De acuerdo datos del 2015 publicados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el estrés laboral, principalmente ocasionado por extensas jornadas laborales, puede ocasionar hasta un 3% de pérdidas del Producto Interno Bruto (PIB) de las naciones. En consecuencia, la felicidad laboral puede incrementar la productividad.
Esta tarde de junio el político colombiano, Rodolfo Hernández, propuso aumentar hasta 10 horas la jornada laboral con apenas media hora de descanso para consumir alimentos. Esto encendió la polémica dentro y fuera de su país.
Aunque más horas de trabajo puede relacionarse a más productividad, la realidad es otra, ya que las personas no son máquinas; su rendimiento baja mientras el cansancio comienza aumentar conforme pasa el tiempo.
En comparación con empleados que pasan largas jornadas en su estación de trabajo, quienes están más relajados tienen resultados diarios son más positivos.
Es por ello que en países como Suecia las compañías han implementado jornadas de seis horas. En entrevista con la BBC, Erika Hellstrom de 34 años de edad, quien es una directora de arte, dijo que pasó de tener horas interminables de trabajo a jornadas de seis horas que la hacen sentirse más plena.
“Para mí es absolutamente fantástico”, dijo la mujer al citado medio. “Tengo más tiempo libre para hacer deporte, salir al aire libre mientras todavía es de día o para hacer trabajos en mi jardín”. Gracias a que ahora pasa menos tiempo laborando, asegura estar “mucho menos estresada”.
Por otro lado, el CEO de la compañía donde trabaja Hellstrom, Jimmy Nelson, dijo que con la reducción del horario laboral notó que: A los empleados les resultaba difícil estar concentrados durante ocho horas y que con seis horas, los trabajadores estaban “más centrados y realizan sus tareas más rápido”.
Pero no se trata de algo completamente nuevo o único de Suecia, pues en el 2014 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicó en la revista The Economist una investigación que arrojó como conclusión que cuanto más trabajan las personas, más disminuye la productividad.
Aún así algunos estudios que incluyeron pruebas con trabajadores reales que adoptaron una jornada laboral reducida, mientras mantenían su sueldo intacto, se dijo que no hubo una mejor productividad y que solo pudieron reducir el estrés laboral.
En ese sentido, hay quienes aseguran que las organizaciones deben fomentar la flexibilidad. Si bien la reducción de horario tiene resultados positivos en la salud mental de los empleados, para que se logre un éxito total debe haber una medida que beneficie a ambas partes.
Por ejemplo, debe ser clave saber cuánto tiempo tarda cada tarea asignada, y que se incluyan diferentes opciones, para que haya personas que puedan laborar 10, 20, 30 y 40 horas a la semana con una remuneración acorde.
Especialistas aseguran que es un error creer que más horas significan mayor productividad, debido a que la clave no reside en sí en la cantidad, sino en la calidad. Además, aseguran que la felicidad y motivación (por lo tanto la eficiencia) de los empleados se ve mermada cuando tienen muchas horas de trabajo.
No obstante, actualmente las medidas de horarios cortos o flexibles siguen siendo una minoría y la mayoría de las empresas prefieren esquemas tradicionales de trabajo que priorizan la cantidad sobre la calidad.
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