Según el último ranking de la revista estadounidense especializada en temas financieros Forbes, en México hay varios empresarios que figuran entre los más ricos del planeta. El primero de ellos es el magnate de las tele comunicaciones Carlos Slim, quien según la revista, cuenta con una fortuna de USD 81 mil 200 millones, lo que lo coloca como el hombre más rico de México y de toda Latinoamérica.
Además, también es la treceava persona más rica del planeta. Seguido de él, se encuentra el empresario Germán Larrea Mota Velasco, quien cuenta con USD 30 mil 850 millones, seguido de Ricardo Salinas Pliego, quien según Forbes, cuenta con 12 mil 450 millones.
Sin embargo, en el Top 10 de las personas más acaudaladas de México, se encuentran dos mujeres: María Asunción Aramburuzabala, quien es considerada la mujer más acaudalada de México, con una fortuna de USD 6 mil 180 millones, lo que la coloca en la quinta posición de los más ricos de México, y Eva Gonda de Rivera, quien posee USD 5 mil 700 millones, y se posiciona en el sexto lugar entre las personas más ricas de México.
María Asunción Aramburuzabala, la mujer más rica de México, nació en la Ciudad de México el 2 de mayo de 1963, y es una empresaria mexicana considerada como una de las mujeres más influyentes del país.
Su abuelo, Félix Aramburuzabala, fue cofundador de Grupo Modelo, cervecera productora de Corona, Modelo Especial, Negra Modelo y Victoria, entre otras. Tras la venta de Grupo Modelo a AB-InBev, Aramburuzabala permaneció como accionista y ocupa un lugar en el Consejo de Administración de la empresa.
Tras la muerte de su padre, creó con su madre y su hermana Tresalia Capital, un Family Office para manejar sus inversiones. Tresalia significa Tres Aliadas y simboliza el fuerte lazo de unión entre las tres mujeres. También cuenta con Abilia, su empresa líder en el sector inmobiliario, con más de tres millones de metros cuadrados de espacios desarrollados en el área residencial, de oficinas, y comercial.
A lo largo de su vida, Mariasún, como la conocen sus familiares y amigos, ha tenido dos parejas. El primero de ellos fue el empresario Paulo Patricio Zapata Navarro, que es dueño y presidente de la compañía Grupo Zapata, dedicada a la fabricación de empaques que tiene alcance comercial en 20 países alrededor del mundo, sobre todo en las regiones de América del Norte, Centroamérica y Europa.
La empresaria contrajo matrimonio con Zapata cuando apenas tenía 19 años. El matrimonio duró 15 años, y fruto de él nacieron los únicos dos hijos de la empresaria: Santiago y Pablo Zapata Aramburuzabala, quien a sus 31 años y, tras el término de sus estudios en Economía y Finanzas por parte de la Universidad Metodista del Sur, en Texas; trabajó en la compañía Tresalia Capital, también propiedad de su madre.
En 2018, Pablo Zapata Aramburuzabala, contrajo matrimonio con Alessandra Lancaster y la sede de la unión fue el Colegio de las Vizcaínas, evento al que acudieron personalidades como Alejandro Nones, Michelle Fastlicht, Ricardo Barroso y el periodista Jenaro Villamil.
Además, a Pablo, el más mediático de los dos, le encanta la fotografía y las actividades al aire libre, y si son acuáticas, mejor. También es fanático del buceo, actividad que lo ha transformado en una persona paciente, perseverante, y defensora del ecosistema, pues en sus múltiples viajes por el mundo ha podido constatar el daño que el hombre le ha hecho al planeta.
En alguna entrevista que le hicieron a María Asunción Aramburuzabala, la empresaria comentó cómo fue la forma en la que hablaba con sus hijos de negocios desde que eran pequeños. En la entrevista, se le pregunta a Mariasun que en cuanto a balancear una vida de negocios con una vida con su familia, cómo es que lo hace. Cómo has combinado estos dos roles, se le pregunta, a lo que la mujer responde que la palabra equilibrio en sí, se pensaría en una balanza, 50% y 50%. “Yo la verdad, lo que no pienso que sea el equilibrio para las mujeres que trabajamos, el equilibrio no puede ser así, porque hay veces que el trabajo demanda todo y más, y tienes que estar ahí para darlo, no hay opcionalidad”.
Dice que para ella, el equilibrio fue que llegaba a su casa por la noche, y cuando tenía a sus dos hijos pequeños, estaba con ellos, los metía a su cama y ponían las caricaturas. “Nos metíamos todos a la cama y prendíamos las caricaturas, y platicábamos. Yo lo que hice fue hacerlos muy participativos de lo que estaba pasando, hay muchas familias que no les gusta platicar de las cosas de negocios, a un nivel muy sencillo, muy simple, pero yo les iba platicando, no sé, cuando hice la operación de Televisa, lo que había pasado ese día, lo que no había pasado, si era bueno, si era malo, porque era como un cuento”.
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