Michoacán, Tamaulipas y Sinaloa encabezan la lista de armas decomisadas en México con casi 100 mil aseguramientos consignados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en tres décadas de operativos.
Esos bastiones históricos del narco suman 99 mil 200 equipos asegurados en los últimos 29 años, según la base de datos del Ejército, cuyos informes fueron presentados en un reporte trimestral consultado por Infobae México.
Las cifras revisadas señalan que en ese periodo, en Michoacán se decomisaron 37 mil 238 armas, en Tamaulipas, 35 mil 712 y, en Sinaloa, 26 mil 250. Son las tres demarcaciones que superan los 20 mil fusiles o armas cortas.
Desde 1990 a febrero de 2019, la Sedena ha contabilizado el decomiso de 210 mil 831 armas en México. Al menos cinco de las 32 entidades representan el 59% de estos casos y el informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública no duda en relacionar este problema con grupos dedicados al trasiego de drogas.
Datos del Centro Nacional de Información (CNI) apuntan que los fusiles y pistolas incautadas en el país se concentran en siete entidades donde han operado grupos criminales durante años, pero los estados del norte y el centro lideran las confiscaciones.
“Entre 1990 y 1997, Michoacán fue el estado con el mayor número de armas aseguradas. A partir de 2011, Tamaulipas toma ese lugar”, señalan los reportes de la Sedena.
En las tres décadas consignadas, las autoridades militares también aseguraron 13 mil 763 armas en Guerrero; 12,293 en Chihuahua; 11,692 en Durango; y 10,364 en Sonora. Esto suma apenas la mitad de lo que se localizó en Michoacán, Tamaulipas y Sinaloa.
De acuerdo con el reporte del CNI, en Michoacán se registraron siete grupos criminales de relevancia desde 1990 hasta 2017, entre los que destacó la Familia Michoacana. Se trata de un factor determinante para que el estado se posicionara a la cabeza de los decomisos de armamento.
Apatzingán fue el municipio con mayores registros al superar alrededor de 4,000 equipos. Pero después siguen los municipios aledaños de Aguililla, Tumbiscatío, Aquila y Lázaro Cárdenas. Además, en Morelia, Tacámbaro, Turicato y Huetamo, también hubo incautaciones superiores a los 2 mil casos en 27 años.
Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo representaron aseguramientos de armas que rondan los 3,000 a 5,000 registros hasta 2017, pues son municipios de Tamaulipas que colindan con la frontera sur de Estados Unidos, principal fuente de abastecimiento de la capacidad de fuego de los narcos mexicanos.
En la llamada frontera chica también destacaron incautaciones en Camargo, Mier, Miguel Alemán e, incluso, la capital, Ciudad Victoria. Es un estado que se ha visto bajo asedio del Cártel del Golfo desde 1980 y a inicios del milenio tuvo repercusiones por la incursión de militares desertores que conformaron a los Zetas.
Actualmente siguen remanentes que se niegan a desaparecer, pues el cártel de la última letra propagó el modelo de negocios criminal que consistía en dominar y extraer ganancias de todos los comercios legales e ilegales en el territorio, desde el tráfico de migrantes y narcomenudeo, hasta el cobro de derecho de piso, cuotas, robos, secuestros y extorsiones.
En tanto, la Sedena reconoce que la fuerte presencia del Cártel de Sinaloa en el estado homónimo está directamente relacionado con aseguramientos de fusiles, incluso aquellos utilizados en la guerra por diversas Fuerzas Armadas.
Navolato, Mocorito, Guasave y Badiraguato, son los municipios con mayores registros en casi tres décadas. Esta última alcaldía ha visto nacer a los grandes capos de la droga en el país desde la década de 1960.
Las facciones del Cártel de Sinaloa son dirigidas por grupos que a menudo colaboran entre sí para protegerse o envíos de cargamentos, pero no son una empresa de mando vertical, y único. Sin embargo, el único que permanece al frente desde 1990 es Ismael Zambada García, el Mayo, quien nunca ha sido detenido.
Estos equipos son adquiridos en Estados Unidos, así como policías corruptos que los ponen a la venta en el mercado negro. Sirven para rebasar a la policía local y enfrentar a el Ejército, pero con ello se demuestra la capacidad de fuego que está en manos del narco.
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