Las carreteras de México se han convertido en un punto de alerta para el Gobierno mexicano ante el alza de crímenes y presencia de grupos delictivos en distintos tramos - especialmente, en entidades con altos índices de violencia.
Bajo ese tenor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se jactó de haber desplegado más de 100 mil elementos de la Guardia Nacional (GN) a lo largo de la República, incluyendo “todas las carreteras”.
“La Guardia Nacional está en todas las carreteras para que no haya asaltos, ni homicidios, ni delitos en ningún lado”, pronunció este 30 de mayo, evocando los tres años de creación que dicha institución recién cumplió en marzo pasado.
Pese al optimismo del presidente, grupos delincuenciales continúan efectuando atracos y agresiones en las autopistas, siendo los transportistas y vehículos particulares las principales víctimas, según el Censo Nacional de Seguridad Pública Federal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La Guardia Nacional surgió el 26 de marzo del 2019 como una iniciativa de Andrés Manuel para reemplazar a la ahora extinta Policía Federal y fungir como el principal cuerpo policial de seguridad pública a nivel nacional.
Cifras del INEGI indican que el año anterior a su creación, en 2018, México sumaba 311 robos y asaltos en carreteras y puentes federales: 45.9% hacia transportes de carga; 26.7% a vehículos particulares; 17.4% a autobuses y 10% en otros eventos.
Sin embargo, para el posterior, durante el 2020, esta cifra se disparó a mil 133 incidencias; para entonces, los camiones de carga continuaban figurando como los más afectados al representar el 65.4 de los casos, mientras que los vehículos particulares se mantuvieron en 26.2%.
Aunado a ello, el Censo Nacional arrojó que fueron tres entidades las que registraron más de 100 incidencias en todo el 2020: Puebla, con 176; Guanajuato, con 152, y Veracruz, con 117.
Por su parte, Querétaro cerró el 2020 con 55 atracos carreteros: entidad que - a dos años de dicho estudio - recién el 23 de mayo del 2022, reportó un asalto masivo en el Libramiento Noreste, donde seis sujetos despojaron de sus pertenencias a decenas de automovilistas a punta de pistola.
Otro suceso del la misma índole suscitó el pasado 28 de mayo, cuando un grupo de periodistas fueron interceptados por hombres armados sobre la carretera Badiraguato-Guadalupe y Calvo - en el llamado “Triángulo Dorado”.
Al ser cuestionado por este suceso (que figura como una amenaza a la libertad de expresión), López Obrador minimizó el altercado y culpó a los medios de comunicación de “crear un escándalo”: “Tuve que decir que yo no era (Felipe) Calderón”, expresó este lunes para negar un pacto de su gobierno con el crimen organizado.
En otro momento - pero aún en materia de seguridad - el presidente mexicano presumió que el despliegue de elementos de la GN (así como de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Marina (Semar)) ha superado al establecido por las policías estatales de algunas entidades de la República.
Con ello, nuevamente abogó por la estrategia de seguridad, caracterizada por una mayor presencia de las Fuerzas Armadas (FF.AA) en las calles - que el propio el comité contra Desaparición Forzada (CED) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) señaló como una “militarización”.
No obstante, la táctica presidencial no ha parecido rendir frutos, ya que el 24 de mayo se reportó el día más violento del 2022 y el segundo con más homicidios dolosos del actual sexenio. Pese a esto, el tabasqueño ha negado en reiteradas ocasiones la posibilidad de modificar el plan de seguridad.
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