El día que Pablo Picasso y Diego Rivera se enemistaron por el supuesto plagio del Paisaje Zapatista

El muralista mexicano y el artista español se conocieron a principios del siglo pasado e hicieron una muy buena amistad, sin embargo, un supuesto plagio hizo que se enemistaran

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Diego Rivera fue uno de
Diego Rivera fue uno de los muralistas mexicanos más importantes de la primera mitad del siglo pasado. (Foto: INAH)

Sin duda alguna, uno de los muralistas mexicanos más importantes que existió en México ha sido Diego Rivera, quien nació en Guanajuato un 8 de diciembre de 1886 y creó grandes obras , entre las que se encuentran pinturas como Las sandías; Festival de las flores; El cargador de flores; Desnudo con alcatraces, entre otras.

Además, creó grandes murales, entre los que estaban El hombre controlador del universo; Epopeya del pueblo mexicano; Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central; entre otras grandes obras.

A lo largo de su vida, el muralista mexicano tuvo grandes amistades de personas muy importantes en el mundo, aunque también tuvo algunas enemistades.

Tal es el caso del pintor español Pablo Picasso. Éste último, es recordado por ser un pintor y escultor español que creó, junto a Georges Braque, el cubismo. Estas dos figuras de la pintura internacional fueron amigos durante un par de años, pues debido a su fuerte personalidad y sus ideas sobre el arte, pudieron convivir de forma muy fraternal. Sin embargo, todo acabaría cuando uno de ellos plagiara una obra del otro, lo que provocó que tuvieran una rivalidad.

El muralista mexicano y el artista español se conocieron a principios del siglo pasado e hicieron una muy buena amistad Crédito: Munal mx

Rivera viajó a la ciudad de París, en Francia, a principios del siglo XX. Con tan solo 23 años, el muralista mexicano hizo lazos con la cúpula artística de esa época, y de hecho, ahí fue donde conoció a su primera esposa, de nombre Angelina Petrovna Belova, una pintora rusa, que era más conocida como Angelina Beloff, con quien tuvo una relación amorosa que duró 10 años.

En aquella estancia en la capital francesa, el originario de Guanajuato convivió con Pablo Picasso, pues se encontraba aprendiendo la técnica del cubismo. Ambos compartieron cartas en las que solían discutir sobre las obras y el estilo que realizaban.

Según los registros de la época, Rivera comenzó a sospechar del español, pues entraba y salía libremente de su estudio, además se quedaba viendo sus obras sin detenidamente, sin decir nada o proporcionar alguna crítica.

Tiempo después, en el año de 1916, Picasso expuso un cuadro que llevaba por nombre “Hombre apoyado en una mesa” y en ese momento fue cuando el artista mexicano se dio cuenta de que se trataba de un plagio, pues un año antes Rivera había hecho Paisaje Zapatista, una obra cubista que tenía detalles similares a las de la obra del español.

Rivera acusó a Picasso de
Rivera acusó a Picasso de haber plagiado su obra Paisaje Zapatista con Hombre apoyado en una mesa.

Por tal motivo, Rivera estalló en rabia, y tal vez también de decepción. Y es que la composición en triángulo, la mesa, los árboles del fondo, y cada elemento de dicho cuadro hacía parecer que el maestro le copiaba al pupilo. Al verse confrontado, Picasso se defendió diciendo que era una pieza antigua. Rivera no creyó esto, se acercó a la pintura para olerla y se dio cuenta que estaba fresca; además pasó el dedo sobre el lienzo y Picasso quedó en evidencia. A partir de ese momento se rompió el lazo de amistad que los había unido.

De ahí en adelante, Rivera señalaba que Picasso era un genio indudable, pero que carecía de originalidad, además alertaba a sus amigos artistas para que escondieran sus obras cuando el español los visitaba, pues corrían el riesgo de que también les copiara alguna técnica.

Así fue como dos grandes artistas comenzaron y terminaron con una amistad al oleo.

Paisaje Zapatista

La obra de Diego Rivera que, al parecer, fue plagiada por Picasso, fue Paisaje Zapatista. La elaboró en 1915. Se trata de la contribución más importante que hace al cubismo Diego Rivera en un cuadro que trata de reconciliar el lenguaje formal y universal de la vanguardia cubista con preocupaciones claramente mexicanas.

Ese intento de reconciliación es característico de la obra cubista de Rivera en la segunda mitad de los años diez, y da lugar a obras brillantes.

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