El pasado 4 de junio la Policía Nacional de España informó sobre el desmantelamiento de una célula de 24 narcotraficantes que aparentemente trabajaban para el Cártel de Sinaloa en las ciudades de Guadalajara y Madrid.
El grupo, detallaron las autoridades españolas, era liderado por una familia sinaloense que había aterrizado en España en 2020 con más de 10 millones de euros en efectivo, es decir, más de 240 millones de pesos mexicanos.
Precisamente fueron las propiedades de lujo y los negocios que aquel grupo empezó a adquirir apenas al llegar, así como su nivel adquisitivo, lo que llamó la atención de la policía española. Sin embargo, la familia que lideraba el grupo no logró ser detenida y por tratarse de una investigación en proceso tampoco se reveló a que facción del cártel sinaloense pertenecían.
Otra ocasión en la que el Cártel de Sinaloa fue detectado operando en España es en 2012, cuando las autoridades del país europeo, en conjunto con la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, detuvieron a Jesús Gutiérrez Guzmán, primo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien llevaba varios meses operando en la capital española.
Previamente las autoridades habían interceptado en el Puerto de Algeciras, al sur de Andalucía, un contenedor que transportaba 373 kilos de cocaína procedentes de Brasil, los cuales el Cártel de Sinaloa pretendía distribuir en diferentes puntos de la Unión Europea.
Los tres cómplices con los que fue detenido en 2012 el primo hermano de “El Chapo” fueron Rafael Humberto Celaya (colaborador del ex presidente Enrique Peña Nieto) Valenzuela, Samuel Zazueta Valenzuela y Jesús Gonzalo Palazuelos Soto. Todos se declararon culpables y confesaron haber participado en el intento de expansión de las líneas de distribución de la droga del cártel en Suramérica, Europa, Canadá y EE.UU., según el FBI.
Los agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI) pudieron desenmascarar a los capos, en lo que se llamó “operación Dark Waters”, gracias a una serie de reuniones que mantuvieron con los acusados, haciéndose pasar por miembros de un grupo europeo de crimen organizado. La operación inició en mayo de 2009 desde la oficina del FBI en Boston, Massachussets.
Los encuentros se celebraron en Madrid, Miami (Florida), Boston (Massachusetts), Portsmouth y New Castle (Nuevo Hampshire) y fueron grabados en vídeo, de forma que el FBI de Boston pudo aportar a la justicia imágenes y sonidos que incriminaron a los acusados.
Los agentes del FBI descubrieron que los miembros de la organización de narcotráfico más grande y poderosa del hemisferio occidental planeaban realizar por vía marítima una serie de importantes envíos de cocaína en contenedores con mercancía legal. Antes de llevar a cabo su plan, y para asegurar el éxito de sus operaciones, enviaron varios contenedores sin ningún tipo de droga para probar los filtros de seguridad en los puertos europeos.
Un tribunal federal condenó a Jesús Gutiérrez Guzmán a 16 años de cárcel y el pago de una multa de USD 10.000 por tratar de extender el negocio del Cártel de Sinaloa a Europa y Estados Unidos. Una vez que haya cumplido su condena en una prisión federal estadounidense, Gutiérrez Guzmán será deportado a México, de acuerdo con el fiscal del distrito de Nuevo Hampshire, Donald Feith, encargado de la acusación.
SEGUIR LEYENDO: