En una de las imágenes se le ve con cara de resignación, en otra parece tener los ojos vidriosos y en una más se le aprecia visiblemente molesto, mientras uno de los policías que lo custodian, armados hasta los dientes, manipula sus esposas.
Son seis fotografías inéditas del fundador del Cártel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, tomadas en el Centro Federal de Readaptación Social Número 1 “El Altiplano” en 2016 y entregadas a Infobae México.
En una de las nuevas imágenes, el narcotraficante aparece vestido con un uniforme caqui —característico de los reos—, los brazos hacia enfrente y las manos esposadas; mientras dos elementos de las fuerzas federales parecen estar a punto de manipular los grilletes. Al fondo, otros dos elementos vigilan al Chapo sin quitarle los ojos de encima.
Mire hacia la cámara
Tres de las imágenes muestran al narcotraficante mirando fijamente hacia la cámara. En una se le ve con cara de preocupación, los ojos ligeramente vidriosos y las manos esposadas contra su espalda; también se alcanza apreciar el número 387 en su uniforme. En otra se le ve de cerca, con un semblante más serio que la anterior, pero aún con cierto desconcierto. En la tercera imagen, donde muestra una parte de su dentadura, se le ve con un gesto de molestia, mismo que muestra a la cámara.
Las dos últimas fotografías muestran al célebre narcotraficante de perfil y de espaldas. En una de ellas, uno de los efectivos federales lo sostiene del cuello mientras el capo mira hacia la pared con la cabeza agachada. En la última imagen se le ve caminando por un pasillo del centro penitenciario, al tiempo que uno de los oficiales lo sostiene de la nuca.
Cuando fueron captadas las imágenes, Joaquín “El Chapo” Guzmán se encontraba otra vez tras las rejas de la cárcel del Altiplano, pero ahora con las medidas de seguridad reforzadas.
A pesar de que la prisión cuenta con cámaras de circuito cerrado, sensores de movimiento y un sinfín de medidas de seguridad que sugerían al Altiplano como una cárcel de la que parecía imposible escapar, el narcotraficante lo hizo el 11 julio 2015 por un túnel de un kilómetro y medio, con 1.7 metros de alto y 80 centímetros de ancho.
De acuerdo con información de las instituciones de seguridad del gobierno, la prisión “tiene una capacidad instalada para recluir a 724 internos” y “ocupa una extensión aproximada de 260.000 metros cuadrados de los cuales 27.900 componen las instalaciones de la prisión”.
Su nivel de seguridad es descrito como “máximo” pues “existen sistemas y equipos electromecánicos y electrónicos como circuito cerrado de televisión, control de accesos, alarmas, detectores de metal, drogas y explosivos, radiocomunicación, voz y datos, sensores de presencia, y telefonía”, entre otros.
La fuga del siglo
El Chapo había ingresado al centro penitenciario en febrero de 2014, pero fue visto por última vez a las 20:52 horas en la zona de regaderas. Monte Alejandro Rubio, entonces titular de la Comisión Nacional de Seguridad, señaló que se encontró un hueco de “50 por 50 centímetros y 1,5 metros de profundidad que comunicaba con un conducto vertical y este a su vez con un túnel”.
Los custodios entraron y descubrieron el agujero que desembocaba en el conducto vertical de unos 10 metros de profundidad “habilitado con una escalera”. Este conducto comunicaba a su vez con un túnel equipado con ventilación, energía eléctrica, soportes de madera y rieles.
Las autoridades señalaron que el túnel empezaba en una casa ubicada en la zona aledaña a la prisión y se perforó en al menos seis meses. Pasó desapercibido gracias a que también se realizaban trabajos para instalar drenaje en la zona. Su costo se estimó en medio millón de dólares.
Años atrás, Guzmán Loera se había escapado de la cárcel federal de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco, escondido en un contenedor de lavandería. Lo que hasta entonces fue la primera vez que un reo había logrado burlar la seguridad en un centro penitenciario de este tipo.
Previo a la publicación de las fotos, Infobae México realizó una búsqueda de imágenes en reversa para confirmar la originalidad de las fotografías de Guzmán Loera, es decir, que no se habían dado a conocer con anterioridad.
Esta labor se llevó a cabo a través de cinco plataformas de búsqueda de imágenes en reversa: TinEye, Yandex, Baidu, Bing y Google Imágenes, sin encontrar un resultado previo sobre la publicación de las imágenes.
En enero de este año fueron proporcionadas a este medio otras imágenes inéditas del narcotraficante mientras se le realizaban una serie de entrevistas para actualizar su perfil psicológico.
Además del narcotraficante, su esposa, la ex reina de belleza, Emma Coronel Aispuro, también se encuentra presa en Estados Unidos en una cárcel de mínima seguridad de la que saldrá libre en 2023. Cuatro de los hijos de Guzmán Loera (Iván, Ovidio, Joaquín y Jesús Alfredo Guzmán) están entre los más buscados por autoridades estadounidenses, en la lista también aparecen dos de los hermanos del capo a los que se menciona como integrantes activos del Cártel de Sinaloa: Miguel Ángel y Aureliano Guzmán Loera, conocidos como “El Mudo” y “El Guano”.
Desde que el Chapo fue extraditado a Estados Unidos, al interior del Cártel de Sinaloa se estaría librando una batalla entre los hermanos del narcotraficante, sus hijos y su socios, Ismael “El Mayo” Zambada, por el control de la organización. A pesar de las pugnas internas, la organización criminal mantiene su poderío.
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