“Iba fuera de sí, drogado”: padre describió la conducta del Chueco tras asesinato de sacerdotes jesuitas

El padre Javier Ávila fue amenazado de muerte para no dar aviso a las autoridades del asesinato de dos padres de la Sierra Tarahumara

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"El Chueco" fue percibido fuera de sí al momento de realizar el ataque armado (Foto: Especial)
"El Chueco" fue percibido fuera de sí al momento de realizar el ataque armado (Foto: Especial)

Un padre de la Sierra Tarahumara fue alertado del asesinato de dos de sus colegas jesuitas en un templo alrededor del mediodía del pasado lunes 20, por lo que fue informado del estado mental del presunto asesino de los religiosos, quien aseguró se encontraba completamente drogado.

El padre Javier Ávila recibió una llamada de sus compañeros religiosos minutos después del ataque ocurrido en un templo ubicado en la localidad de Cerocahui, en el municipio de Urique, Chihuahua, en la cual fue informado del ataque en contra de sus compañeros.

De acuerdo con lo informado por el religioso, Noriel Portillo Gil El Chueco, identificado como autor material del triple asesinato, es ampliamente conocido en la entidad debido a que es el líder de Gente Nueva, una célula criminal vinculada al Cártel de Sinaloa que controla la región. Fue un sacerdote que lo recibió al interior del templo cuando aprovechó para entrar y acribillar a un guía de turistas.

“Le dijo: ‘cálmate, espérate’ y también lo mató; (al Chueco) lo conoce porque es líder de la región”, aseguró el párroco.

Asimismo, afirmó que el presunto criminal “según dicen, iba fuera de sí, drogado, alcoholizado…”, por lo cual fue imposible dialogar o razonar con él.

Los sacerdotes intentaron proteger a un guía de turistas que era perseguido por "El Chueco" (Gráfico: Infobae)
Los sacerdotes intentaron proteger a un guía de turistas que era perseguido por "El Chueco" (Gráfico: Infobae)

El religioso resaltó que el ataque fue perpetrado por una sola persona y no por un comando armado, pues El Chueco disparó en contra de Pedro Eliodoro, guía de turistas, después de haberlo perseguido, por lo que ingresó herido a la iglesia donde se encontraban los padres Javier Campos Morales, El Gallo, y Joaquín César Mora Salazar, El Morita.

Al intentar proteger al sujeto, uno de los sacerdotes trató de calmar al líder criminal, pues le reclamaron que la iglesia “no es un espacio para que se hagan esas cosas, que en ningún lugar se deben de hacer”, ante dicha acción, El Chueco no dudó en ejecutarlo.

“Dentro de su situación alterada de droga y alcohol, seguramente esa fue la decisión que tomó ese sujeto”, manifestó el padre después de narrar que el presunto criminal también mató al otro sacerdote, quien también protegió al hombre herido.

Después de la ejecución de los dos religiosos y el guía de turistas, presuntos cómplices de El Chueco subieron los cuerpos de sus víctimas a una camioneta Pick Up, ante lo cual un tercer sacerdote pidió que dejaran los cadáveres de las víctimas para darles santa sepultura.

El padre Javier Ávila señaló que el asesinato de los tres hombres no es un hecho aislado, pues en la entidad constantemente hay “levantados y desaparecidos”, debido a la presencia del criminen organizado en la entidad. “Por más abrazos que se repartan, son más los balazos que están apareciendo”, sentenció.

Las autoridades locales y federales se han mantenido herméticos con respecto al caso, pues no han informado sobre avances en las indagaciones y diligencias para dar con el paradero de los cuerpos, de los cuales no se sabe desde el mediodía del lunes 20.

La conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Arquidiócesis Primada de México y la Diócesis de Tarahumara se sumaron a las denuncias que exigen la recuperación de los cuerpos de los sacerdotes para llevar a cabo sus funerales.

Pues diversos sacerdotes han reconocido las labores del Padre Javier Campos, quien dedicó 34 años de su vida a convivir con los Tarahumaras; mientras que el padre Joaquín César Mora se dedicó durante 23 años a servir a los habitantes de la zona.

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