Abuso de alcohol, falta de empleo estable y otras razones poco conocidas para detener a “El Chapo”

Las autoridades norteamericanas detuvieron a “El Chapo” por otro motivos menos trascendentales, pero no por eso menos llamativos

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Joaquín "El Chapo" Guzmán (Foto:
Joaquín "El Chapo" Guzmán (Foto: REUTERS/Henry Romero)

A Joaquín El Chapo Guzmán, el narcotraficante mexicano más célebre de la historia reciente, las autoridades norteamericanas lo detuvieron, además de su responsabilidad en 10 delitos relacionados con el tráfico de drogas y lavado de dinero, por otros motivos menos trascendentales, pero no por eso menos llamativos como su historial de “abuso de alcohol o sustancias” y “falta de empleo estable”.

En el tercer apartado del documento de la orden de detención en espera de juicio, del caso número 09 CR 466 (BMC), United States of America v. Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, seguido en la Corte de Distrito del Este de Nueva York, con fecha del 20 de enero de 2017, se expuso un análisis de los motivos de la detención del ex líder del Cártel de Sinaloa, además de las constataciones realizadas en el acta de audiencia.

Entre los motivos se menciona “la contundencia del peso de las pruebas contra el acusado; su sujeción a un largo período de encarcelamiento en caso de ser condenado; sus antecedes penales; su participación en actividades delictivas mientras se encontraba en libertad condicional”.

Sin embargo, en el expediente también se enumeran otros motivos como su “historial de violencia o uso de armas; su historial de abuso de alcohol o sustancias; su falta de empleo estable; así como su falta de residencia estable; su falta de un estatus legal en los EEUU; intentos anteriores de evadir la aplicación de la ley; uso de alias o documentos falsos; y violaciones anteriores de la libertad condicional o supervisada”.

Después de un largo juicio en su contra que duró casi cuatro meses, Guzmán Loera fue sentenciado a cadena perpetua en febrero de 2019 tras encontrársele culpable de una decena de delitos relacionados con narcotráfico y lavado de dinero. Desde entonces ha estado encerrado en ADX Florence, también conocida como el “Alcatraz de las Rocosas”, donde recientemente acusó que el trato que ahí recibe es injusto.

A través de una carta a la que tuvo acceso la cadena Univisión, el narcotraficante más famoso de México expresó lo que ha padecido dentro de la cárcel estadounidense en la que ya lleva tres años. “El trato que recibo es cruel e injusto” y “He sufrido mucho. Me sirven poca comida y a menudo me quedo con hambre”, añadió.

La misiva de siete páginas, escrita en inglés, la inició recordando que es un mexicano de 64 años extraditado de México a Estados Unidos en enero de 2017. En ella aseguró que “debido al trato en ADMAX ahora yo padezco dolores de cabeza, pérdida de memoria, calambres musculares, estrés y depresión”.

Subrayó que el trato que recibe en dicho lugar es cruel e injusto, y que en consecuencia estaba sufriendo problemas psicológicos y de salud. “Yo rezo para que esta corte intervenga”, sentenció el ahora afectado.

El narcotraficante más famoso de
El narcotraficante más famoso de México expresó lo que ha padecido dentro de la cárcel estadounidense en la que ya lleva tres años (Foto: Captura de pantalla)

Guzmán alegó en su declaración jurada que ni si quiera cuando solicita atención médica le hacen caso y es atendido. Ejemplificó con un incidente ocurrido en julio del 2021, cuando los brotes de la pandemia eran severos en todo el mundo y él comenzó a toser “incontroladamente”, tenía el pecho congestionado y aún así “nunca recibí tratamiento médico”.

“He sufrido mucho estando en confinamiento solitario. Mi presión arterial se ha elevado, llevando a dolores de cabeza y ansiedad. A veces olvido cosas”

Alegó que le sirven poca comida y constantemente se queda con hambre, además de tener un trastorno del sueño porque despierta después de la medianoche ocasionado por el calor de la ventilación que es “extremadamente” fuerte y sale cada quince minutos entre cuatro y cinco veces. Eso ocasiona que su corazón comience a latir rápidamente, elevando su presión arterial.

“Aunque yo no comparto una celda y estoy dentro de mi celda 24 horas al día, funcionarios de la prisión entran a mi celda varias veces por semana para hacer registros de mi rutina, cuando ellos mueven y tocan todas mis pertenencias”, detalló.

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