Maximiliano de Habsburgo: por qué Benito Juárez mandó fusilar al emperador austriaco

El 19 de junio de 1867, Benito Juárez mandó a fusilar a Maximiliano de Habsburgo junto a dos de sus generales conservadores, llamados Miguel Miramón y Tomás Mejía

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De acuerdo con la historia oficial, el 19 de junio de 1867, el Archiduque Maximiliano de Habsburgo fue fusilado en el Cerro de las Campanas, Querétaro (Foto: AGN)
De acuerdo con la historia oficial, el 19 de junio de 1867, el Archiduque Maximiliano de Habsburgo fue fusilado en el Cerro de las Campanas, Querétaro (Foto: AGN)

Una de las etapas que más han marcado a la Historia de México, ha sido, sin duda, el Segundo Imperio Mexicano, que fue representado por el emperador austriaco Maximiliano de Habsburgo, que llegó a México el 28 de mayo de 1864, luego de que un grupo de conservadores mexicanos lo visitaran en el castillo de Miramar, cerca de la ciudad de Trieste, al norte de Italia, en donde vivía con su esposa Carlota de Bélgica, para pedirle que tomará el cargo de emperador de México.

Además, el nombramiento de emperador se lo ofreció Napoleón III, quien había invadido el territorio mexicano con tropas francesas, debido a que Benito Juárez había declarado la moratoria de la deuda externa. México, en esta cuestión, estaba endeudado con tres países europeos: Inglaterra, España y Francia.

Los tres amenazaron con intervenir el país, sin embargo, Juárez se retractó de la acción, lo que hizo que España e Inglaterra retiraran sus tropas, pero Francia vio una oportunidad de acrecentar su territorio en un continente estratégico, además, vecino de Estados Unidos.

Fue por esto que las tropas francesas decidieron invadir al país.

Maximiliano llegó al país cuando Juárez estaba en el gobierno. Fotos: INAH
Maximiliano llegó al país cuando Juárez estaba en el gobierno. Fotos: INAH

Tras esto, Juárez pasó su gobierno a Monterrey, y en el centro del país se instaló el Imperio. Maximiliano de Habsburgo fue uno de los tantos grandes obstáculos que existieron durante el mandato de Benito Juárez. Y es que cuando Juárez tomó el poder, México pasaba por una severa crisis, tanto económica como social, pues poco antes se había llevado a cabo la Guerra de Reforma.

Durante el gobierno de Maximiliano y Carlota, ambos intentaron acercarse más a la sociedad mexicana, sobre todo, a la aristocracia, en la capital. Con el tiempo, el entonces emperador y la emperatriz, se enamoraron de la cultura mexicana.

A pesar de que fue un largo proceso de lucha contra los europeos, Juárez, presidente y representante de lo liberales, logró regresar triunfante el 15 de junio de 1867 a la Ciudad de México, no sin antes haber mandado a fusilar a Maximiliano, junto a dos de sus generales conservadores: Miguel Miramón y Tomás Mejía.

El presidente mexicano, originario del estado sureño de Oaxaca, expuso en su Manifiesto Justificativo de los Castigos Nacionales en Querétaro, que el motivo principal por el que decidió terminar con la vida del emperador, fue para demostrar al mundo que ninguna casa imperial podía acabar con la soberanía nacional. De esa manera, mostró que las consecuencias serían duras y firmes para todo aquel que quisiera atentar contra la democracia y el sistema político mexicano.

El emperador llegó a México el 28 de mayo de 1864. Foto: Mediateca/INAH
El emperador llegó a México el 28 de mayo de 1864. Foto: Mediateca/INAH

En el documento detalló: “Se ha afligido al extranjero que nos oprimía y ultrajaba lleno de soberbia, porque aquel mismo que tiene en los cielos su morada, es el visitador y protector de nuestra patria, que hiere y mata a los que intentan acabar con la soberanía (...) El otro bando es aquel que fundó el orden en la fuerza y con la fuerza extorsiona, mata y no respeta la autoridad y a los que persiguen por sistema a la democracia y sus defensores “.

El emperador fue perseguido y arrestado en Querétaro, y llevado al Cerro de las Campanas, en el mismo estado, en donde murió fusilado.

Maximiliano pidió a los miembros del pelotón que lo fusilarían, que no le dispararan en el rostro, pues quería que su madre lo reconociera plenamente. Además, antes de ser fusilado, regaló a cada miembro del pelotón una moneda de oro. También se cuenta que, antes de su muerte, dijo las siguientes palabras: “Moriré por una causa justa, la independencia y la libertad de México. Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria ¡Viva México!”.

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