Cuál es la obra que Diego Rivera dejó inconclusa en Ciudad Universitaria de la UNAM

Diego Rivera llegó a calificar la obra que realizaba en Ciudad Universitaria como lo mejor que había hecho en su carrera

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Rivera fue un pintor y muralista mexicano de la primera mitad del siglo pasado.  (Foto: INAH)
Rivera fue un pintor y muralista mexicano de la primera mitad del siglo pasado. (Foto: INAH)

El mural ubicado en el Estadio Olímpico Universitario, creado por el muralista mexicano Diego Rivera, cumplirá 70 años el próximo 2 de junio. El contrato que se resguarda en los archivos del muralista toma esa fecha como punto de arranque, según información difundida por el sitio oficial de la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El pinto estableció un costo de 300 mil pesos, para el total del trabajo, en un contrato que firmó con el arquitecto Carlos Lazo, gerente general de obras, y representante de la autoridad universitaria. Según lo pactado, Rivera terminaría la obra en un lapso de tiempo de un año, algo que no sucedió, pues ni siquiera logró concluir en dos años más que el frontón de su intervención.

Es decir, el estadio que se encuentra en Ciudad Universitaria, recinto perteneciente a la UNAM, al sur de la Ciudad de México, alberga un mural inconcluso, y las razones de su suspensión, a la fecha no son del todo claras. Es necesario revisar, al menos panorámicamente, la historia de aquella creencia de que Rivera no terminó su obra en CU por cuestiones de salud, como se tiene pensado. En realidad, Diego, en aquellos años, se encontraba en pleno uso y disposición de sus habilidades creativas.

Lo cierto es que cuando Diego Rivera estaba realizando los trabajos para el estadio universitario, califica su obra como lo mejor que había hecho hasta ese momento a lo largo de su carrera. En ese entonces, Rivera tenía 66 años, y se encontraba bajo tratamiento médico contra el cáncer. Él mismo subió a los andamios y trepó por la roca volcánica que revestía el inmueble. Pensó que aún tenía mucho que compartir con el mundo y algo de eso era su obsesión con el antiguo juego de pelota, que por diferentes motivos, decidió representar en el mural de CU.

El mural inconcluso se encuentra en el Estadio Olímpico Universitario.
El mural inconcluso se encuentra en el Estadio Olímpico Universitario.

A Rivera le atraía la práctica lúdica como estructura estética del saber de las culturas prehispánicas. En la época, el pintor contaba con testimonios directos sobre las especulaciones científicas respecto del juego de pelota, su origen, motivación y consecuencias en las artes y cultura mesoamericana. Se sabe, además, de su gran colección de piezas arqueológicas, casi 60 mil, en la cual presumía contar con esculturas alusivas al juego de pelota.

En sus memorias, explica que logró ser testigo de una excavación en Teotihuacán, en la cual pudo ver un fragmento de fresco en Tepantitla, en la que aparecía un juego de pelota alterno, que permitía el uso de manos y una especie de “bat”, distinto al conocido, que se juega con las caderas. Según el muralista, este hecho probaba un modo de juego vinculado con una experiencia original de interpretar la cosmogonía prehispánica.

Rivera comenzó a contar la historia a varios de sus conocidos arqueólogos, teniendo como respuestas indiferencia y burlas. A su parecer, las culturas de Occidente mesoamericano, fueron las responsables de una variante del juego muy peculiar. Actualmente, a partir de nuevos estudios etnográficos y hallazgos arqueológicos, los especialistas han dado la razón a las especulaciones del pintor, pues se ha verificado la variante del juego en las culturas de Occidente.

Se sabe que Rivera conformó un conjunto de jugadores de pelota, cuyas piezas pertenecen a la región antigua de Colima. En tres piezas de cerámica, Rivera encontró una articulación del juego con mano y bat, muy similar a moderno béisbol. Así, donde los antropólogos veían dos guerreros, uno con macana y otro lanzando una piedra, con otro sosteniendo una pequeña cesta, el muralista logró entender un bateador, un pícher y un cácher.

Rivera formó parte de los artistas y arquitectos que construyeron CU.
FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM
Rivera formó parte de los artistas y arquitectos que construyeron CU. FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM

Cuando a principios de los años 50 del siglo pasado recibe la invitación para integrarse al equipo de artistas y arquitectos que construirán CU, el artista diseña un proyecto mural para adecuarlo al Estadio Universitario. En aquel tiempo, los trabajos de su casa-estudio Anahuacalli, que albergaría su colección arqueológica, se encontraban muy avanzados. Su amigo, el arquitecto Juan O´Gorman colaboró con él en estas tareas.

Esto explica por qué Rivera creó un boceto para el estadio, lleno de referencias a su colección de piezas prehispánicas. Según lo dicho por el mismo artista, el tema del mural era el deporte y, en su entrecruce con el arte prehispánico, aparece la escena del juego de pelota.

Por desgracia el proyecto quedó en el olvido, y “por cuestiones administrativas y políticas”, como decía Rivera, no se pudo concluir el mural, y solo se hizo la parte central de este.

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