Uno de los momentos más difíciles que se viven al tener una mascota es cuando llega la despedida. La muerte de los animales puede tener tal impacto en las personas con las que convivió que produce un duelo que no tiene comparación con el fallecimiento de un ser humano querido. En muchas ocasiones, es una etapa de dolor e incomprensión, inclusive por parte del mismo individuo que lo está viviendo debido a que es una etapa que se minimiza.
Infobae México se acercó a cuatro personas que compartieron lo que vivieron al perder al que consideraban su compañero de vida, un duelo que tiene varias etapas naturales entre las que experimentaron culpa, remordimiento, profunda tristeza, vacío, vergüenza o no supieron leer sus sentimientos al perder a su mascota.
Para ahondar y comprender estos sentimientos, Infobae México habló con la tanatóloga Nora Favela, quien explicó cómo funciona el duelo y compartió algunas reflexiones y recomendaciones para saber cómo actuar ante el fallecimiento de una mascota.
Cómo inicia el duelo por una mascota
Según compartieron los testimonios consultados por este medio, se viven diferentes fases al perder a su mascota, siendo el primer sentimiento un profundo dolor.
Mientras que Jules aseguró que para ella el fallecimiento de Mamut, una gatita de 22 años, fue un dolor “indescriptible”; para Ale, cuando murió Doggy, perro que tenía poco más de 13 años, significó que “me arrancaban un gran soporte”; para Jenifer, la muerte de Boris, gato de poco más de 1 año, fue en parte un shock, una gran tristeza y culpa, mismos sentimientos que experimentó Carla con Misho, gato de 11 años.
Aunque, como lo compartieron las testigos, el dolor es el primer sentimiento que experimenta la persona que vive el duelo, cada quien lo sufre de distinta forma debido a que el duelo “no depende del valor de la pérdida, sino del vinculo que se tenía, y de qué se perdió cuando se murió”, señaló Favela.
Luego, pueden venir otros sentimientos, como la desesperación, el vacío, así como la culpa, pero todo depende de la forma en que cada individuo se despide de su mascota, también en qué circunstancias falleció y la forma en que procesa sus sentimientos.
Por ejemplo, para Jules la muerte de Mamut actualmente significa sentir un gran vacío, mientras que para Jenifer lo primero fue, en parte, sentir culpa. Y es que Jules sabía desde meses antes que Mamut sufría de problemas renales, pero Boris falleció debido a que fue envenenado, lo que provocó que Jenifer se enfrentara con su pérdida de una forma diferente.
Cuales sean los primeros sentimientos que experimenta una persona a la muerte de su mascota, es necesario comprender que ya son parte de las fases del duelo y no se deben minimizar, pues éstos comprenden parte del proceso con el que se va desvincular de su compañero y aprenderá a relacionarse a él de una forma diferente, puntualizó la experta.
Aunado a ello, también es necesario destacar que el duelo por una mascota nunca es una exageración por parte de quien lo sufre, pues puede ser similar o más intenso que cuando fallece una persona y atraviesa fases similares: “negación, ira, depresión y aceptación”.
A lo largo de este proceso es evidente que el hecho de que cada quien atraviese por estas etapas de formas distintas debido a que se relacionan a los animales de forma diferentes o porque no mantuvieron el mismo vínculo, desencadena en la incomprensión del dolor.
Por qué hay personas que minimizan el dolor ajeno
Carla, Ale, Jenifer y Jules coincidieron al comentar que en algún punto de su vínculo con su compañero o su duelo fueron criticadas, o prefirieron no hablar del tema con otros por miedo a serlo. Esto causó que todas vivieran este proceso en la soledad.
Jules, por su parte, compartió que durante toda la vida de Mamut hubo quien la criticara por la forma en que influía en su vida, pero sí hubo quien la acompañó antes de la partida de Mamut, aunque prefirió estar sola para que el proceso de aceptación fuera más rápido.
Ale se dio cuenta de que su familia quizás también estaba sufriendo la muerte de Doggy, pero ninguno como ella. Doggy se había convertido en su principal acompañante y soporte a lo largo de un tratamiento de psiquiatra.
Lamentablemente, el duelo de Ale también fue minimizado por su psiquiatra en un principio, pues pensó que Doggy era un “simple perro” y ella estaba exagerando sus sentimientos.
Favela precisó que esta reacción se debe a que existen “quienes consideran desproporcionado el duelo por una mascota, y suelen tener dos características: la primera es que nunca han convivido con uno o no de la forma en que lo hizo la persona en duelo, no han creado los mismos vínculos; la segunda, que no le gustan”.
En casa también puede haber quienes no comprendan el dolor por las mismas razones, señaló Nora. “Los integrantes de la familia pueden establecer diferentes vínculos con la mascota. Suele ser difícil que estas personas entiendan la reacción de tristeza que provoca la pérdida”, dijo la tanatóloga.
Cómo no minimizar el dolor del duelo
La experta explicó que una de las mejores formas para superar las primeras fases del duelo es necesario que el dolor sea expresado, y esto podrá ser a través de llorar o hablarlo porque “es necesario sentir”, pero para ello la gente que rodea a la persona tiene que comprender qué es por lo que está pasando.
La gente puede ser consciente del duelo por una mascota y ser empático tan solo recordando el dolor que ha pasado por la pérdida de un ser querido.
“No es necesario ponerte en sus zapatos, pero probablemente sí has tenido pérdidas que te han tocado en lo más profundo y que de solo pensar en perderlo te mueve. De esta forma puedes ser empático y, a partir de entonces, podrían entender por qué afecta tanto la pérdida”
Se debe evitar decir frases como “sí, la vida es así”, “es tan solo una mascota” o “debemos acostumbrarnos”. A una persona que perdió su mascota es preferible decirle palabras de empatía: “estoy contigo en este momento”, “lamento tu pérdida, pero estoy aquí si quieres hablar”, o mostrar con un abrazo que lamentas su dolor.
Cómo superar el duelo por una mascota
Jenifer decidió conservar el paliacate que Boris tenía en el cuello y ponerlo encima de donde guarda sus cenizas. Aunado a ello, se hizo un tatuaje en el brazo izquierdo, “como los anillos de compromiso”.
Ale también conserva los restos de Doggy y los visita cada que siente que necesita de su compañía. Jules tiene las cenizas de Mamut en una urna en forma de corazón amarillo y Carla decidió enterrar a Misho en el jardín de su casa y guardar sus pertenencias. A todas todavía les causa dolor ver las cosas de sus mascotas, pero, según la experta, esto es parte inherente del duelo y se encuentra en la última etapa: la aceptación.
Favela comentó que el conservar parte de las cosas y que puedan permanecer como recuerdos, sin lastimar demasiado, es parte de la aceptación, aunque podrían seguir haciendo sentir vacío.
Ale, Jules, Jenifer y Carla, comentaron que estos actos simbólicos son para ellas un ancla a la realidad, parte importante del duelo, parte fundamental de la la aceptación: es una forma en que se reconocen como acompañante de un ser que “ya no está físicamente pero si en su corazón y en su mente”.
También remarcó que es importante que cada persona valide lo que está sintiendo, nunca lo minimice y pida ayuda cuando lo crea necesario. Agregó que no debe tener miedo de sentir pues “las emociones tienen una función, permitirles expresarla puede ser de gran ayuda e incluso tener ahí las respuestas. Tu realidad es tuya y como tal, debes sentirla, tratarla, vivirla y gestionarla”.
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