Este miércoles 25 de mayo, la escritora mexicana Rosario Castellanos estaría cumpliendo 97 años de edad. Considerada como una de las escritoras más reconocidas del siglo XX, su inigualable trabajo dejó un gran legado no solo para la literatura mexicana sino para el mundo, ya que fue reconocida internacionalmente por su labor en la diplomacia, el periodismo, la promoción cultural y la docencia.
Desafortunadamente, mientras se desempeñaba como embajadora de México en Israel, Rosario Castellanos murió a causa de un choque eléctrico el 7 de agosto de 1974. La noticia conmocionó a la comunidad intelectual que conocía el trabajo de la escritora mexicana, no obstante, su muerte estuvo plagada de misterio por lo que las teorías sobre un posible asesinato o suicidio no tardaron en aparecer.
Cabe mencionar que en aquellos años el internet aún estaba lejos de ser lo que es actualmente por lo que la noticia de su muerte circuló en los periódicos y radios hasta el 8 de agosto sosteniendo diversas versiones sobre el hallazgo de su cuerpo pues mientras algunos medios sostenían que fue encontrado en las inmediaciones de la embajada de México en Tel Aviv, muchos otros señalaron que fue en su residencia ubicada en la región de Herzila.
Los reportes sobre su muerte apuntaron a que fue el propio chofer de Rosario Castellanos quien separó el cuerpo de la escritora de la lámpara metálica que le dio la descarga eléctrica; aunque aún se encontraba con vida, durante el trayecto de traslado al hospital falleció.
Durante su estadía en Israel, Rosario Castellanos tenía la misión de difundir la cultura mexicana y establecer buenas relaciones con el gobierno de dicha nación; de acuerdo con las declaraciones de su hijo, Gabriel Guerra Castellanos, la escritora disfrutaba de impartir clases en la Universidad Hebrea de Jerusalén mientras que en su país de origen su nombramiento y trabajo como embajadora fue severamente criticado.
En una serie de cartas compartidas por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) es posible percibir que Rosario Castellanos insistía constantemente en el aumento de recursos y financiamientos ya que la misma embajada no contaba con instalaciones adecuadas y el presupuesto brindado no alcanzaba para el mantenimiento y alquiler de la sede.
Bajo ese tenor, la teoría de que Rosario Castellanos probablemente padecía una depresión crónica que la orilló al suicidio cobró gran relevancia entre la comunidad que se sorprendió con su fallecimiento.
En el acta de defunción de Rosario Castellanos la causa de su muerte está catalogada como una “electrocución probable”, no obstante, años más tarde una nueva teoría sobre su muerte se difundió entre la ciudadanía.
Mientras Rosario Castellanos se desarrollaba como embajadora de México en Israel, como vicecónsul se había nombrado al diplomático Diego Iparraguirre García quien apenas contaba con 25 años de edad. De acuerdo con el medio El Vigía, antes de morir, el jurista mexicano Antonio Gómez Robledo sostuvo una conversación con Iparraguirre con quien presuntamente compartió detalles sobre la muerte de la escritora mexicana.
En la versión que manejó Diego Iparraguirre García, el jurista mexicano le confesó que supuestamente a Rosario Castellanos la habían asesinado un grupo de judíos y, aunque nunca fue comprobado, años más tarde el hijo de Antonio Gómez Robledo, Juan Manuel, declaró que su padre se sintió afligido por la muerte de la escritora pero que nunca lo escuchó sostener dicha hipótesis.
Rosario Castellanos fue una de las figuras más emblemáticas de la literatura mexicana, su pensamiento y sus fuertes ideales, que abrazaron al feminismo desde todas las labores que combinó, la han mantenido querida y respetada. Rosario Castellanos Figueroa nació el 25 de mayo de 1925 en el entonces Distrito Federal, ahora Ciudad de México.
Días después de nacer fue llevada al municipio de Comitán en Chiapas, donde vivió hasta 1941, cuando se mudó a la capital para estudiar desde la secundaria hasta el posgrado. Colaboró con varios periódicos y revistas: escribía semanalmente en el Excélsior, desde 1961 hasta su muerte.
El primer libro que publicó fue Apuntes para una declaración de fe en 1947. Dos años después se graduó como Maestra de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde conoció al filósofo, periodista, diplomático, y servidor público Ricardo Guerra Tejada, quien también fue su primer esposo. Tuvo a su único hijo, Gabriel, en 1961.
Entre artículos periodísticos, poesía, ensayos, y prosas, recibió el Premio Carlos Trouyet en 1967 y el Elías Sourasky de Letras en 1972. Su tesis de la maestría, Sobre cultura femenina (1950), comenzó a trazar los fundamentos del feminismo integracionista. A más de cuatro décadas de su fallecimiento, su legado prevalece.
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