En cada rincón de la Ciudad de México hay cientos de cosas que mostrar, con historias fascinantes y formas icónicas. Tal es el caso de la colonia Federal, una colonia popular que se encuentra a un costado del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, en la alcaldía Venustiano Carranza, al oriente de la capital.
Esta colonia es muy peculiar, y llama bastante la atención, pues fue creada con una interesante forma que, vista desde las alturas, simula a una telaraña. Es vecina del Eje 1 Norte y la calzada Zaragoza, además de contar con una peculiar forma, también cuenta con una gran historia.
El tipo de trazo de estas colonias se llama radiocéntrico, esto quiere decir que, todas las calles tienden a unirse en forma radial hacia un punto único. En el caso de la colonia Federal, en este punto central, en el que se unen todas las calles, hay una plaza llamada Plaza del Poder Ejecutivo Federal, en donde hay una biblioteca, una cancha y un centro cultural. Con esto se buscó que todas las calles de la colonia tuvieran un fácil acceso al centro. Derivado de este trazo, las manzanas quedan dispuestas en forma de trapecio, y no de cuadrados o rectángulos como es común en las colonias. Al menos en las de México.
Origen de la colonia Federal
Aunque el oriente de la capital no se distingue por ser una zona lujosa, la colonia Federal bien pudo haber sido quien cambiara esa característica. Y es que esta fue construida sobre los terrenos que originalmente fueron haciendas, que pertenecían a la familia Braniff, y eran conocidos como los “Llanos de Balbuena”.
Esta familia, que al llegar a México ya era muy rica y poderosa, logró aumentar de forma considerable su fortuna durante la época del porfiriato. Ellos eran dueños de los terrenos en donde se construyó el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y las colonias aledañas, incluidas de la la Federal. Alberto Braniff, hijo del industrial Thomas Braniff, quien construyó el ferrocarril de Veracruz, fue un aeronauta mexicano y también es considerado como el primer aviador de Hispanoamérica. Puede que este dato esté relacionado con que el actual aeropuerto haya sido construido sobre tierras que les pertenecían.
El nombre de la colonia, Federal, debe su nombre a que estos terrenos pasaron a manos de la Federación, y varios empleados de la Secretaría de Gobernación se organizaron para solicitar al gobierno que estas tierras, que en ese momento no tenían ninguna utilidad, y tenía por nombre Llano de los cuatro árboles, se convirtieran en un lugar para edificar las casas de los empleados federales y funcionarios públicos. Así fue como la colonia adquirió los nombres de sus calles, como ‘Hacienda y Crédito Público’, ‘Trabajo y Previsión Social’ o ‘Contraloría’.
Así fue como lo que alguna vez fueron latifundios pertenecientes a ricas haciendas, finalmente fueron terrenos fraccionados por Raúl Romero Erazo, abuelo de Fernando Romero, el famoso arquitecto que diseñó el Museo Soumaya y que estuvo casado con Soumaya Slim Domit, hija del empresario más rico de México Carlos Slim Helú. Fernando Romero también diseñó el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que se construía en Texcoco pero que fue cancelado por el actual presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Como era la moda en esa época, Romero Erazo se habría inspirado en el urbanismo francés, tomando como modelo a seguir la plaza Charles de Gaulle, en donde se encuentra el Arco del Triunfo, en París. Sin embargo, hay que destacar que mientras la plaza francesa tiene algunas irregularidades, la colonia Federal resultó en un octágono perfecto, lo que le da su peculiar forma de telaraña.
Este trazo tan perfecto se debe a que, luego de la Revolución Mexicana, se habían adquirido pensamientos del positivismo, cuyo pensamiento sintetizó en México Gabino Barreda, bajo el lema “Libertad, orden y progreso”, inspirado por el pensamiento del filósofo y pensador Auguste Comte, y por la Revolución Francesa, Romero Erazo llevó el orden hasta las últimas consecuencias, y se tuvo como resultado el trazo de una colonia octagonal, minuciosamente trazada y que sigue sorprendiendo hasta el día de hoy.
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