Porfirio Díaz fue un presidente amado por muchos pero de igual manera odiado por otros. A pesar de ser conocido como un hombre de carácter fuerte, Díaz también solía divertirse para poder lidiar con la gran carga de ser presidente durante un periodo largo de tiempo. Para esto, solía disfrutar de una función en específico del famoso Circo Ollin de la época.
Fue el 21 de febrero de 1891 cuando el Circo Orrin abrió sus puertas al público; se trataba de un recinto construido de madera con hierro. Este material apenas estaba siendo conocido por el mundo; por lo que fue un gran asombro para las personas de la época. Se trataba de un lugar espacioso pues tenía una capacidad para 2 mil 500 personas.
La gente podía disfrutar de salones para fumar, una cantina, dulcería y un restaurante. En el se presentaban pantomimas, las cuales son un subgénero dramático de contar una historia con mímica como La Cenicienta, Aladino y Una Noche en Pekín entre otros. También se presentaban gimnastas, un domador de leones, entrenador de otros animales y shows de trapecios, pero el favorito de Porfirio Díaz era el payaso inglés Richard Bell.
Se conocía que el circo tenía dos temporadas, la primera únicamente en la Ciudad de México durante los primeros meses del año y la segunda mitad era una gira por estados como Yucatán, Campeche, Nuevo León, Veracruz, entre otros. Además diariamente se regalan 40 boletos a niños en situación de calle, ancianos de los asilos Técpam y de un hospicio.
Fue el 19 de junio de 1902 cuando Richard Bell, payaso y empresario, se presentó en el Teatro Arbeu con un show acrobático. El payaso ganó tanta popularidad que duró junto a los hermanos Ollin desde la temporada de invierno de 1883 a 1906, lo que equivaldría a 23 años. Richard alcanzó su pico de popularidad durante la época porfiriana.
“Si el pueblo eligiera libremente, Richard Bell sería sin lugar a dudas su candidato”, dijo Díaz a un canciller estadounidense. De dice que Bell se dejaba el bigote largo para poder así satirizar al presidente, el cual disfrutaba de su show, pues fue uno de los personajes que criticaban al gobierno porfirista sin ser censurado.
A principios del siglo XX, el circo Orrin tuvo que competir con otros circos que tenían presentaciones diferentes y que sin duda llamaban la atención como funciones de cine o globos aerostáticos. Fue en 1906 cuando la empresa fundada por los hermanos Orrin quebró y en 1910 la construcción que en algún momento estuvo llena, fue derrumbada.
Tras la separación de Richard Bell con la empresa, tan solo un año después, en 1907, el cómico inauguró su propio teatro: El gran Circo Bell, frente a la Alameda Central. Tuvo todos los permisos y el apoyo del presidente, pues se llevaban bastante bien. Por lo que Bell pudo verse en varias ocasiones junto a Díaz, ya sea en cacerías o en algunas de las comidas celebradas.
A pesar de ser tan querido en México, Richard no tuvo más remedio que salir del país junto con toda su familia; esto fue ocasionado por el estallido de la Revolución Mexicana que ocurrió tan solo unos años después en contra del presidente Díaz. La asistencia del público e incluso el humor del ambiente fue cambiando, se dice que los trenes que transportaban los objetos del espectáculo fueron tomados por los revolucionarios.
SEGUIR LEYENDO: