Este miércoles se dio a conocer, en un mensaje de Twitter la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, la muerte del poeta y ensayista Eduardo Lizalde “El Tigre”, a los 93 años.
“Se nos ha ido “El Tigre” de la casa. El poeta mexicano que nos recordaba que “el amor era una blanda furia no expresable en palabras”. Hoy nos faltan justamente para lamentar su pérdida, Eduardo Lizalde nos deja un amplio legado en las letras mexicanas”.
“El Tigre” obtuvo distintos galardones, como el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en español (2017), Premio Internacional Alfonso Reyes (2011) y el Premio Xavier Villaurrutia (1970) por su obra “El Tigre en la casa”.
De igual forma Eduardo Elizalde dejó a los mexicanos y a la literatura un legado de sus obras que cuentan con poesía, cuento, ensayo y novela: La mala obra (1956), La zorra enferma (1974), Memoria del tigre (1983), Otros tigres (1999) Luis Buñuel, odisea del demoledor (2010), Tablero de divagaciones (1999), entre otros.
Es conocido como “El Tigre” porque este animal aparece en muchas de sus obras, esto gracias a la influencia de las obras de William Blake, Jorge Luis Borges Salgari y Kipling, siendo estas las lecturas que realizó en su infancia.
El Tigre es “el soltero, es el tigre, dice López Velarde. El tigre es la orfandad”.
Federico Campbell escribió un libro titulado “Conversaciones con escritores”, en el cual incluye una entrevista con Eduardo Lizalde.
En la charla que Campbell tuvo con el escritor hace una comparación entre los textos “Cada cosa es Babel” y “El Tigre en la casa”: “el poeta se enfrenta en Babel al hecho poético” y “resurge en El tigre definitivamente fincado —ubicado— en su radical, desgarradora, resignada, irónica e incurable soledad”.
Entre la estructura, comparaciones y análisis de la importancia de las palabras Federico Campbell hace algunas preguntas al poeta y en una de ellas le cuestiona sobre los patrones estéticos con los que escribe sus libros.
“Los poemas se construyen siempre bajo el influjo de ciertos libros teóricos o determinadas obras literarias. La estética de Hegel, que por ejemplo ha influido notablemente en mis ideas sobre el arte, con toda su extensión y riqueza, no ha determinado sino un aspecto muy limitado de mi trabajo poético”, respondió.
Aunque en una de su respuesta acepta que lo difícil de producir un libro adecuado es “el enorme material literario que debe ayudar a comprender qué estilo, qué forma, qué actitud artística le corresponde”.
Sobre el poema, hace algunas referencias para poder definirlo, pero lo más importante para Eduardo Lizalde es que “Un poema me importa en la medida en que me conmueve”.
“Un poema puede conmover en muchos sentidos, y la aptitud que un poeta tiene para conmover a determinados lectores se debe simplemente a la clase de temática elegida para un libro; pero una obra poética de excepcional perfección formal o de muy refinada refundición de un mundo cultural muy amplio puede conmover intensamente sólo a un determinado número de lectores especializados”.
En cuanto a las definiciones que brinda en la entrevista de Campbell, Lizalde también define al hombre como “una máquina social construida por él mismo para su deshumanización”. Además de cuestionarlo en cuanto a lo que significa para el lector los poemas en general.
“Lo que sucede es que el lector de poemas suele creer que todo lo que dice el poeta tiene que ver con la persona del poeta, y no es así. Tiene que ver más frecuentemente con la persona del lector”.
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