Junto a la Ciudad Universitaria, en la demarcación de Coyoacán, se encuentra una colonia joven, de apenas 51 años. Se trata del Pedregal de Santo Domingo, lugar que hacia los años 50 del siglo pasado era considerado una zona inhabitable, pero que por la necesidad de hogar, cientos de familias se asentaron logrando transformarlo en lo que es hoy en día.
El Pedregal de Santo Domingo actualmente es una colonia bien establecida que se ubica entre el Eje 10 Henríquez Sureña, Avenida del Imán, Avenida Aztecas y Delfín Madrigal. Cuenta con más de cien mil habitantes, además de un largo historial de criminalidad.
Así como en las colonia del Jardines de Pedregal, Santa Úrsula, Copilco o Cuicuilco, Santo Domingo se edificó sobre roca volcánica que surgió de una erupción del Xitle hace aproximadamente mil 700 años. Sin embargo, la colonia de Santo Domingo tiene menos tiempo de existir, pues sus tierra eran áridas, estériles y llenas de rocas, por lo que durante toda la época colonial nadie se asentó ahí.
Los primeros pobladores, en la era precolombina, llegaron alrededor del año 700 de nuestro tiempo, quienes se apropiaron de la zona al igual que de Cuicuilco, donde actualmente aún se encuentra un basamento piramidal circular. No obstante, dichos asentamientos no prosperaron.
Sin embargo, varios siglos después de ellos, en 1948, los comuneros del pueblo de Los Reyes, que actualmente se encuentra al norte de la colonia, solicitaron la propiedad de dichas tierras. Aunque, según otros registros, ya les pertenecían desde 1759 de acuerdo a la Cédula Real. Los entonces propietarios utilizaban la zona para cazar.
La formación del barrio como hoy lo conocemos comenzó con varias olas de migrantes provenientes de Guerrero, Michoacán, Guanajuato, Oaxaca e Hidalgo, principalmente. Fernando Díaz Enciso, en su libro Las mil y una historial del Pedregal de Santo Domingo agrupa testimonios de los primeros pobladores; gente de orígenes humildes que llegó a la ciudad en búsqueda mejores condiciones de vida.
En su mayoría eran personas que venían de trabajar el campo, que decidieron emprender el viaje a la Ciudad de México con la esperanza de sumarse al desarrollo estabilizador que caracterizó aquella época.
Los años previos a la década de los 70 fueron conflictivos. Los invasores llegaban a instalarse en casas improvisadas hechas con madera, láminas, cartón u otros materiales que pudieran conseguir; incluso con la misma piedra que picaban de la zona. En múltiples ocasiones se presentaron enfrentamientos con los comuneros de Los Reyes que no dejaban a los paracaidistas instalarse.
Entonces, el primer día del mes de septiembre de 1971, miles de familias provenientes de varios estados de la República, así como de otros barrios del entonces Distrito Federal, arribaron a la zona del Pedregal de Santo Domingo para ganar un pedazo de tierra en una amplia extensión de terrenos desocupados, en lo que hoy en Coyoacán.
Ese día, el entonces presidente de México, Luis Echeverría Álvarez, en su primer informe de gobierno tomó la decisión de regularizar más de 60 asentamientos poblacionales en lo que hoy es la Ciudad de México, así como en el interior de la República; entre ellos, Santo Domingo. En los tres días posteriores, cerca de 15 mil personas llegaron al lugar para instalarse como pudieron: se considera la invasión territorial más grande documentada en la historia de Latinoamérica.
La organización se dio de forma inmediata. Se designaron líderes y estos distribuían los terrenos, al tiempo que cobraban cuotas. Así, entre hombres, mujeres y niños, fueron picando y dinamitando la piedra; limpiando el malpaís. Lentamente fueron desapareciendo las grandes piedras volcánicas, al tiempo que se iban extinguiendo las especies endémicas de la zona.
De acuerdo con la testimonios recabados por Díaz Enciso, al principio no contaban con ningún tipo de servicio: agua, luz ni transporte. En los primeros años el construir fue una tarea difícil, pues no se les permitía meter material. Ya que sólo contaban con una entrada a la zona, ésta se encontraba vigilada y las autoridades no les dejaban meter carros con materiales de construcción. Fue durante el gobierno de López Portillo que esto cambió.
En la actualidad, el Pedregal de Santo Domingo es una colonia más del Valle de México, aunque no es como cualquier otra. Es una de las colonias con más carpetas abiertas por robo a transeúntes, robo de vehículos y robo a negocios.
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