María Félix no siempre fue la única en sus relaciones que rechazó propuestas de matrimonio, sino que en una ocasión la llegaron a rechazar y le recomendaron mejor ir a Rusia a conquistar a Stalin.
De entre todos los galanes que rodearon a María Félix, ella en una ocasión decidió pedirle matrimonio a Renato Leduc, quien era reconocido por su comportamiento irreverente, pero también por ser un poeta que conquistaba mujeres con sus palabras.
Durante el matrimonio entre La Doña y Agustín Lara, el compositor le presentó a su esposa a Renato Leduc, de quien era amigo. La relación entre María y el escritor se convirtió muy cercana, pues ella lo consideraba una persona “pura” y por ello apreciaba tenerlo junto a ella.
Para Félix, el poeta era una persona completamente entregada a su profesión y no le interesaba lucirse frente a ella, algo que la impresionó, por ello que lo llamara una persona “pura” y fiel a sí mismo.
Luego de que Agustín Lara y la protagonista de Enamorada se divorciaran, la relación con Renato se tornó en algo más amoroso, pero desde un lado meramente fraterno, según defendió ella.
Fue por ello que un día, mientras estaban comiendo tacos en uno de los lugares favoritos de la histrionisa, a ella se le ocurrió proponerle matrimonio al que entonces era como su mejor amigo.
María le comentó que, tras el divorcio con el Flaco de Oro sentía que debía tener un hombre en su casa, pues toda su vida estaba al revés por culpa de su separación y quería que todo volviera a su lugar.
Según le compartió la actriz a su amigo, en ese entonces quienes le pagaban todas sus cuentas y arreglaban cuestiones de impuestos y demás, eran las mujeres que estaban enamoradas de ella. Los hombres, por otra parte, se ocupaban de las cuestiones de moda, pero ella quería a un compañero que pudiera darle más.
Tras su discurso sobre el porqué quería que hubiera un hombre en su casa, La Doña le propuso matrimonio a Leduc, pero él la rechazó inmediatamente.
El poeta argumentó que él era pobre y no estaba con ella por su dinero. Además, a él le gustaba ser Renato Leduc, conocido por lo que escribía, no “Renato de Félix”, pues sabía que si se casaba con su amiga automáticamente pasaría a ser llamado “el esposo de María Félix”.
“No me friegues, María”, fue una de las frases que a ambos se les quedó grabada de ese día.
Por tanto, le recomendó mejor buscar a un hombre que pudiera ayudarla a administrar sus lujos y propiedades; lo mejor era que contratara a un administrador, pero ya que María también buscaba amor y él quería que ella estuviera con una persona a su “nivel”, le dijo quién era su prospecto perfecto.
Para Leduc, la pareja ideal de María era Stalin, ya que él era la persona con las suficientes riquezas, renombre y humor para poder casarse con la protagonista de Río Escondido, así que le aconsejó ir a Rusia para enamorarlo.
Se llegó a rumorar que la histrionisa estaba verdaderamente enamorada de su amigo, pues él le dedicaba diferentes poemas, los que habría terminado por conquistarla; no obstante, Félix siempre defendió que fueron grandes amigos y sus versos más bien la hacían reír.
Luego del discurso que recibió María por parte del escritor, le tuvo que confesar que sólo se trataba de una broma.
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