Existen muchos aromas naturales, tanto agradables para el gusto como repugnantes. El olor a tierra mojada entra en la categoría de fragancias naturales deliciosas, ya que a la mayoría de los humanos les agrada.
Los olores activan conexiones cerebrales directamente ligadas a las emociones, por lo que nuestro olfato se vincula con el sistema límbico y de esta manera, los aromas pueden lograr que acceder a los recuerdos de una persona.
Algunos neurocientíficos afirman que el fenómeno viene de una herencia genética, ya que nuestros antepasados utilizaban el olfato para todo, por eso era el sentido más importante en aquellas épocas.
Los antropólogos creen que los ancestros establecieron un fuerte vínculo positivo con dicho aroma, el cual les indicaba el final de la etapa de sequía y la llegada de la lluvia, pues para ellos eso era sinónimo de vida.
Este olor a tierra mojada es causado por varias bacterias del género Streptomyces, que generan una molécula llamada geosmina. Esto en conjunto con otras cianobacterias y distintos hongos que viven en el subsuelo, se activan al tener contacto con la lluvia.
Algunas investigaciones han arrojado que la geosmina puede estar relacionada al aroma de muchas plantas, por ejemplo los terpenos, que son producidos por coníferas como el pino. El compuesto se libera a través de la lluvia.
El agua provoca que las esporas se propaguen por el ambiente mientras están suspendidas en el aire, y esto genera el famoso olor a tierra mojada, esencialmente conocido como Petricor. Su origen viene del griego, que significa -pétra- piedra e -icor- sangre de los dioses.
Según la mitología griega, el icor era la esencia que corría por las venas de los dioses, en lugar de sangre. En 1964 los geólogos australianos Isabel Joy Bear y R. G. Thomas fueron quienes crearon el término.
En épocas de sequía, las plantas segregan un aceite que protege a la semillas y evita que germinen, con ello el olor a tierra mojada se vuelve mucho más intenso cuando al fin llueve. Hasta el momento el petricor no ha podido ser sintetizado debido a su compleja composición.
Un dato curioso es que la molécula está implicada en la supervivencia de algunos animales, como los camellos en los desiertos, ya que cuando perciben su olor saben qué hacer y a dónde dirigirse para encontrar agua.
También se ha observado que esta molécula es utilizada por algunas plantas para lograr una mayor polinización.
Estas bacterias se utilizan para crear numerosos antibióticos comerciales como la estreptomicina, el ácido clavulánico, la neomicina, el cloranfenicol y la fosfomicina.
En su caso, la estreptomicina se emplea para el tratamiento de tuberculosis, pues la bacteria Streptomyces junto con otros factores produce proteínas anómalas y se absorben mediante el tracto gastrointestinal.
El ácido clavulánico se usa para tratar infecciones en los oídos, pulmones, senos, piel y vías urinarias, al igual que la neomicina que sirve para tratar enfermedades de la piel causadas por bacterias.
La neomicina y el cloranfenicol ayuda a tratar ciertos tipos de infecciones bacterianas pero no víricas, como la gripa.
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