Cómo era la educación sexual en México en los tiempos de Porfirio Díaz

Durante el Porfiriato las ETS fueron consideradas una amenaza a la salud pública. El gobierno impulsó acciones para evitar su propagación

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La salud pública fue un tema importante en el Porfiriato. Por ello las autoridades tomaron medidas para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Foto: INAH
La salud pública fue un tema importante en el Porfiriato. Por ello las autoridades tomaron medidas para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Foto: INAH

El Porfiriato fue un periodo en el que las acciones del gobierno estaban orientadas a mantener el orden y el progreso en todos los ámbitos, incluido el de la salud pública. Es por eso que, durante el mandato del dictador Porfirio Díaz se impulsó una política para evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual (ETS).

En esa época las ETS eran una amenaza, especialmente la sífilis. El evitar que el contagio creciera se convirtió en una prioridad, sin embargo las acciones llevadas a cabo en vez de educar para prevenir, consistieron en vigilar a los grupos poblacionales que eran considerados como portadores de este tipo de enfermedades: personas en situación de calle, carteristas, inválidos por la guerra, enfermos, gente de la tercera edad pero sobre todo prostitutas y homosexuales.

En un intento por evitar el aumento en el número de contagios, las autoridades prohibieron actos considerados ilícitos por ser contrarios a los valores de la época. Pero a pesar de las prohibiciones, en el país se organizaban grandes eventos considerados entonces como “inmorales”, uno de ellos fue El Baile de los 41, en el que participaron hombres de clase alta, muchos de ellos vestidos de mujer.

Eventos considerados inmorales y peligrosos para la salud pública estaba prohibidos. Uno de ellos fue El Baile de los 41, en el cual partició el yerno de Porfirio Díaz. Foto: Mediateca INAH
Eventos considerados inmorales y peligrosos para la salud pública estaba prohibidos. Uno de ellos fue El Baile de los 41, en el cual partició el yerno de Porfirio Díaz. Foto: Mediateca INAH

En parte el escándalo adquirió gran dimensión porque en la fiesta participó Ignacio de la Torre y Mier, esposo de Amada Díaz Quiñones y yerno del presidente del país. Como consecuencia del enorme revuelo, el gobierno creó un cuerpo policial dedicado específicamente a vigilar el orden, la prostitución y la homosexualidad.

Las prostitutas también eran consideradas como causantes de la enfermedades venéreas porque eran indias o mestizas de clase social baja. Una de las más conocidas fue María Villa, mejor conocida como La Chiquita, a quien le fueron atribuidos adjetivos como galante, libertina, depravada, amante, perdida, alegre o desdichada.

El sexo era considerado maligno y las mujeres eran señaladas como responsables de tentar a los hombres. Foto: MEDIATECA INAH
El sexo era considerado maligno y las mujeres eran señaladas como responsables de tentar a los hombres. Foto: MEDIATECA INAH

Cabe mencionar que según las ideas religiosas de la época, el sexo era “maligno” y convertía a los hombres en animales. Sin embargo, no eran ellos a quienes se señalaba como los culpables del pecado, sino a las mujeres, que eran culpadas por “tentar” y provocar al género masculino con sus atributos físicos. En ese sentido, la sexualidad femenina fue reprimida durante esta etapa histórica.

Al final del mandato de Porfirio Díaz, la revolución sexual comenzaba su expansión alrededor del mundo, incluido México. Foto: Mediateca INAH
Al final del mandato de Porfirio Díaz, la revolución sexual comenzaba su expansión alrededor del mundo, incluido México. Foto: Mediateca INAH

La situación empezaba a cambiar en los últimos años del Porfiriato, a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la revolución sexual comenzaba su expansión a nivel mundial y México decidió participar en la conversaciones internacionales acerca de sexualidad e higiene. De hecho en 1910, poco antes del estallido del conflicto armado en el país, científicos mexicanos viajaron a París para asistir al Congreso Internacional de Higienistas, donde se recomendó implementar la educación sexual.

Pese a las recomendaciones, el gobierno mexicano decidió no interferir directamente en el cuidado de la salud sexual. La decisión fue tomada luego de llegar a la conclusión de que sería una intromisión en los derechos de las familias, la cual traería desestabilidad política debido a que podría ser considerada como autoritaria y contraria a la ideología liberal.

El avance hacia el surgimiento formal de la educación sexual no se detuvo al finalizar el Porfiriato en 1910. Durante la Revolución, en territorio mexicano comenzó a tomar relevancia el educar a las niñas en materia de salud sexual, debido a que eran consideradas como clave en el proyecto de mejoramiento racial que estaba en auge.

Sin embargo, el levantamiento armado significó la culminación de un periodo de grandes avances impulsados por Porfirio Díaz, quien dejó grandes legados que más de un siglo después aun son disfrutados por la sociedad mexicana.

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