de las preparaciones se siguen degustando actualmente, como los chapulines preparados con chile, limón y ajo. En la ciudad se pueden encontrar en los mercados ambulantes, en Tepozotlan es típico probar los escamoles fritos con mantequilla y epazote, en Toluca se pueden saborear tacos de jumiles vivos con un sabroso guacamole, cilantro y cebolla picada, en Torreón es común catar gusanos blancos de maguey con un caballito de mezcal, sal y limón para cortar lo caliente que se llega a sentir la garganta.
Fray Bernardino de Sahagún relató en su Historia general de las cosas de la Nueva España el consumo de insectos, gusanos y flores: “…comían unas hormigas aludas con chiltécpitl. Comían también unas langostas que se llaman chapolin chichiahua; quiere decir ‘cazuela de unas langostas’, y es muy sabrosa comida. Comían también unos gusanos que se llaman meocuilti chitecpin mollo; quiere decir ‘gusanos que son de maguey y con chiltecpinmolli”.
Algunos de los gusanos que se consumía en la época prehispánica pueden llegar a tener alrededor de 30 por ciento y 80 por ciento de proteína. Los insectos pueden aportar a la dieta humana otros nutrientes en mayor cantidad como lo son las vitaminas, minerales y grasa.
El consumo de insectos es conocido como entomofagia y aporta a la dieta principalmente proteínas, por ejemplo un chapulín o saltamontes contiene 20 por ciento de proteínas, comparado con el contenido de proteína de un filete de ternera que es de aproximadamente 27 por ciento.
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