Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, ex líder de una de las organizaciones criminales más poderosas de México, fue trasladado al penal ADX Florence, la prisión estadounidense de máxima seguridad donde también se encuentra su “primo” cumpliendo condena perpetua: Joaquín “El Chapo” Guzmán, ex líder del Cártel de Sinaloa.
“El Mochomo”, de 51 años, nació el 21 de enero de 1971 en Badiraguato, Sinaloa, una tierra fértil en narcotraficantes: en ese pueblo también nacieron Joaquín Guzmán Loera, Rafael Caro Quintero, “El Narco de Narcos” y “El Azul” Esparragoza.
Alfredo es el más chico de los hermanos Beltrán Leyva: Marcos Arturo, Alfredo, Héctor, Esaúl, Carlos e Iván; quienes, según varias versiones, comenzaron su carrera criminal en Sinaloa trabajando con los cultivadores de amapola.
Los hermanos empezaron a trabajar para Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos”, quien al parecer los empleó como sicarios y transportistas. Diversas fuentes señalan que incluso es probable que algún momento los Beltrán Leyva y “El Chapo” Guzmán trabajaran juntos como sicarios para el Cártel de Guadalajara.
El vínculo entre los hermanos y “El Chapo” llegó a ser tan relevante que incluso estrecharon vínculos familiares: “El Mochomo” se casó con la prima de Guzmán. Además, después de que el capo fuera arrestado el 9 de junio de 1993 en la frontera con Guatemala, los hermanos ayudaron a Arturo Guzmán Loera, “El Pollo”, hermano menor de Joaquín, a mantener a flote el negocio. También habrían enviado cantidades considerables de dinero a su “primo” encarcelado.
En 2001, cuando Joaquín Guzmán protagonizó su primera fuga espectacular en el penal de Puente Grande, Jalisco, tras lograr salir del centro penitenciario escondido en un carro de lavandería, habló con los Beltrán Leyva para formar un equipo de seguridad que le hiciera frente al Cártel del Golfo, quienes unos años antes habían reclutado a 31 oficiales de las fuerzas especiales para formar el cártel de Los Zetas.
Fue así que los hermanos contrataron a Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”; el grupo “Los Pelones”; “Los Negros”, entre otros. En la punta de la pirámide estaba Arturo Beltrán Leyva, apodado “El Jefe de Jefes”, quien creó las Fuerzas Especiales de Arturo (FEDA).
Para 2005, el cártel de los hermanos Beltrán Leyva operaba en 11 estados: Guerrero, Morelos, Chiapas, Querétaro, Sinaloa, Jalisco, Quintana Roo, Tamaulipas, Nuevo León, Estado de México y Ciudad de México.
“El Chapo” también les encomendó la tarea de infiltrarse en las fuerzas de seguridad y en la política. En 2005, la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA, por sus iniciales en inglés) grabó una conversación entre Nahúm Acosta, un asesor cercano al gobierno del ex presidente Vicente Fox, y uno de los Beltrán Leyva, probablemente Héctor.
Diferentes visiones y perspectivas fueron distanciado al Cártel de Sinaloa de los Beltrán Leyva. Pero fue precisamente la detención de Alfredo, “El Mochomo”, el 21 de enero de 2008, la gota que derramó el vaso.
Los Beltrán Leyva acusaron al “Chapo” Guzmán de traición por supuestamente haber entregado información a las autoridades. El resultado de la ruptura entre las dos bandas criminales fue una violenta guerra entre ellas que incluyó asesinatos de políticos y numerosos policías.
Alfredo Beltrán Leyva fue detenido hace 13 años en su domicilio ubicado en el número 1970 de la avenida Teniente Juan de la Barrera norte, en la colonia Burócrata, al norte de Culiacán.
En agosto de 2012 fue acusado de conspiración para distribuir cocaína y metanfetaminas para su importación a los Estados Unidos. Dos años después, fue extraditado desde México al país vecino del norte. Tras un proceso judicial, “El Mochomo” se declaró culpable en febrero de 2016.
El miércoles 5 de abril de 2017 fue condenado a cadena perpetua en Estados Unidos y se le impuso una multa de USD 529 millones como sentencia por haber introducido en EEUU toneladas de cocaína y metanfetamina.
La Corte del Distrito de Columbia, en Washington, consideró el proceso contra “El Mochomo” como el “caso de mayor escala” en los últimos 15 años.
“Usted era el líder de una de las organizaciones más grandes del narcotráfico, infligió violencia directa y llegó incluso a matar y torturar. Usted sobornó con frecuencia a políticos y a la policía”, afirmó el juez Richard J. León.
El pasado mes de marzo “El Mochomo” solicitó a través de una carta - escrita con su puño y letra- su liberación apelando al First Step Act, una reforma del código penal que deroga severas leyes federales aprobadas en las décadas de 1980 y 1990, en el marco de la “Guerra contra las Drogas” de EEUU.
A través de una carta escrita por él mismo, el narcotraficante se acercó al juez Richard León, quien lo condenó a cadena perpetua en abril de 2017, preguntándole sobre la Firs Step Act, ya que dijo que le “gustaría saber si las leyes se aplican” en su caso.
El reciente traslado del narcotraficante a ADMAX Florence podría interpretarse como la respuesta que las autoridades norteamericanas hicieron a su petición.
Curiosamente, tanto “El Chapo” como “El Mochomo”, anteriormente llamados “primos”, sufrieron destinos similares: ambos cumplen cadenas perpetuas en Estados Unidos por sus actividades de narcotráfico; y en la misma prisión de máxima seguridad que jamás ha presenciado una fuga en toda su historia.
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