Del Gallo de Oro a La Ópera: cuáles son las cantinas más antiguas de la Ciudad de México

En el centro histórico de la capital existen establecimientos en los que se puede asistir a convivir con amigos o familiares, que datan del siglo XIX

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La cantina El Nivel abrió sus puertas en 1857.
La cantina El Nivel abrió sus puertas en 1857.

En la Ciudad de México, existen algunos lugares emblemáticos que, con el paso de los años, le han dado una identidad única a la capital. Tal es el caso de las cantinas más antiguas de la ciudad, algunas de ellas con historias que se remontan incluso a siglos atrás.

Una de las cantinas más antiguas de las que se tiene registro tenía por nombre El Nivel, y se encontraba en el corazón de la Ciudad de México, justo a un costado de Palacio Nacional, actual residencia del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Se cree que El Nivel fue la primer cantina en la Ciudad de México, al menos de manera legal, pues tuvo licencia para vender alcohol desde 1857 hasta su clausura, en 2008. Ubicada en la esquina de la calle de Moneda y Seminario, entre la Catedral Metropolitana y Palacio Nacional, se dice que a la cantina incluso asistía el presidente Benito Juárez. Además, otras personalidades de la cultura y la política mexicana solían visitar el recinto, como Antonio López de Santa Anna, Luis Donaldo Colosio, José López Portillo, Carlos Monsiváis y Ernesto Zedillo Ponce de León.

Tuvo que ser cerrada en 2008 cuando la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ganó la custodia completa del edificio.

El edificio de la cantina El Nivel ahora pertenece por completo a la UNAM.
El edificio de la cantina El Nivel ahora pertenece por completo a la UNAM.

Además del Nivel, existen otras cantinas que han marcado la historia de la capital.

La Peninsular

Desde 1872 esta cantina ha servido infinidad de tragos para las gargantas secas y ávidas de una buena cerveza, tequila o incluso un aguardiente. El lugar se encuentra ubicado en la calle de Alhóndiga #26, en el local 4, colonia Centro, en la alcaldía Cuauhtémoc. Entre las personalidades que llegaron a visitar sus mesas y barra están el cantante José José, quien falleció en 2019, y la cantante del género ranchero mexicano, Lucha Villa.

El Gallo de Oro

Durante la época del siglo XIX, la política y la literatura frecuentemente se discutían en estos espacios. Tal es el caso de El Gallo de Oro, una cantina que abrió sus puertas en 1874. El lugar, ubicado en la calle Venustiano Carranza #35, en la colonia Centro de la alcaldía Cuauhtémoc, tiene una cálida luz que baña la madera de la barra y envuelve a los modernos parroquianos en un ambiente familiar para brindar al unísono.

Puedes preguntar por el menú o por la carta de cocina tradicional mexicana.

La Peninsular abrió en 1872. Foto: Facebook/Alfonso Suárez
La Peninsular abrió en 1872. Foto: Facebook/Alfonso Suárez

La Ópera

Ubicado en la Avenida 5 de mayo, en la Colonia Centro, en donde se dice el General Pancho Villa disparó y dejó la marca de un balazo en el techo del bar, que hasta la fecha puede ser apreciado. Los inicios de este lugar se remontan a 1876. La dueñas del establecimiento en ese momento eran unas hermanas francesas en cuyos planes no estaba propiamente que se convirtiera en una cantina, ya que en sus primero años, el negocio tenía el giro de pastelería.

Para 1895 las propietarias mudaron el lugar a unas cuadras, y posteriormente, la barra de bebidas y el menú transformaron el establecimiento. La decoración del lugar hará que viajes en el tiempo a la época del porfiriato, pues tiene un estilo bastante afrancesado.

Salón Tenampa

Este lugar ubicado en la Plaza Garibaldi #12, uno de los lugares con mayor tradición de la capital por sus mariachis que inundan el sitio, está por cumplir 100 años, pues se abrió al público en 1925, y desde entonces se ha mantenido activo con un gran ambiente y la cálida atención de los meseros.

Por el lugar en el que se encuentra, puede decirse que esta cantina tiene todo el espíritu de la fiesta mexicana: mariachis, tríos, tragos, botanas, y buena música.

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