Altos costos, requisitos imposibles y discriminación: los retos de rentar una vivienda en México

En el país 5.2 millones de casas son de alquiler, acceder a ellas es un desafío: pagar un renta significar destinar buena parte de los ingresos a ello y tener un perfil socioeconómico específico

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Fotos: CUARTOSCURO
Fotos: CUARTOSCURO

Para millones de mexicanos, comprar una casa es un sueño inalcanzable debido a que el costo de las propiedades es muy alto y los salarios no aumentan. La gente se ve obligada a rentar, lo cual es cada vez más difícil porque muchos arrendatarios ponen requisitos casi imposibles de cumplir para un ciudadano común y porque es necesario invertir casi la mitad del sueldo.

En entrevista con Infobae México, Máximo Ernesto Jaramillo-Molina, un experto que dirige el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG) explicó este fenómeno que afecta a personas como Rose, una mujer que ha compartido en exclusiva cómo ha sido buscar un departamento en renta en Ciudad de México (CDMX) ante los precios altos, las malas condiciones de algunos inmuebles y la gran cantidad de cosas solicitadas para comprobar que se tiene el poder adquisitivo para pagar.

Los requisitos para rentar son casi imposibles de cumplir. Foto: Cortesía de Rose Aldana
Los requisitos para rentar son casi imposibles de cumplir. Foto: Cortesía de Rose Aldana

Cuáles son los requisitos para rentar en México

En la República Mexicana 5.2 millones de casas son de alquiler, lo cual significa que en 15.2% del total de hogares se paga renta. Rose Aldana, quien solicitó ser llamada así para mantener el anonimato, está a punto de formar parte de la gran cantidad de ciudadanos que pagan un alquiler en el país.

La mujer ha estado en la búsqueda constante de un departamento para rentar en la Ciudad de México desde enero de 2022. Esto luego de que 2021, perdió la vivienda de la que era propietaria tras ser víctima de un robo de identidad, por el cual alguien se hizo pasar por ella para vender su casa, ubicada en Naucalpan, Estado de México.

Durante el tiempo que lleva buscando, Rose se ha encontrado con requisitos difíciles de cumplir. Entre lo que se solicita para poder rentar está contar con un aval que sea dueño de una propiedad en la localidad, realizar depósito en garantía e incluso pagar por adelantado hasta dos meses de renta.

Al dinero solicitado para poder ocupar el lugar, a veces se suma la inversión necesaria para presentar una póliza jurídica de arrendamiento, que tiene un costo aproximado de cinco mil pesos. En ese sentido, Aldana expuso: “Es un desembolso que actualmente con los problemas económicos que estamos padeciendo todos es imposible de solventar.”

Recientemente ha surgido también una modalidad llamada 3x1, en la que arrendadores no solo solicitan un comprobante de ingresos, sino que el sueldo mensual recibido por el posible arrendador sea equivalente a tres veces el monto del alquiler. Para ello se solicitan estados de cuenta y en algunas ocasiones la declaración ante el Servicio de Administración Tributaria (SAT).

Además, gran parte de las viviendas se encuentran en zonas no residenciales e inseguras. Al respecto, Rose dijo: “Las condiciones en las que se encuentran muchos departamentos que salen a la venta, no son suficientes para tener una buena calidad de vida.” Por si fuera poco, el costo-beneficio no es equitativo, pues buscar un lugar en renta implica enfrentar alquileres altos.

En algunas ciudades las rentas equivalen a casi la mitad del salario, cuando la ONU-Habitat estima que los gastos relacionados con la vivienda no deberían superar el 30%. Aunque los montos dependen del tipo de vivienda que se busque alquilar, lo cierto es que a nivel nacional los arrendatarios con menores ingresos destinan el 33% de lo que ganan a pagar un alquiler y en Ciudad de México la situación es peor, ya que las personas de nivel socioeconómico bajo gastan el 44% de su sueldo en ello, de acuerdo con con estudio de la Habitat International Coallition America Latina (HIC-AL) y el Instituto de de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG).

Los jóvenes y la comunidad LGBT+ son de los sectores más obligados a rentar. Fotos: CUARTOSCURO
Los jóvenes y la comunidad LGBT+ son de los sectores más obligados a rentar. Fotos: CUARTOSCURO

Los jóvenes y la comunidad LGBT+, entre los sectores más afectados

Las dificultades para acceder a un préstamo inmobiliario y la falta de fondos monetarios para comprar una casa habitación obligan a millones de personas a rentar. Sin embargo, algunos sectores poblacionales resultan más afectados que otros, tal es el caso de los jóvenes, ya que estadísticamente las personas que más rentan tienen menos de 30 años, según información difundida por la HIC-AL y el INDESIG.

De acuerdo con Máximo Ernesto Jaramillo, quien es doctor en Sociología: “La realidad es que esto afecta mucho peor a los jóvenes por la informalidad. Pocos pueden acceder y cuando acceden es a créditos bajísimos con los que solo pueden comprar en la periferia o en todo caso, si les alcanza para una vivienda mejor los pagos ocupan una parte muy importante sus ingresos”. Es por ello que en ocasiones, es preferible rentar.

Las personas LGBT+ también sufren grandes afectaciones porque al no poder comprar una vivienda además de enfrentar requisitos excesivos, en ocasiones sufren de discriminación. En entrevista con Infobae México, Sergio Orihuela, colaborador en LLECA-Escuchando la calle, compartió su experiencia durante el acompañamiento a personas de la comunidad que buscan un sitio en renta en CDMX.

Para Orihuela, quien es psicólogo social e investigador, el principal problema son los prejuicios por los cuales algunos arrendadores cometen actos discriminatorios. En ese sentido compartió: “Hay una concepción muy marcada sobre la comunidad LGBT. Pueden decirte los arrendadores: es que no queremos a personas gay porque no queremos fiestas o no queremos a mujeres trans porque son muy escandalosas o porque son usuarias de alguna sustancia y todas esas prácticas atentarían contra las normas de convivencia o podrían provocar un problema con los vecinos.”

Se trata de ideas que, pese a no tener fundamento, llevan a los caseros a rechazar rentar un espacio a quienes pertenecen a la comunidad LGBT+, incluso si el proceso de entrega de documentos y depósito ya comenzó. Muchas veces argumentan que el lugar ya fue rentado o que los interesados no cumplen con el perfil solicitado, sin embargo generalmente esto es mentira.

Además, incluso cuando consiguen rentar, la discriminación no para. Orihuela compartió lo ocurrido en la propiedad donde habitaban mujeres trans a las que apoya LLECA, un colectivo dedicado a ayudar a personas LGBT+ a salir de situación de calle. Al respecto dijo: “Nos han compartido que muchas chicas habían tenido problemas de acoso con los vecinos por este desconocimiento, por esta idea de que transgreden las normas tradicionales de convivencia.” Comentó que algunas llegaron a recibir comentarios ofensivos y hasta amenazas.

El psicólogo añadió que la gente trans es la más afectada: “No tienen los documentos suficientes para cumplir con los requisitos, muchas veces no han hecho el cambio de identidad porque no tienen el tiempo necesario o no se les ha dado el acompañamiento. Entonces a veces esos arrendadores por desconocimiento de todo este proceso que pasan las personas trans de pronto las pueden cuestionar por su identidad.”

La financiariazación de la vivienda ha llevado al encarecimiento de propiedad en renta y venta. Fotos: CUARTOSCURO
La financiariazación de la vivienda ha llevado al encarecimiento de propiedad en renta y venta. Fotos: CUARTOSCURO

Por qué las rentas son tan altas y los requisitos difíciles de cumplir

Jaramillo explicó que el encarecimiento de los alquileres y de los inmuebles en venta obedece a múltiples factores que varían regionalmente. Sin embargo, hay uno en particular que predomina globalmente: la financiarización de la vivienda. En sus palabras este término se refiere a:

“Ver a la vivienda como un instrumento financiero, entre las implicaciones está no construir vivienda con el objetivo de una habitabilidad que cumpla con todas las necesidades de un hogar, sino que está enfocado en que sea una inversión.”

Una de las expresiones de este fenómeno es la gran cantidad de departamentos destinados a ser rentados en las populares plataformas digitales que ofrecen hospedaje principalmente a turistas. Es decir que en muchas ocasiones los espacios ya no son pensados para su uso habitacional sino simplemente como un lugar de alojamiento temporal.

Lo difícil que es comprar una vivienda se refleja en lo más recientes resultados de la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI)que revelan que 51.4% de los mexicanos que rentan lo hacen porque no tienen acceso a un crédito hipotecario o no cuentan los recursos para comprar. Para el sociólogo, la intervención estatal es esencial, respecto a lo cual opina:

“Es claro que el Estado debe intervenir de cierta manera. Hay al menos dos maneras en que puede hacerlo, por un lado, puede intervenir mediante la compra de inmuebles y por otro lado, regulando el precio de la vivienda.” Pero, para lograr la regulación del mercado inmobiliario se necesita la acción conjunta gubernamental y ciudadana. Sobre esto, Máximo señala:

“Claramente para que esto suceda debe haber voluntad de los gobiernos y exigencia de la ciudadanía. Pero en casos como el de Jalisco, grandes empresas inmobiliarias son propiedad de gobernadores o familiares de los gobernantes, entonces desde ahí hay un problema de conflicto de interés muy grande.”

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