Fracisco Labastida Ochoa, político priista, acusó que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador favorece al Cártel de Sinaloa y cuestionó sus visitas tan relajadas al corazón del narco en México: el Triángulo Dorado.
El excandidato presidencial en el año 2000 y exgobernador de Sinaloa (1987-1992), señaló que las cuatro visitas a Badiraguato por parte del presidente no pudieron ser sin la anuencia de los criminales, pues se trata de la cuna de Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, Ismael Zambada García, el Mayo, y Rafael Caro Quintero.
“Debía haber llevado varios militares o varios marinos o varios de policía militar o varios de la policía nacional o varios de la policía del estado”, dijo el sinaloense en entrevista con la periodista Carmen Aristegui.
“Gentes de su total confianza y en número suficiente para repelar cualquier agresión que se pueda presentar”, apuntó Labastida Ochoa.
Y es que López Obrador ha sido criticado por sus detractores por las polémicas que ha generado en el bastión del Cártel de Sinaloa. Pues el mandatario se ha pronunciado por no estigmatizar a la población de la sierra de Sinaloa, Chihuahua y Durango, donde el grupo criminal ha permanecido durante décadas.
De ahí que el sinaloense se sumó a especulaciones sobre su enemigo político, aunque dejó bien en claro que no tenía pruebas de sus aseveraciones, sino un comentario específico ante las preguntas de la periodista.
Detrás pueden estar cosas muy sospechosas, pero no tengo la evidencia suficiente. Hay indicios, como dicen los abogados, pero no pruebas. Indicios que apuntan a una protección que es muy sospechosa del gobierno sobre el narcotráfico
“¿Sobre el Cártel de Sinaloa en particular?”, preguntó la periodista. “Particularmente”, afirmó Labastida.
Aunado a las cuatro visitas a la cuna de los grandes capos del narcotráfico, en Badiraguato, el político priista se mantuvo en contra de modificar las referencias históricas al Triágulo Dorado del Cártel de Sinaloa.
“Ocurre que hasta el nombre le quieren cambiar”, dijo Labastida sobre algo que consideró el colmo sobre la identificación popular de la región. En su última visita del 27 de mayo pasado, el presidente mostró su molestia y sugirió que la zona sea conocida como Triángulo de la gente buena y trabajadora o la Región de la buena vecindad.
Obviamente ilógico, si es la zona de los narcos desde hace 70 años
En su última gira a Sinaloa y Chihuahua, el presidente de la república volvió a ser foco de críticas por sus discursos permisivos con grupos criminales en el territorio que domina el Cártel de Sinaloa. Sin embargo, sigue asegurando que no sigue la política de narcoguerra y atiende causas estructurales de la violencia.
En primer lugar, López Obrador fue cuestionado por la sugerencia por cambiar de nombre al Triángulo Dorado, pero al mismo tiempo, por minimizar un narcoretén de sicarios que interceptaron a periodistas que cubrían la fuente presidencial. Incluso el gobernador Rubén Rocha Moya arremetió la cobertura al caso y normalizó el tema, aunque reveló que hubo cuatro detenidos.
Anteriormente, el presidente ha causado polémica, porque ordenó la liberación de Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo Guzmán, cuyo arresto causó un caos en Culiacán en octubre de 2019, y el Estado mexicano cedió a las amenazas de atentar contra familias de militares.
Después del llamado culiacanazo, el presidente se encontró con María Consuelo Loera el 29 de marzo de 2020 y la saludó amablemente en el contexto de supervisar la construcción de la carretera Badiraguato-Guadalupe y Calvo. López Obrador se acercó a la camioneta pidiéndole a la señora que no se bajara y le informó que había recibido su carta en que solicitaba ayuda para que interviniera en su viaje a Estados Unidos y visitar su hijo, el Chapo Guzmán.
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